sábado, 24 de junio de 2023

DESTIEMPO DE LAS OFENSAS




Cap 6 Los "Dioses que cayeron del cielo"
Cuento de Oswaldo Mejía
  (Derechos de autor, protegidos)



En las entrañas del planeta, la vida de los Dioses continuaba entre el tedio y la desidia, sin más estimulo que atender sus necesidades básicas, tal como alimentarse y cada vez más esporádicamente, copular con la única hembra. Esta forma de vida, aburrida y monótona, se había convertido en una verdadera tortura… ni siquiera quedaban vestigios de los celos iniciales por los favores sexuales de la única fémina, de quien nunca pudieron resolver su infertilidad reproductiva…

Para combatir la rutina idearon experimentar con los más descabellados juegos sexuales grupales pero sólo los satisfizo por un corto período. La pasión se había esfumado por completo y sin ella, el interés sexual iba decreciendo; ni la desbordante agudeza de TEO era capaz de imaginar algo para revertir esa realidad. A la desidia y el hartazgo se sumó la desazón, la depresión y luego,  la desesperación.

Una noche, contraviniendo las estrictas órdenes impartidas por TEO, los otros dos Dioses varones, se dieron maña para, a escondidas de TEO, salir a la superficie.

Ante su asombro, el panorama que hallaron afuera era muy distinto al que vieron y dejaron aquel día en que tapiaron la entrada a su albergue. A lo lejos divisaron, apenas iluminados por el resplandor cómplice de la Luna, el activo transitar de decenas de seres similares a ADEN y EIV, en un intento por conseguir presas en una cacería nocturna.

Con extremo sigilo se acercaron al grupo, situándose en  un lugar que les permitiera espiar a las criaturas con mayor detalle.  Para su sorpresa vieron que  a pesar de que sus pequeñas estaturas en proporción a la de ellos, las hembras resultaban muy atractivas. El descubrimiento les generó gran exaltación y se propusieron volver a la noche siguiente.

Al retornar a la gran bóveda subterránea, TEO que había descubierto su fuga, los aguardaba indignado pero calmo y sensato. Fiel a su esencia y con actitud casi paternal, esperó sus explicaciones…

-TEO, allá afuera, el mundo está poblado con los hijos de ADEN y EIV. Lograron sobrevivir. Son muchísimos… habitan en las laderas de las montañas, en cavernas que les dan abrigo y protección. Creemos que deberíamos contactar con ellos, al fin y al cabo, somos sus Dioses, nosotros los hemos creado, además ten por  seguro que lo haremos con o sin tu consentimiento.-

Y así aconteció. Noche tras noche, los Dioses volvían a merodear a las criaturas del mundo exterior. Algunas veces hasta el mismo TEO participaba de estas observaciones encubiertas, entendió que entremeterse en la vida de aquellos seres era una manera de ayudar a su creación a superarse y una forma de ayudarse a sí mismos a no morir de hastío.

En principio se trazaron el objetivo de reconocer a las criaturas con cualidades de liderazgo e identificarlas como tales, denominándolas “ALFAS”.

A estos escogidos solían aislarlos y sumirlos en trances hipnóticos y  en ese estado, les transmitían mensajes e información que consideraban de utilidad para su desarrollo técnico, sin obviar lo concerniente a la espiritualidad. Se les instruía en la construcción de armas y herramientas cada vez más sofisticadas y eficaces. Les facilitaron el descubrimiento de métodos para obtener y transportar el fuego, edificar refugios más seguros y acogedores, además de instarlos a rendir culto a los Dioses que los crearon y de los que quizás nunca escucharon, pues era posible que ADEN y EIV hubieran omitido u olvidado hablarles de ellos.

Pero resulta indudable que la atracción que ejerce el transgredir órdenes y reglas era intrínseco a la esencia de estos seudo-Dioses venidos del espacio…

Durante una de las sesiones de observación en que no asistió TEO, los otros dos Dioses varones cercaron y atrajeron a dos de las criaturas hembras y copularon con ellas, dejando sus semillas divinas en las entrañas de estas. Este delicioso juego se hizo usual y repetitivo toda vez que TEO no estaba presente. Muchas de las hembras quedaban preñadas con semen divino y posteriormente se producía el nacimiento de híbridos, con una estatura significativamente mayor, y dotados de un coeficiente mental muy superior al común de las criaturas originales.

A la postre, estos híbridos serían llamados “TITANES” y convivirían con los pertenecientes a  la raza de sus madres que, a la sazón, se les llamaría “Los Normales”. 

Esta actitud deshonesta de los dos Dioses fue radicalmente censurada  por TEO, ocasionando una gran disputa de razones y argumentos que desencadenó en la ruptura de la divina trinidad masculina.

Los Dioses infractores fueron expulsados del refugio apenas con algunas herramientas a cuestas, viéndose obligados a buscar donde construir un nuevo escondite donde guarecerse.

Aunque continuaron con sus vedadas prácticas sexuales con las hembras Normales, habían perdido muchas de las herramientas y facultades para interferir e influenciar en las mentes de la raza humana pues TEO se encargó de eliminarles o al menos disminuirles ese poder, privándoles de llevarse consigo la tecnología contenida en la bóveda-refugio. Ello no les quitaría su deidad, pero serían Dioses errantes, Dioses disminuidos, Dioses castigados; Dioses resentidos ansiosos de reivindicación.

Aquí me permito otra hipótesis: “No importa si tu verdad es auténtica, si eres el vencido, el perdedor, el desterrado, tu verdad será tomada como negativa y siempre perdurará como positiva la verdad del vencedor, aunque esta, esencialmente tenga deficiencias”. Los Dioses desterrados tenían argumentos quizás valederos para haber actuado de la manera en que lo hicieron, pero si TEO y su pareja se encumbraron como victoriosos y quedaron como dueños absolutos de la tecnología y de la bóveda-refugio, tendrían más posibilidades de imponer y hacer prevalecer su verdad como la  más absoluta. Lógicamente este nuevo e inesperado contexto desencadenaría encarnizados conflictos entre ambos bandos de Dioses por captar adeptos para sí entre Los Normales. Sabían que quienes perdieran la hegemonía serían considerados Demonios, por las criaturas que en conjunto, en un pasado crearon.

Ambos grupos, desde sus ángulos y perspectivas continuaron relacionándose e interfiriendo en las mentes de estas criaturas según sus propios cánones, propósitos y conveniencias.

Afuera, el clima varió drásticamente en incontables ocasiones, obligando a Los Normales a evolucionar físicamente hacia diversas etnias, según su ubicación geográfica y las exigencias climatológicas.

Continuará...




(Pieza única. Año 2015. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)


ATARDECERES ROJOS




Cap 5 Los "Dioses que cayeron del cielo"
Cuento de Oswaldo Mejía
  (Derechos de autor, protegidos)



Una noche, cual vulgares ladrones, se filtraron en una de las navecillas. Una vez estuvieron en el interior, ambos se vieron invadidos por un profundo sentimiento de culpa pero ya estaban allí y no había razón alguna para abortar su propósito.

EIV era la de la iniciativa absoluta y por tanto, fue ella quien tomó posesión del asiento de mando de la nave.

Tal como debía suceder, por defecto aparecieron las cánulas y electrodos que se conectaron a su cuerpo ¡Fue el umbral de la fatalidad! Por cada uno de los conductos comenzó el suministro de hormonas que la nave juzgó deficientes en el organismo de EIV. Adrenalina y hormonas estimulantes de la sexualidad invadieron el torrente sanguíneo. EIV se sentía rara, algo le estaba sucediendo, sus latidos se aceleraron y un bochorno desconocido hasta ese momento irrumpió en su esencia. Se asustó y de un salto abandonó el sillón liberándose violentamente de las cánulas y electrodos…demasiado tarde…ya tenía en sus arterias suficiente caudal hormonal para convertirse en una hembra en el más amplio sentido de la palabra.

Los ruidos alertaron a los científicos, que raudos salieron a ver qué estaba sucediendo. El caos se impuso esa noche. Gritos, luces de linternas y reflectores dieron lugar al desconcierto.

El miedo e instinto de protegerse y salvaguardar a su compañera, emitieron un inmediato dictado al cerebro de ADEN… ¡Huir! Recordó las escotillas por donde solía ver a los Dioses sentándose en ese sillón y a continuación, las naves emprendiendo vuelo.

ADEN, sin medir consecuencias, ocupó la butaca y nuevamente aparecieron las cánulas y electrodos que se ensamblaron a su cabeza, brazos, piernas y tórax. Tal como le ocurrió a EIV, las cánulas bombearon hacia el interior de su organismo, las hormonas, aunque por el prolongado tiempo de exposición, en mayor volumen, por lo cual su propensión sexual sería mayor que la de la hembra.

Gracias a su instinto de conservación, consiguió que la navecilla se elevara en busca de la ruta de acceso al exterior. En pocos segundos ADEN y EIV estaban a bordo de la nave recorriendo en veloz huida el ducto de salida del refugio. En pocos segundos se hallaban surcando los cielos.

Ambos estaban aturdidos. Las hormonas recientemente inoculadas, se manifestaban procurándoles una turbación desconocida hasta el momento. Por primera vez reparaban en su desnudez, por primera vez se percibían como hembra y macho. ADEN miraba pasmado a EIV. Su humanidad quedó expuesta en la erección lógica de su virilidad. La visión de ello, entusiasmó instintivamente a EIV, quien fue acercándose, anhelosa, para sentarse sobre las piernas de ADEN. La cópula fue intensa. Mientras ADEN continuaba recibiendo el flujo de hormonas a través de las cánulas y los electrodos, el placer era indescriptible. Él poseía la efervescencia y EIV, el poder de aprovecharse de ese estado de exaltación para someter al macho que no  podía pensar en otra cosa que doblegarse ante  los caprichos de ella. Ambos, cada uno a su modo, se sentían Dioses.

Desde los laboratorios, en la gran bóveda subterránea, los cuatro científicos, desesperados, se limitaban a monitorear por medio de una gran pantalla de circuito cerrado, lo que estaba ocurriendo en la nave secuestrada.

De pronto, ante los ojos de ADEN y EIV apareció una gran masa flotante, resplandeciente, cubierta de antenas y aberturas multicolores. Si bien jamás habían visto a los IMPLACABLES, a secas habían escuchado a los Dioses hablar de ellos.  La intuición, combinada con su incipiente inteligencia, les hizo comprender que se trataba de ellos. La única opción racional era escabullirse, alejarse y buscar refugio al amparo de sus creadores.

A toda velocidad, alcanzaron la entrada de la bóveda subterránea. Ingresaron provocando colisiones, roces y estragos, rematando con un aterrizaje forzoso y accidentado. Abrieron la escotilla y bajaron chillando y dando brincos, presas de un descontrol emocional extremo.

Los Dioses que ya estaban al tanto de todo lo ocurrido, los capturaron y se dispusieron a darles un escarmiento.

-¡Malditos peludos! Por su culpa LOS IMPLACABLES saben que estamos aquí-

-¡Matémoslos!- propuso uno- ¡Estamos perdidos pero ellos merecen morir antes que nosotros!

En aquel momento habló TEO con esa autoridad que le confería ser el líder, el que gobernó la nave cuando huyeron de los confines del universo, el que  resolvió cómo y dónde vivir y de qué modo diseñar el mundo que había creado para albergarlos:

-No podemos matar a nuestra creación, son nuestros hijos. Expulsarlos del paraíso es todo lo que podemos hacer; desterrarlos de nuestra esfera, arrojarlos al exterior y que sea la naturaleza la que decrete su suerte. Arrojémoslos muy lejos y Tapiemos la entrada de manera tal que jamás recuerden donde estamos y nunca puedan ubicarnos. Nosotros seguiremos viviendo aquí pues aquí no podrán hallarnos LOS IMPLACABLES. Desde aquí seguiremos siendo los Dioses de este mundo, nuestro mundo…

La sentencia de TEO se concretó sin demora. ADEN y EIV fueros desterrados y abandonados a su suerte y libre albedrio, portando como única arma, su inteligencia. Nunca más sabrían nada del paraíso del que fueron arrojados.

Abandonados a su suerte idearon cubrir su desnudez con las pieles de animales que aprendieron a cazar, vagaron por el mundo, se hicieron diestros en el uso de palos y piedras como armas y herramientas; se dedicaron a la recolección de frutos y granos obteniendo así una gran variedad de comestibles para ampliar su dieta; lidiaron con las otras especies y fueron víctimas de enfermedades... se llenaron de hijos, envejecieron y finalmente murieron.

Sus hijos procrearon más hijos hasta que su prole se convirtió en la especie dominante de la superficie del nuevo mundo.

Continuará...




(Pieza única. Año 2015. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)


lunes, 12 de junio de 2023

LLAMAME PROMESA




Cap 4 Los "Dioses que cayeron del cielo"
Cuento de Oswaldo Mejía
  (Derechos de autor, protegidos)



Se estableció como norma, realizar los experimentos en varias parejas y de acuerdo a los resultados, hacer la posterior selección. A los que más se aproximaban a la meta concebida se les mantenía dentro de la gran bóveda subterránea, tenazmente monitoreados y con sus necesidades bien atendidas. Los que no cumplían con las expectativas de los ensayos, eran dejados libres en el exterior donde se daba casi por seguro que sucumbirían pues al ser de frágil constitución y no poseer la inteligencia necesaria, difícilmente podrían adaptarse al siempre hostil medio ambiente, entonces no podrían pugnar por alimentos ni adecuarse a las inclemencias del clima que eran extremas.

Los corolarios de los últimos experimentos eran considerablemente alentadores. Las habilidades manuales de las criaturas iban en aumento, repercutiendo de una manera cada vez más sorprendentes, así como su destreza para almacenar y utilizar los recuerdos y proyectarlos a la consecución de objetivos a futuro.

Asimismo, habían conseguido que poseyeran un pensamiento lógico pero fue en este período de optimismo que sobrevino un cambio radical en el aspecto físico de los peludos.

Los descendientes de los que fueron sometidos a las transfusiones de ADN, perdieron casi por completo su pelambre y por tanto se hicieron más vulnerables, corriendo el riesgo de morir de frío o de deshidratación, en caso de calor extremo, pero como estaban dotados de inteligencia, los científicos no se dieron por vencidos y continuaron experimentando con una de las parejas escogidas al azar.

Muy entusiasmados con los logros obtenidos, aspiraban más, querían acercar a sus criaturas a la perfección. Así fue que resolvieron inhibirlos de apetitos sexuales, suprimiendo, de manera inducida, el riego de hormonas como es estrógeno y la testosterona en sus organismos, hasta concebir el éxito de su trabajo y darlo por concluido una vez que constataran que eran competentes para reproducirse tal y como se había planeado…a imagen y semejanza de ellos mismos: sin pelambrera, erguidos, pero no tan altos como los Dioses-científicos ya que la  osamenta de estos seres era notoriamente más pequeña que las de sus creadores.

Debían poseer además, comprensión y discernimiento para creer en deidades,  así como manejar y respetar los códigos de ética y moral.

Tomando en cuenta lo antes narrado, me permito plantear mi hipótesis de las “Deidades escalonadas”

 

“DIOS ES LA ARMONÍA UNIVERSAL, ESA ENERGÍA QUE TODO LO PUEDE… ES EL TODO, ES LO QUE TIENE LA CAPACIDAD DE CREAR UN TODO DE LA NADA, LO QUE NOS OTORGA CON SU CREACIÓN, LA COGNICIÓN PARA TRANSFORMAR Y MANIPULAR MÁS VIDA”

 

Claro que para plantear esta conjetura de libre pensador, utilizo como recurso la ficción en la cual, Los “GRANDES SEÑORES”, maniobraron y transmutaron vida, allá, muy allá, en los confines del universo. Fue así que se convirtieron en los “Dioses” de una raza a la que pertenecían los cuatro científicos prófugos. También ellos llegaron a este mundo, transformaron y manipularon la vida. En definitiva, se convirtieron en los Dioses de este orbe, los “Dioses del escalón inmediato”. Su creación los vería, ulteriormente, como sus Dioses y quién sabe, nunca llegarían a enterarse siquiera que esos Dioses eran, del mismo modo, creación de otros Dioses y estos, a su vez, de otros que estarían en escalones más elevados y distantes.

 

El ensayo iba camino al éxito. La pareja de peludos, a quienes los científicos pusieron por nombres “ADEN” y “EIV”, respondía positivamente a todas las evaluaciones. La meta era cada vez más ambiciosa; no les alcanzaba con lo obtenido, pretendían hacerlos inmunes al paso del tiempo y a las enfermedades, al igual que sus creadores.

De momento, a pesar de estar dotados físicamente para la procreación, habían sido bloqueados hormonalmente por los científicos. Los Dioses del nuevo planeta todavía no creían propicia la cópula entre ellos ya que sería contraproducente con las nuevas dosis de ADN que los científicos continuarían donando y suministrando a sus flamantes criaturas.

ADEN y EIV, macho y hembra, vagaban y retozaban entre la benevolencia que la inmensa bóveda subterránea les brindaba. Eran como niños sin estímulos sexuales que no reparaban siquiera en su desnudez. La temperatura del ambiente era placentera, la comida estaba al alcance de sus manos y las enfermedades y el dolor… inexistentes. Vivían en un medio bastante análogo al del vientre materno.

Lamentablemente, siendo la imperfección recurrente y hereditaria, a través de su ADN, los cuatro Dioses del nuevo mundo se la habían transferido como legado genético a ADEN y EIV.

La inquietante avidez de ser igual a sus creadores iba apoderándose de EIV, cada vez con mayor frecuencia e intensidad. Pasaba largas horas ensimismada, observando las lucecillas exteriores de las naves mientras estaban detenidas en los hangares. Las luces titilaban en una serpenteante secuencia que la mantenían abstraída en tentadoras elucubraciones y presunciones tan convincentes que aumentaban con el correr de los días.

ADEN y EIV ya habían desarrollado la cualidad del lenguaje y el habla.

*-ADEN ¿Sabes por qué los Dioses no nos permiten subir a sus naves? Yo creo tener la respuesta. Si lo hacemos, si subimos, podríamos llegar a ser como ellos…también nosotros podríamos ser Dioses.-

**-Pero… EIV, yo no quiero ser Dios. Somos felices, no necesitamos más.-

Pese a la resistencia de ADEN, la inquietud ya estaba instaurada y se había grabado como un estigma en la mente de EIV… ya no podía librarse de ella. Ahí seguían esas lucecillas serpenteantes sobre las naves, incitándola a transgredir, a ir contra lo prohibido… pero para infringir requería de la complicidad de ADEN. Cometer una falta entre dos o más también era un reflejo condicionado que había venido intrínseco al ADN de los Dioses y que ahora estaba en sus genes. La tentación de alcanzar la igualdad con los que ellos consideraban sus divinidades era cada vez más invasiva en EIV, convirtiéndose en una obsesión que de manera constante se empecinaba en compartirla a ADEN, conminándolo a acompañarle a saltar la valla de lo vedado.

Continuará...




(Pieza única. Año 2015. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)


ORQUESTA PARA LA PROFECIA




Cap 3 Los "Dioses que cayeron del cielo"
Cuento de Oswaldo Mejía
  (Derechos de autor, protegidos)



Todo parecía logísticamente resuelto. Tenían un lugar seguro donde habitar, la facultad de auto proveerse de alimento y aunque sólo había una hembra, se las arreglarían de la mejor manera para compartirla evitando en lo posible, conflictos por ello.

Los cuatro científicos llegaron al grupal acuerdo de turnarse para la copula. La promiscuidad es vedada o permitida por la moral y la ética, pero estas reglas sociales son dinámicas y sensibles a adaptarse a las necesidades, y en este contexto, la promiscuidad era una solución.

Concluida la construcción y equipamiento del refugio, de manera subrepticia, amparados por la complicidad de las noches, decidieron salir y aventurarse a explorar el exterior. Entre estos paseos exploratorios y de sondeo aprovechaban para arrojar trocitos de algas en las aguas circundantes con el propósito de que las mismas se aferraran al limo de las playas para desarrollarse con sus nutrientes. Si ello ocurría, conforme fueran creciendo, irían produciendo oxígeno en el perímetro, elemento vital para germinar tipos de vida como las que ellos conocían. Es sabido que en cuanto aparece una forma de vida, esta originará otras que pugnarán por devorar y alimentarse de la misma.

Efectivamente, las algas crecían y poco a poco fueron produciendo oxígeno, propiciando más vida pues fomentaban la aparición de bacterias y mohos que las parasitaban. En corto tiempo, la costa fue colmándose de efervescente vida, siendo caldo de cultivo para nuevas formas de vida. El tiempo transcurría y esas formas de vida primitivas iban tornándose más complejas.

A fin de lograr que cada permutación morfológica se convirtiera en herencia genética, los científicos hacían cortos raid en pequeñas naves que habían construido y dotado de alta tecnología para desestabilizar, por momentos los polos magnéticos del planeta, plano físico, que permitiría imprimir de manera indeleble cualquier variación en las características físicas de estas emergentes formas de vida como información perenne en su ADN transmisible a su descendencia. Con ello conseguirían que las mutaciones sufridas por estos especímenes, fueran transmitidas a sus descendientes, haciendo de su reproducción, réplicas casi exactas de sus progenitores.

Lograr todos estos cambios había llevado muchísimos años y por extraño que parezca, los cuatro científicos no envejecían, ni siquiera había deterioro en su salud física y sus facultades mentales. Permanecían jóvenes, saludables y muy activos.

Trabajaban arduamente en sus proyectos. La extensa bóveda subterránea en la que residían, rebosaba de vegetales y frutas que brotaban incesantemente debido a las aclimataciones artificiales que las estimulaban a ser fructíferas en toda época del año.

En sus pocos momentos de ocio, los tres varones, respetuosos de lo estipulado, se alternaban para copular con la mujer y por lo tanto, ella gozaba de licencias para pasar largas horas durmiendo durante el día siendo mínimos sus quehaceres y obligaciones. Su única labor impostergable era la de proporcionar placer carnal a los varones. Cualquier otro compromiso podía esperar, y en caso de que fuera urgente, se le confería el derecho de escoger a uno de ellos para que lo realizara en su remplazo, dadivas concedidas por su exclusividad como hembra.

Lamentablemente, los seres pensantes también tienen instalado en sus cerebros la tara ancestral de anhelar la pertenencia exclusiva del ser que es objeto de placer. Sucedía entonces que aunque racionalmente se intentara guardar cierta armonía entre esa promiscuidad forzada, instintivamente los celos se exteriorizaran y de vez en cuando hubiera rivalidades y discordias; no obstante, eran obligadamente disimuladas ante los dictámenes instaurados e impuestos.

Más la armonía, siempre es frágil y sensible a ser quebrantada. Con el paso del tiempo notaron que ella, por alguna inexplicable razón, estaba incapacitada para procrear. Grave contratiempo ¿Qué hacer con un mundo a su disposición si no hay prole a quien entregárselo en herencia? Resignarse a la esterilidad no resultaba sencillo de admitir y mucho menos cuando ellos poseían el conocimiento para generar vida y manipularla…facultad por la que habían sido condenados y obligados a huir… Pero el remediar ese detalle, podía postergarse. Había problemas mucho más álgidos con urgencia por resolver.

En el exterior, los seres vivos continuaban evolucionando, dando origen a nuevas especies: arbustos y árboles frutales, insectos, reptiles, peces, anfibios, aves y gran variedad de criaturas cuyos cuerpos estaban cubiertos de pelambrera, pululando por doquier. Fueron incontables las veces en que el clima sufrió cambios dramáticos. Gran parte de las aguas se evaporaron formando nubes, cediendo su lugar a la masa continental visible.

Los experimentos de manipulación genética eran constantes y sin distinción entre todas las formas de vida existentes pero había un esmero especial en los que se llevaban a cabo con los seres peludos.

Se escogían parejas, hembra y macho, se les llevaba al interior de la caverna-refugio  y allí se experimentaba con su ADN intentando variar su información genética  para instalar en ellos, habilidades, patrones de conducta y características físicas que los acercaran en mayor medida, a prototipos que en un futuro pudieran resultarles útiles como mascotas, mano de obra e incluso aliados, si se presentaran circunstancias que lo ameritaran.

Conforme iban progresando los intentos, los especímenes resultantes de estas manipulaciones eran liberados en la superficie para que fuera la selección natural quien se encargara de determinar si eran o no aptos para la supervivencia.

Tras numerosos experimentos fallidos, los resultados se iban tornando prometedores. Los subsiguientes peludos manipulados, habían desarrollado manos con dedos pulgares que les permitían asir objetos y blandirlos como armas o herramientas. Sus columnas vertebrales inicialmente encorvadas iban asumiendo posiciones cada vez más erguidas, muy semejantes a las posturas corporales de sus creadores, los cuatro científicos. En los laboratorios todo era júbilo y las expectativas,  muy esperanzadoras.

Había llegado el momento crucial. Escogieron algunas parejas de peludos y luego de comprobar su estado saludable, acordaron agregar a sus genes, ADN extraído de los mismos científicos. El propósito era instalar en los cromosomas de los peludos, la inteligencia y la cosmovisión de la creación divina.

Continuará...




(Pieza única. Año 2015. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)


LA LOGIA DE LOS INMORTALES




Cap 2 Los "Dioses que cayeron del cielo"
Cuento de Oswaldo Mejía
  (Derechos de autor, protegidos)



Los siete puntos iniciales que venían tras los fugitivos iban creciendo y tomando formas cada vez más definidas. Podían distinguirse nítidamente los alerones de cada uno, al igual que sus puntiagudas narices apuntando su objetivo cual dardos que amenazan con atravesar la musculatura de la razón y las vísceras del alma.

La mujer, absolutamente fuera de control, no cesaba de chillar mientras se revolcaba en un rincón. Los otros dos, afirmados a las paredes de la nave, permanecían atónitos, con los rostros desencajados, mirando  la nada con las pupilas dilatadas desmesuradamente. Es posible que cada uno, en silencio, estuviera expiando arrepentimientos, elevando oraciones a quién sabe qué fuerza divina. Sólo TEO mantenía una pizca de cordura mientras luchaba en el intento por mantener el rumbo de la nave sin estrellarse contra alguno de los planetoides, asteroides y formaciones pétreas o metálicas que vagaban por la gran bóveda del universo.

El pánico había alcanzado los picos límites soportables cuando el más joven de los científicos lanzó un alarido:

- ¡Los Implacables se detuvieron!-

-¡¿Qué pasa?!-preguntó TEO en un grito desesperado pues estaba imposibilitado de mirar hacia atrás, hacerlo sería exponerlos a estrellarse contra cualquier cuerpo celeste errabundo.

-¡Díganme qué pasa allá atrás!-volvió a reclamar ante la falta de respuestas.

Los tres tripulantes restantes observaban por las escotillas constatando con gran alivio que Los Implacables habían abandonado la persecución. Hay tiempo para tragar saliva, menguar la dureza de los rictus y aspirar largas bocanadas de aire. Los corazones aquietaron sus latidos impidiendo el desbocamiento… casi, casi, se comenzaba a tocar un clima de calma.

En ese preciso instante repararon en el silencio de TEO “¿Por qué dejó de interrogar a los gritos? ¿Por qué su repentino mutismo?” Su mudez era densa y pesaba.

La pequeña nave se estremeció de un modo violento.  Repentinamente una magna turbulencia azotó friccionando la parte externa del vehículo, lo cual termino bloqueando la capacidad de las mentes de los fugitivos que no atinaban a pensar en otra cosa que no fuera aguardar la inminencia de una explosión, bien de sus cerebros, o bien de la misma nave que les cobijaba.

Efectivamente, TEO había sufrido la espontánea pérdida del habla. Tenía los labios separados pero los dientes apretados, los ojos desorbitados, las manos y los pies crispados, la espalda, cuello y nuca, adheridos a presión contra el respaldar del sillón de mando. Afortunadamente, su mente aún conservaba la lucidez suficiente para proseguir emitiendo órdenes telepáticas a la nave.

Los otros tripulantes habían caído al piso y se revolcaban en él como gusanos sobre un sartén caliente, tomándose la cabeza con las manos, tapándose los oídos en el vano intento de protegerse del chirrido ensordecedor que ocasionaba el roce de la nave contra la turbulencia. Sólo TEO poseía lectura visual de lo que ocurría y lo enfrentaba desde la estoica convicción de quien se sabe solo y pertinente ante una lucha circunstancial en pro del grupo que lo requería como “Solucionador”.

Los Implacables se detuvieron pues a tiempo advirtieron que delante de ellos había un agujero negro, gigantesco hueco de naturaleza anti-material con capacidad de atraer y devorar cualquier elemento que osara acercarse a su llamamiento succionador, oportunidad que no tuvo TEO, quien en la loca huida no pudo contrarrestar la inercia de la nave llevándola directamente a las fauces del agujero devorador de materia. Ya no había tiempo para auto-culparse de nada, simplemente ignorar la sensatez y a cambio, hurgar entre los dictados que brindan los reflejos. -La vida nos consiente agobiarnos, y caer en la desesperación pero de ninguna manera permanecer quietos ante las adversidades pues será en ese preciso instante que la ley de la selección natural nos señalará como no aptos y nos eliminará por ser incompetentes para continuar en esta brega-.

Por cuánto tiempo se prolongaría esta torturante situación era imposible de calcular. Cuando las emociones son expuestas a situaciones extremas todo se percibe a eternidad. Finalmente hasta la misma muerte, intuyo, debe concluir en paz… y esto también concluyó. Había sido lo más semejante a un alumbramiento: Trauma, dolor, pánico y luego, el demencial sosiego de la incertidumbre, pero sosiego al fin.

La dramática experiencia había culminado. El contexto viró la situación hacia la calma. Ante los fugitivos se presentaba, en contraste a lo recién acontecido, un ambiente tranquilo. Allí refulgían tonos que variaban entre el celeste y  un turquesa tenue. Debajo de la navecilla se alcanzaba a ver una gran esfera flotante cubierta casi en su totalidad por agua y algún que otro aislado trozo de masa continental, pero resultaba atractivo. La quietud seducía y TEO decidió aterrizar.

No hubo palabra alguna, sólo miradas desconcertadas, mentes conmocionadas y cuerpos que se movían por inercia. Así descendieron de la nave. El aire era irrespirable dada la inexistencia de oxígeno, un detalle momentáneo con factibilidad de ser salvado, ya que los cuatro estaban dotados de trajes inteligentes que al instante les proveyeron de elementos para gozar de un hálito fluido.

-Creo que este es un buen lugar para ocultarnos de Los Implacables. Viviremos de manera subterránea pero debemos apresurarnos, es preciso que desaparezca todo rastro de nuestra presencia aquí- Fueron los primeros dictámenes de TEO.

De inmediato y valiéndose de rayos láser más otras sofisticadas herramientas de desintegración, se dedicaron afanosamente a cavar galerías de acceso hacia el subsuelo.

Tras arduos meses de duro trabajo lograron dar forma a una extensa bóveda subterránea de varios kilómetros de extensión, dotándola de luz,  temperatura  y abastecimiento de oxígeno de manera artificial. Elementos necesarios que les permitirían vivir cómodamente, proveerse de alimentos de lo que sembraran y cosecharan, utilizando las diversas semillas que habían traído para tal fin. Concluida esta fracción de su obra, camuflaron celosamente la vía de acceso a lo que sería su escondrijo y amparo. Siempre estaría latente sobre sus cabezas la amenaza de ser hallados por sus perseguidores, una psicosis de la que jamás podrían liberarse mientras tuvieran vida. Más, momentáneamente, estaban seguros… Y la vida hay que vivirla día a día, mientras es posible.

Continuará...





(Pieza única. Año 2015. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)


domingo, 4 de junio de 2023

RETO A LOS OLVIDADOS




Cap 1 Los "Dioses que cayeron del cielo"
Cuento de Oswaldo Mejía
  (Derechos de autor, protegidos)



Allá, muy allá, en los confines del universo; en un lugar remoto de esos cuyo origen llega a nuestro entendimiento siempre velado por un manto de incomprensibilidad sobre el que se embriónan dogmas... Allá, donde de manera constante mueren y nacen astros, estrellas y galaxias…y sin embargo cuando señalamos con nuestros dedos índices su ubicación, sólo se distingue una densa negrura que la sugiere como ajena a cualquier génesis. Allí empezó esta gesta que entre oníricos mensajes me ha sido narrada.

En uno de esos distantes mundos, sólo Dios sabe en qué tiempos, el orden establecido estaba regido por imposiciones dictatoriales y normas irrefutables provenientes de las lenguas del inefable “CONSEJO DE LOS GRANDES SEÑORES”, grupo mítico de “mandamás” sin rostro visible, que se auto conferían el poder de determinar cómo y hasta cuándo se definía la existencia de “LOS COMUNES”. Ellos decidían sobre los demás: Qué debían comer, cómo debían vestir, de qué debían enfermarse, el modo en que podían divertirse y hasta las causas por las que debían morir. Ir en contra de algunos de sus inquebrantables mandatos significaba hacerse acreedor a severas represiones que fluctuaban en un rango, que iba desde la tortura y confinamiento perpetuo hasta la pena de muerte, más aún si el delito cometido era la realización de cualquier tipo de experimento genético. Esa atribución se la tenían reservada para sí mismos; si alguien osaba infringir esta última regla, el o los infractores serían condenados a la inmediata eliminación de su existencia en cuanto fueran ubicados por el escuadrón denominado “LOS IMPLACABLES”.

A la sazón, cuatro científicos guiados en parte por el común sentido del ansia de conocimiento, así como también por la primitiva tentación de jugar a ser dioses, desobedeciendo la autoridad implantada, habían estado efectuando estas vedadas experimentaciones de manipulación de genes, cada vez de manera más atrevida, lo cual los fue poniendo bajo sospecha y posteriormente en evidencia. Ello, al desatar la ira del CONSEJO DE LOS GRANDES SEÑORES con su rebelde actitud, los calificaba como presas, por defecto, del grupo encargado de aplicar la pena capital, “ad hoc” para estos casos.

Aunque suene a inútil, pues Los Implacables tenían la fama y el prestigio de jamás haber dejado escapar condenado alguno que se les encomendara capturar y eliminar, el cuarteto inculpado y sentenciado, sabiéndose descubiertos, emprendieron la presunta estéril huida. 

Rápidamente abordaron una nave pequeña, que por sus dimensiones garantizaba velocidad y maniobrabilidad. El equipaje era casi nulo, tanto como las exiguas provisiones, tal si se tratara de la consciente premonición de una fuga destinada al fracaso inminente pero igual… Nadie con sus cabales intactos se resigna a aguardar en quietud a la muerte. La reacción siempre será correr, huir, buscar alejarse físicamente del fin de los fines. En cambio fueron muy cuidadosos en llevar a bordo gran cantidad de semillas y algas diversas.
Los destacados científicos, tres varones y una mujer, cuyo delito había sido, justamente, manipular con el génesis de la vida, ahora estaban en condición de penados fugitivos a bordo de una navecilla espacial que por muy rápida que fuera no ofrecía la menor garantía de cumplir el propósito de evadir el encargo del escuadrón de Los Implacables.
Ni bien cerraron la escoltilla, TEO, el científico de más edad y ascendencia entre los cuatro, tomó posición del sillón de mando desde donde se guiaba la pequeña nave. Esta, de manera aparentemente absurda, no estaba dotada de timón alguno ni artificios que pudieran favorecer el enrrumbamiento.

 Ni bien TEO se instaló en el asiento, algo más de una decena de cables emergieron del mismo conectándose esmerada y milimétricamente a diversas partes de su organismo. Electrodos y agujas se adhirieron a su cabeza, pecho y extremidades. Casi al instante, por el interior de las cánulas se hizo visible el torrente de líquidos que de manera invasiva iban penetrando en el organismo del piloto de turno. Adrenalina y otras hormonas sintéticas, entre ellas estimulantes del impulso sexual como la testosterona, eran introducidas al flujo sanguíneo de TEO en dosis tan escrupulosamente específicas como su metabolismo necesitara para afrontar las circunstancias que se presentaran. El suministro de adrenalina era constante.

De pronto la nave se puso en movimiento. El pánico era colectivo, la histeria amenazaba con desestabilizar la cordura. Sólo TEO, ayudado por las mencionadas hormonas sintéticas, encaminaba la crisis hacia un stress positivo. 

La navecilla partió rauda, gobernada mentalmente por TEO que guiaba el curso por impulsos telepáticos dictados desde la lucidez inducida por el riego hormonal a que era sometido, con reflejos específicos y acertados que le permitían sortear y evitar colisionar con cuanto obstáculo aparecía en su camino. Superada la atracción magnética natural que ejercen los cuerpos celestes, la nave comenzó a devorar miles de kilómetros en el espacio libre. Todo fue quedando atrás: los lugares, los recuerdos… la vida misma estaba siendo reemplazada por la incertidumbre de ir “hacia no sé dónde”. El objetivo de alejarse de la muerte se estaba cumpliendo y sin embargo los temores no cesaban, simplemente se transformaban y eran suplantados por nuevas aprensiones. Esto es una constante de la existencia misma y en ese contexto no cabía la excepción. 

Tras de ellos, a lo lejos, de manera súbita, se hicieron visibles siete puntos flotantes que poco a poco fueron creciendo y adquiriendo la relevancia de siniestras presencias punzantes provocadoras de angustia y dolor en el alma de los fugitivos.

¡Claro que sí! Si era uno de los escuadrones de Los Implacables, jauría volátil de siete naves de caza pilotadas por expertos en el arte de acechar, acosar, emboscar, atrapar y ejecutar. Despiadados matadores por encargo y muy responsables… disfrutaban apasionadamente del cumplimiento del rol que se les había asignado, y ahora estaban allí, a sus espaldas, husmeando y deleitándose con el miedo de los fugitivos… el juego previo del depredador instantes antes de devorar a la presa.

La navecilla con  los cuatro científicos era apenas un punto deslizándose entre la inmensidad del espacio, transportando el espanto que provoca la cercanía de la muerte… cada vez más cerca, reclamando por el festín de su sangre.

Continuará...





(Pieza única. Año 2015. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)