¡Bienvenido al repollo, amor mío!
Llevo mucho aguardando tu triste mirada.
Hoy viniste asustado, mas no olvidaste tu sonrisa de niño
cínico.
No sé cuánto te dañaron allá afuera, ni quienes lo hicieron…
Tengo brazos para rodearte como se te antoje.
¡No temas esta noche, amor mío!
Si trajiste lágrimas, seré tu abnegada madre.
Si trajiste de lo otro, seré la hembra demente de tus
fantasías.
Quizás mañana al partir, ni desees volver la mirada.
Te iras con las manos vacías de recuerdos míos.
¡Y volveré a esperarte, amor mío!
Siempre habrá un camino de regreso.
Aunque tu retorno sea con otro rostro, aquí estaré
aguardándote.
Ven con tu mirada triste y tu sonrisa de niño cínico.
Trae tus lágrimas, o trae de lo otro… pero ven.
¡Bienvenido al repollo, amor mío!
¡Bienvenido a mi soledad de madre!
¡Bienvenido a mi calor de amante…!
¡Bienvenido al repollo, amor mío!