jueves, 16 de noviembre de 2017
"ESTIGMA DE LOS DIFERENTES"
miércoles, 8 de noviembre de 2017
EN ALGUNA PARTE DE NINGÚN LUGAR
Millones de párvulas vidas, de un lado y del otro,
con párvulas ilusiones, emprenden el camino a la gran
confrontación.
Puñados de decrépitos ancianos, de un lado y del otro;
azuzan a los párvulos para que lidien, sin tener alguna
razón.
Los párvulos, de un lado y del otro, se enfrentan en batallas
y ofrendan su sangre al campo...
Los grupos de decrépitos ancianos, de un lado y del otro,
monitorean las batallas, observándolas por televisión.
Párvulos y ancianos, de un lado y del otro,
esgrimen sueños y conceptos para su intervención.
Entre la pestilencia de los cuerpos párvulos, de un lado y
del otro,
los decrépitos ancianos, de un lado y del otro,
repartirán medallas y pésames a párvulos mutilados y a madres
desconsoladas que no entienden por qué fue la lucha, qué motivó la gran
desazón.
Ha llegado el momento de reclamar botines, honores y
dignidades saqueadas, de un lado y del otro.
Los decrépitos ancianos, de un lado y del otro,
evalúan si fue un buen negocio, o una inversión que se
perdió.
Los párvulos, de un lado y del otro, que devoren su mierda.
La guerra ya acabó.
Hay párvulos de quince y veinte. Créanme, de un lado y del
otro.
Si una madre llora a un crío adolescente, el llanto
derramado, de un lado y del otro… es por un párvulo que murió.
miércoles, 1 de noviembre de 2017
ALETEA FENIX
Conversé con el ángel; tengo aún sus lamentos runruneando mi
espacio. Una de sus lágrimas cayó en mi palma; fue un contacto lacerante.
Sonreía su carita de niño, pero sus ojillos no cesaban de manar penas y soledad
contenida, que sus comisuras, arrugas y cicatrices del tiempo, canalizaban
hacia el polvo cruel.
Tenía la postura de un anciano simio y la actitud de un sabio
que nada entiende.
*-¿Te atormenta tú soledad?
**-¡No, ya no! Pero siento profunda tristeza pues tuve que
decirle que estábamos muy viejos para que me espere volver con otro rostro. El
túnel ya no tarda en aparecer ¡lo siento!
Ella acarició mi melena y muchos de mis canos cabellos
quedaron entre sus dedos. Ahora deberá recorrer el sendero sin mí...y andar en
soledad mata lentamente. Agonizas una eternidad. Yo sé mucho de ello; pues tuve
piernas de gacela, más no me ayudaron a escapar. Siempre estuve aquí… sólo corría
en círculo...
*-¿Te trajo deleite que ella acariciara tu cabeza?
**-Esa caricia fue extemporánea, me correspondió en otro
tiempo, ahora es lejana… es ajena…
jueves, 19 de octubre de 2017
ESTE VECINDARIO DONDE COMEMOS PECADOS
Ya puedes estar tranquilo, ya no hay que temer. Viajé hacia
CERTEZA y puedo jurarte que todo esto no es más que un sueño, me estás soñando
a mí. Lo que leíste sobre transverberación nunca fue escrito, lo que vociferó
la guitarra de Hendrix nunca fue tocado, tu andar nunca fue caminado… ni
siquiera tus dolores fueron sentidos nunca, tus retinas jamás miraron nada, las
injurias y cobardías de Carlos M. Salazar Ramirez nunca fueron pronunciadas.
Todo es irreal. Ya no debes preocuparte por si cuando no estés más aquí el
mundo pueda ser o no diferente, porque nunca te irás… porque nunca estuviste
AQUÍ…porque AQUÍ nunca existió… Porque todo es sólo el sueño de un soñador que
nunca soñó. Allá afuera, sin más, hay un humo verduzco que carece de humareda y
no tiene color.
Lo siento, loco mío pero debía decírtelo. Estoy cansado de no
existir y tú te empeñabas en mantenerme vivo… Lo siento… Lo siento…
lunes, 2 de octubre de 2017
DEDOS DEL ANGEL ARQ. Y LA ALIANZA CON LOS CABELLOS DEL SOL
Arañamos una fecha implorando al hacedor de hombres, al
diseñador de vidas. Si hay magia, si hay la tentación de morir y renacer a cada
instante, que desafinen en sus cantos las sirenas… pues se equivocaron de
pregón. Que vengan esos días en color azul pastel, aquí aguardaremos sentados sobre
estas frías rocas; hemos de entibiarlas pues serán el lecho donde un sueño ha
de reposar…
martes, 12 de septiembre de 2017
RETORNARE AYER
-Te traje hasta aquí. He sido tu guía entre la oscuridad,
pero este umbral deberás atravesarlo solo. Allí dentro están tus demonios más
recónditos y debes enfrentarlos en soledad. Esa oscuridad te pertenece; debes
saldar lo que tengas pendiente con tus infiernos, yo esperaré aquí tu regreso.
Una lejana luz mortecina de color naranja era todo lo que
quebrantaba la penumbra en que se sumía el lugar. Apenas si podía distinguir en
siluetas las esferas irregulares diseminadas en la cercanía. Más allá, sólo la
vasta lejanía perdiéndose en la negrura.
Arrastrando los pies, para facilitarse el tanteo de lo que
pisaba, el “Buscador” fue deslizándose entre las esferas, algunas superaban la
altura de sus hombros, y se estremecían, era evidente que contenían algo en sus
entrañas.
La madre de los pánicos estaba haciendo presa de él, pero si
había llegado hasta allí, no cabía la opción de detenerse. Debía continuar. Lo
peor que podía ocurrirle era morir, y sin embargo estaba consciente que la
muerte, por terrible que fuera, sería la antesala a su renacimiento.
Repentinamente reconoció aquel aroma que se le hacía familiar. Estaba en el ambiente, y rapidamente invadió por completo sus pituitarias ¡Sí! Era la
fragancia del “Éxtasis 69”, ese perfume barato que, con orgullo, Emérita solía
aromatizar su piel.
Dio unos pasos a tientas, tratando de ubicar la procedencia
del aroma, pero tropezó y cayó sobre una de las esferas, descubriendo que esta
y las demás eran cascarones como de grandes huevos y estaban quebradas de tal
forma que se podía acceder a su interior. Algo latente, con vida, había en su
interior.
Quiso salir corriendo y huir, pero ¿hacia dónde? Estaba completamente desubicado. No recordaba
en qué dirección quedó el umbral por donde ingresó a ese extraño mundo.
Entonces se contuvo.
La fragancia del “Éxtasis 69” se hizo más intensa. Moviéndose
a gatas localizó su origen; provenía desde uno de los cascarones. Para qué
otear al interior si igual no vería nada…
Largo rato estuvo allí, quieto, entremezclando su miedo y su
curiosidad. La fragancia fue tornándose en un llamado feromonal, al extremo que
el ingresar al cascarón se le presentaba como una urgencia. No lo dudó, entró.
Lo que había en su interior, empezó a moverse agitándose en
suaves ondulaciones que fueron rozando su humanidad, cada vez con mayor
atrevimiento. Su dermis era suave y delicada, inquietante, perturbadora, y
hasta excitante. Se recostó sobre lo que allí se meneaba y tuvo algo similar a
una cópula. Fue tan intenso todo que luego cayó en un adormecimiento, pero
consciente.
Desde su parálisis pudo percibir que estaba siendo devorado
vivo por aquello que momentos antes le había proporcionado placer, como una
amante. Quiso gritar pero no pudo. Su cuerpo estaba siendo mutilado a
dentelladas, y él no podía moverse, ni su boca podía emitir sonido alguno, sólo
le quedaba ver en siluetas el festín del cual él era el manjar. Luego… la nada.
Cuando volvió la luz, no consiguió recobrar ni el movimiento
ni el habla. El guía introdujo en una de sus fosas nasales una pequeña
cerbatana y por ella sopló algo que llegó hiriéndole, en su recorrido, hasta el
mismo cerebro. Las convulsiones fueron aviso de que su cuerpo estaba allí ¡No
había sido devorado! Tampoco había fuerzas para alegrarse, pero sintió alivio.
Alguien puso entre sus manos una patata recién cultivada que
todavía tenía tierra húmeda pegoteada a su cáscara
-Abrigala, que ella se llevará el color gris de tu aura-
Luego le colocaron un paño sobre los ojos. Lo último que escuchó fue:
-Hoy lograste vencer.
Mañana retornaremos al umbral puesto que aún te quedan
muchas…batallas…contra…tus…de…mo…ni…oooooo…ssss…
jueves, 31 de agosto de 2017
VERSOS EXTRAVIADOS
-Han puesto chasquidos de piedras, tintineo de monedas, voces
de calumnia y mentira en mi camino. Intentan evitar que lleve a cabo la misión
que se me encomendó: Entregar los mensajes que me dicto “EL GRANDE
*-¡No te quejes! Eres león, ellos… simples hienas. Por eso
ríen cuando no amerita risas; envidian el brillo que te da la luz que
estigmatiza a los diferentes; tu mirada les asusta, y tu ruido les perturba,
pues no lo entienden…
- Pero… Soy el portavoz de un alarido que quizás no debió ser
gritado aún. No sé si tenga fuerzas para continuar mi rol de eco…
*-Lo harás, lo harás… El camino que estás haciendo con tu
andar, en su momento servirá de piso, para que los intolerantes de ahora
retocen. El “SENDERO PARA VOCES MUDAS” ya tiene tus huellas.
- Déjame descansar.
*-¡No amigo mío! Debes levantarte ahora mismo y continuar;
esas hienas quedaron atrás pero aparecerán fieras y envidias nuevas.
viernes, 25 de agosto de 2017
EN LA SETA 17
Aquí quedaste aguardando, sin siquiera saber que esperabas...
más, esa ilusión fue tu motivo; esa luz al final de la escalera se empeñó en
hacerte vivir ¿Ahora se apagó esa luz? ...No importa. Mientras pueda, día a día
tomaré mis pinceles y dibujaré una bella sonrisa en tu rostro. Con ella
intentaremos espantar la negrura y el mal olor de nuestros cubículos. Día a día
pintaré tus labios en arco... aunque todo sea una farsa, sonreirás para mí… y
ambos disfrutaremos lo fingido.
viernes, 11 de agosto de 2017
Video ¿DE DONDE VENIMOS, HACIA DONDE VAMOS?
Monólogo sobre mi libre pensamiento acerca de nuestra procedencia
y destino, para nada tengo, ni siquiera la menor intención de atacar o herir
susceptibilidades con respecto a la fe y creencias religiosas de nadie. mi
único afán es exponer mi libre pensamiento acerca del tema.
lunes, 10 de julio de 2017
"FIERA"
Video (Música e imágenes de Oswaldo Mejía)
Muestra de parte de mi obra pictórica sobre mi propuesta
plástica Surreal-erótica, El vídeo ha sido editado con la música
correspondiente al track "FIERA". Un Heavy, de letras con contenido
erótico. La canción es de mi autoría en composición y arreglos musicales, así
como la ejecución de la guitarra líder junto a mi otrora banda
"Brebaje".
jueves, 29 de junio de 2017
"MI VIENTO AGUARDA POR MARIPOSA"
Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía
Cap 8 del libro "Delirios del Lirio"
(Derechos de autor, protegidos)
¿A qué Dios travieso se le ocurriría crear esta demencial
jungla de concreto? Te atrapa, te asfixia, tiene sabor a encierro y condena.
Confina las almas hacinándolas en una soledad acompañada que, por ilógico que
parezca, vuelve cada vez más distante a quienes más cerca tienes.
Aquí todos ignoran a
todos, sólo te toman en cuenta cuando posees algo que les resulta útil y entonces
traman cómo quitártelo. Los senderos están atestados de seres bípedos, muchos
de ellos con cabeza de cerdo, buitre, reptil, hiena y cualquier clase de
alimaña que puedas imaginar. Estas bestias transitan dándose mordiscos y
gruñéndose unas a otras de manera constante. Las cabezas de animal son producto
de la vil creación de los SEÑORES DE LA OSCURIDAD. Son ellos quienes se las
injertan como condecoración a quienes se destacan por su maldad. El caos es un
orden vertical impuesto por el régimen del poder. En este orbe el cielo siempre
se muestra frío y gris, al igual que el suelo donde predomina ese tono
luctuosamente grisáceo.
Estos señores controlan todo: Los alimentos, las diversiones
y… las emociones. Concibieron puertas que deberían servir para facilitar la
entrada a diferentes lugares; hay millones de ellas pero todas inviolables pues
las mantienen obstruidas. Nada tiene razón de ser aquí. Quienes fungen de ser
guías espirituales, cobran en monedas o en especies la tarea de llevar mensajes
de plegarias o peticiones a entes crueles que ellos representan como seres
alados correteando alegremente entre las nubes. Su pregón es que si no pagas,
los de arriba te lanzarán terribles castigos. El miedo, la angustia, la soledad
y la avaricia alimentan y ceban al odio, no dejando espacio para el amor.
A quienes predicamos sobre el amor, nadie quiere oírnos y
quienes por alguna razón ajena a su voluntad nos escuchan, inmediatamente se
alejan y nos denuncian. Si te atrapan, la pena por hacer apología al amor es someterte
a una intervención quirúrgica que consiste en aserrarte el cráneo y extraerte
del cerebro todo resquicio de tus convicciones. Con ello, los SEÑORES DE LA
OSCURIDAD obtienen dos propósitos: Que no vuelvas a recordar tú predica y que
por la costura de alambre con que volvieron a unirte el cráneo, la fauna de
afuera te identifique fácilmente como un castigado por sedición al régimen.
A mi me denunciaron, me atraparon y me sometieron a la
lobotomía, según ellos, para limpiarme de pensamientos protervos. Desconozco
cuanto tiempo anduve por allí, privado de argumentos y mi particular elocuencia
para hablar del amor, mas ese sublime sentimiento no pudieron extirparlo de mi
esencia, todo el tiempo lo albergué en mi pecho. Esos estúpidos SEÑORES DE LA
OSCURIDAD no saben que para matar al amor deben arrancarte el corazón, aunque a
ellos sólo les interesa que no hables de “eso” ya que están convencidos de que
es un virus nocivo que se propaga a través de la palabra.
He vagado por esta fría jungla de concreto, atestada de
zoomorfos adoradores del odio, sin poder recordar ni una palabra amorosa y pese
a ello, mis entrañas estaban henchidas del más sublime de los sentimientos.
Aconteció un día…Como un paria, un apestado a quien nadie se
le arrima por temor al contagio, me recosté entre unos montículos de impurezas
y desperdicios. Cuando se siente el frío de la soledad, hasta la tibieza de la
inmundicia te parece acogedora. Estaba semidormido cuando un cosquilleo
recorriéndome el antebrazo derecho, llamó mi atención. Me iba a rascar pero al
momento de hacerlo, vi una hermosa oruguita de cuerpo blanquecino y cabecita
amarilla que pugnaba por alcanzar mi hombro ¡Se veía tan tierna! Parecía buscar cobijo en mí. La tomé
delicadamente entre mis dedos y la coloqué sobre mi hombro. Creo que ambos nos
sentíamos a gusto en mutua compañía. Lentamente se deslizó por mi clavícula,
ascendiendo por mi cuello. Ya no lograba verla pero el hormigueo que me
provocaba su andar me iba dictando su posición. Sentí que había alcanzado el lóbulo
de mi oreja y la fricción de su cuerpecillo me hizo sonreír, me proporcionaba
un enorme placer la cercanía dérmica que estábamos experimentando y así, con
esa agradable sensación me quedé dormido… caí en un sueño profundo.
A partir de aquel día recuperé mi otrora capacidad para
platicar sobre el amor. Al despertar me reencontré con un léxico que juzgué
perdido. Lo primero que pronuncié fue “Permíteme adorarte”. Jamás dejé de estar
atiborrado de amor pero una vez vuelto a recuperar el don de la prédica, con
esa encomienda me puse en marcha. Iba de aquí para allá vociferando sobre la
existencia del amor con palabras que se habían enquistado en mi cerebro, el
órgano que gobernaba mi humanidad y me dictaba aquello que debía pronunciar.
Los parias como yo -que no eran pocos- se mostraban interesados en mi
elocuencia y a medida que yo iba disertando, más y más adeptos se sumaban a la
amorosa filosofía que predicaba.
Ocurrió un hecho extraño a partir del instante en que comencé
a escuchar el dictado interno de mis discursos… cada día, al despertarme,
hallaba una taza conteniendo avena y al costado, unos mendrugos de pan.
Una mañana en que estaba desperezándome luego de mi reparador
sueño nocturno y me disponía a coger mi rutinaria taza con avena,
sorpresivamente, me vi cercado por una turba de zoomorfos que me gruñían y
amenazaban con clavarme los dientes. Algunos gritaban:
-¡Aquí está, él es el predicador!- presa del pánico, no
atinaba a nada, apenas si intentaba esquivar las dentelladas de los más
exaltados, ni siquiera intentaba ponerme de pie, sabía que era inútil, no tenía
chance de huir, todo lo que podía hacer era permanecer estático… esperando lo
peor.
De pronto, la multitud abrió paso a cuatro zoomorfos con
cabeza de hiena que, armados de unas varillas de madera con puntas de metal,
empezaron a herirme despiadadamente sin dejar un centímetro de mi cuerpo a
salvo, aunque lo hacían con meticulosa dosificación. Era notorio que su
intención era dañarme pero no matarme. Estaba empapado en sangre y en estado de
shock cuando dos de ellos me tomaron de los brazos, me levantaron en vilo y me
llevaron a rastras por entre la multitud. A mi paso sentía la presión y el
impacto de las mordidas que me profería la turba y sin embargo no sentía dolor.
Al recobrar la consciencia, me vi atado de pies y manos a una
fría tarima de metal mientras que un zoomorfo con cabeza de buitre, valiéndose
de unas tenazas, iba cortando las costuras de alambre con que cosieron mi
cráneo aquella vez que por predicar el amor, fui condenado por sedición.
Terminada su faena de quitarme las costuras, el cabeza de buitre, con la tapa
de mi cráneo en sus manos, llamó a sus compañeros que estaban muy concentrados
en la práctica de lobotomía a otros supuestos sediciosos al régimen.
-¡Miren lo que este tenía alojado en su cerebro!- Gritó el
cabeza de buitre-¡Es una crisálida de mariposa con alas de corazón! ¡Maldición,
la profecía está por cumplirse!
Dicho esto, los cirujanos y asistentes de la sala, se
arrodillaron en actitud de adoración y cubriéndose con las manos sus rostros de
buitre, se sumieron en desesperadas plegarias a sabe Dios qué demonios.
La tapa de mi cráneo quedó flotando en el aire y de ella
empezaron a refulgir destellos rosados y violáceos. De entre ellos, apareció
una pequeña masa ovoide latente, con el color marrón y el brillo lustroso de un
insecto. Los resplandores se hicieron más intensos, encegueciendo a los cabezas
de buitre, mas no a mí que podía ver todo lo que ocurría con suficiente
nitidez. La masa ovoide latió con más frenesí, retorciéndose hasta que la parte
superior se cuarteó en forma de cruz y de ella emergió una agraciada criatura
femenina de piel tan blanca como la nieve y cabellos como los rayos del sol.
Tenía unas preciosas alas de rojo carmesí en forma de corazón y mientras las
desplegaba con orgullo, me dijo:
-¿Sabes que a ti te correspondería una cabeza de asno por tu
testarudez y necedad? Pero como el amor se nutre de esas taras-virtudes y tú
tuviste bastante de ello para alimentar mi metamorfosis pues…quedas exento de
ese castigo.-
A continuación, liberó mis manos y pies y sobre la tarima de
metal donde estuve recostado dejó una taza de avena y los mendrugos de pan.
Luego me hizo una señal con su dedo índice para que la siguiera. Cuando me
levanté para coger la taza de avena y los mendrugos de pan, noté que el piso
estaba encharcado con un líquido sanguinolento de un repugnante color verde
petróleo que descendía a borbotones por las paredes y techo, como si el
mismísimo infierno estuviera desangrándose. Entre el horror, flotando en aquel
lugar, yacían cuatro plumas blancas. De los cabezas de buitre sólo quedaban sus
ropajes y las cabezas de ave rapaz con los ojos desorbitados, pugnando por no
hundirse, como si se empecinaran en ser mudo testimonio de lo que allí ocurrió.
Luego de traspasar un largo pasadizo, de paredes y techo que
también sangraban, salimos a un mundo diferente, colorido, con el cielo
azulado, propio de un día soleado. Mariposa emprendió vuelo y yo seguí su
rumbo. A nuestro paso, grupos de parias sonrientes, uno a uno, fueron
acoplándose a nuestro peregrinar. Recién entonces reparé en que tenía el cráneo
destapado pero no me importó… continué mi camino tras de Mariposa.