Camino a prisa, él, Oswaldo Mejía, me cita en una cafetería
próxima a su estudio. A pesar del frío reinante no puedo dejar de apreciar el
sudor de mis manos. Hombre de rostro adusto y fama de solitario empedernido que
no suele salir de su “santuario”, ese lugar improfanable, me concede una hora
de su tiempo. Voy con mi grabador y una guía de preguntas que él se encargará
de invalidar pues la conferencia se torna un diálogo entre amigos. Cuando me ve
entrar, se pone de pie y su porte, su estatura, no hacen más que amilanarme
¿Estarán mis preguntas a la altura de este “grande” del arte? Me da un beso,
corre mi silla –un verdadero caballero- y ocupa su lugar. Pedimos dos cafés e
iniciamos nuestra plática. Sus ojos de mirada penetrante destellan un brillo
que deja al descubierto su cordialidad y calidez humana. Se esfuman el artista
y la entrevistadora, me aflojo y pienso que puedo hablar con absoluta libertad
pues se lo nota más que dispuesto para dar comienzo a la “conversación”. Repaso
mentalmente la primera pregunta, al instante se hace innecesaria mi guía, será
el mismísimo Oswaldo Mejía quien irá forjando con sus respuestas, la seguidilla
de preguntas.
M.J. - ¿En cuál de todos lo géneros pictóricos se encuentra
el tuyo y cómo lo definirías?
O.M - Creo que podría encasillarse en la corriente
surreal-erótica aunque yo prefiero denominarla automatismo subconsciente ya que
casi nunca trabajo sobre un concepto preconcebido. Suelo sentarme ante mi
espacio-santuario de creación y me dejo llevar por los dictados que fluyen de
manera descontrolada desde mi subconsciente en formas, de metáforas y
simbologías que muchas veces ni yo mismo puedo descifrar. Mi obra, tanto pictórica como literaria esta
cargada de estas realidades alternativas que aparecen como sugerencias y
estímulos para que quien esté frente a ellas pueda tener un diálogo activo
consigo mismo y pueda ver y reconocer en su libre albedrio algunos tópicos que
les serán dictados por su propio subconsciente.
M.J. - Sin embargo debés tener una fuente de inspiración,
algo que lo movilice ¿Verdad?
O.M - Mi fuente de
inspiración consciente, creo que debe ser la figura femenina. El desnudo
femenino en mi obra es recurrente y hasta podría decirse que es invasivo.
Siempre esta allí reclamando protagonismo.
M.J. - Observando tus ilustraciones se nota el exaltamiento del cuerpo de la mujer pero llama la atención que en la mayoría, ellas aparezcan sin rostro o con rostros que no son humanos, a veces parecen máscaras, otras tienen cabeza de monstruos e incluso, objetos que no son personificaciones ¿Cuál es la causa, qué parte de tu inconsciente asocia estos elementos emblemáticos con la anatomía humana? Porque debe haber una explicación, eso creo.
O.M - En realidad ese
tema requeriría de un psicoanálisis exhaustivo pero intentaré dar una
explicación desde mi posición indocta: Mi hablar artístico es producto de los
muchos momentos traumáticos que me deparó la vida, traumas que luego sublimicé
en mi arte. Aunque para mi propio asombro en mis últimos trabajos empezaron a
aparecer mis personajes, con más frecuencia, con rostros humanos. Ello debe ser
producto del cambio de mi subconsciente interpretación, visión y percepción de
lo que me esta tocando vivir.
M.J. - Vale decir que tu inconsciente ya no se interesa por
los recuerdos traumáticos sino más bien por un presente de bienestar emocional.
Esto queda de manifiesto en el cambio de colores, más intensos, brillantes,
matices alegres, por ponerle un adjetivo, además de la aparición de rostros femeninos, muchos de ellos con semblante candoroso
¿Querés hablarme de ello?
O.M - Quizás no hablemos de ausencia de recuerdos traumáticos
ni de bienestar emocional radicales pero si de una recomposición de actitudes y
forma de interpretar la vida, lo que posiblemente me esté permitiendo tener
mejor iluminación en mi universo subconsciente, y entonces mi hablar se haya
tornado más colorido y con una visualización más objetiva de la naturaleza de
mis personajes...
M.J. - A propósito de “hablar”. Una de las cosas que llama la atención en tus
creaciones es esa particularidad de acompañar cada una de tus ilustraciones con
un texto, sea poema o prosa ¿Cómo y por qué surge esta convivencia, cuál es la
necesidad que te impele a escribir textos que podrían considerarse casi como
irrelevantes con la imagen?
O.M - Es que no son irrelevantes ni una ni otra. Cada una,
prosa e ilustración se complementan y aunque parecieran no tener una relación
lógica cada una es la llave que abre la puerta hacia los mundos alternativos
que propongo y que en conjunto, como binomio, al final serán un paseo por el
subconsciente de cada espectador.
M.J.- ¿Cómo se conjugan el artista plástico con el escritor?
O.M - Es la primera vez en mi vida que ocurre esta
convivencia. Antes siempre ocurría que el artista plástico mataba al escritor,
el escritor al músico, el músico al escultor, y así indistintamente se mataban
para erguirse en la exclusividad. Ahora se les dio por convivir en armonía al
escritor y al artista plástico. Mucho de mí y en mí está sufriendo cambios
radicales.
M.J. - A mi entender, esto te convierte en un artista de vanguardia ¿Te considerás un artista de vanguardia?
O.M - Creo no ser yo el indicado para sindicarme como
vanguardista, eso lo dejo como potestad de quienes tienen oportunidad de
apreciar mis pinturas y mis escritos, pero si soy consciente de tener una forma
muy particular de expresarme.
M.J. - ¿Considerás que has llegado a la meta o aún tenés mucho por recorrer?
O.M - Sinceramente, creo estar recién en el partidor pero con
muchos argumentos para empezar a correr. La meta la desconozco y tampoco la
ansío, sólo deseo caminar, correr o arrastrarme… pero avanzar en este sendero.
M.J. - ¿Podrías hablarnos de tu formación académica?
O.M - Bueno, estudié en la Escuela de Artes Plásticas de la
Pontificia Universidad Católica del Perú... Aunque podría gritar a los cuatro
vientos que mi formación artística en la escuela fue defraudante y casi
estéril. Yo desarrollé mis técnicas, filosofía y temáticas como un autodidacta.
M.J. - La frustración suele llevarnos a desistir del camino
elegido, esto se da en muchos artistas
pero no fue tu caso, por el contrario, pareciera que te rebelaste, que
te propusiste demostrar que no necesitabas de esa formación ¿Qué fue lo que te
defraudó?
O.M - Yo fui a la escuela con una idealización de cómo y qué
era un artista. Yo me sentía un aprendiz
de druida y esperaba hallar en la escuela a un druida mayor que me iniciara en
este sacerdocio, sin embargo sólo hallé personas cumpliendo un horario y una
labor remunerada. Jamás escuché a alguno de los profesores algo de su magia...
esa palabra deslumbrante que yo quería oír, no la tenían...
M.J. - ¿Además de la frustración, te proporcionó, la Escuela
de Artes, algún elemento como para que hoy tu arte se manifieste con tanta
fuerza?
O.M - Los elementos que me proporcionó fueron uno que otro
recurso técnico que no creo que haya sido determinante en mí hablar artístico.
M.J. - ¿No pudiste rescatar absolutamente nada de esos recursos técnicos?
O.M - Entre los
elementos y recursos que me pudo proporcionar la escuela fue el tener la
posibilidad de dibujar modelos desnudos al natural, en vivo, cosa que en esos
tiempos no hubiera podido hacer de manera particular. Otro recurso que me
suministró la escuela fue la lógica que se imponía en el curso de composición
donde pasábamos horas, días y meses pintando cartulinas con temperas de colores
diversos y que luego recortábamos con formas geométricas, círculos, triángulos,
cuadrados y rectángulos que luego pegábamos sobre pliegos de cartulina buscando
hacer abstracciones de movimientos y distribuciones armónicas en el espacio.
Esto me sirvió para hacer mis composiciones aunque las figuras geométricas
elementales en mis ilustraciones son
cuerpos- miembros y/o elementos de mis conceptos.
M.J. - Una buena utilización de algo tan fútil. En cuanto al escritor, ya que ambos
aprendieron a convivir, siempre desde el surrealismo, tu prosa entraría en el
género fantástico ¿Hubo algún escritor en particular que te haya influenciado?
¿Sos escritor compulsivo o recibiste algo de sapiencia externa a tu esencia?
O.M - No sé si habrá sido una influencia pero me sentí muy
cautivado por escritores como Edgard A. Poe, Gabriel García Márquez y Hermann
Hesse. Esos temas fantásticos y metafísicos que ellos abordaban me resultaban
apasionantes y muy familiares a mi subconsciente. Con respecto a que si soy
compulsivo para escribir... creo que sí, escribo como si hablara. Lo hago por
mi necesidad de expresarme y escribir es
un buen medio para hablar de mis visiones e interpretación de mis mundos. Esto
debo agradecérselo a mi profesor de lingüística en la Escuela, él nos pedía que
escribiéramos libremente lo que se nos ocurriera pero que especificáramos quién
o cuál era nuestro público objetivo. Allí fue que escribí mi primer cuento
sobre Artifex: "Artifex et societas"
M.J. - ¿Tuviste la posibilidad de dar a conocer tus obras en exposiciones o medios gráficos?
O.M - Vaya que sí. A los quince años expuse por primera vez,
como todo un profesional, en una muestra colectiva en la galería “Equus” en
Lima-Perú y de allí en muchas más: Expuse en la galería "Perú Art".
Una muestra individual en la galería "Pancho Fierro". El año pasado
participé en una muestra colectiva en la galería “Kontraste”, en Alemania, con
once ilustraciones de mi autoría, y asi...
M.J. - ¿Incursionaste en otras expresiones artísticas o este
es el límite?
O.M - Soy escultor, pintor, escritor, guionista, músico,
historietista, comunicador y pregono ser artista pues estas manos que poseo no
saben hacer otra cosa que arte.
M.J. - Manos prodigiosas, si me permitís el calificativo y un
artista que no cesa de crear, evidentemente.
O.M - Mi arte es la interpretación y expresión de cómo asumo
mi vida y humanidad, por lo tanto es dinámica y cambiante. Constantemente tengo
nuevas cosas que decir y nuevas formas de decirlas.
M.J. - ¿Qué técnica preferís utilizar para ilustrar?
O.M - El aerógrafo fue un fiel compañero por casi 30 años.
Actualmente utilizo herramientas digitales: Software Photoshop y una tableta
digitalizadora. Aquí debo aclarar a los detractores del arte digital que yo no
hago manipulación ni collages fotográficos sino que dibujo y pinto en un ordenador como lo hace
cualquier artista en un lienzo o papel.
M.J. - Interesante vocablo…Detractor… ¿Te sentiste censurado,
incomprendido, juzgado por tu “surrealismo erótico” o en general hay una buena
recepción por parte del público?
O.M - Reconozco que mi arte pictórico, más que mi literatura,
es controversial y hasta polémico debido a su alto contenido erótico y sí, sé
que para muchos puede resultar chocante. Más, mi obra se manifiesta a través de
simbología y metáforas que buscan estimular en el espectador ese mirar hacia su
interior. Yo no pinto sobre temas objetivos, todo es subjetivo en mi obra, es
el espectador quien le da objetividad cuando ve en ella reflejado su interior.
Entonces hallará en ella ángeles o demonios pero no son mis demonios ni mis
ángeles, son los ángeles o los demonios que el espectador cobija en su
interior. Han habido y hay algunas voces de intolerantes que censuran mi obra porque preferirían que el
tema de la sexualidad lo hablara en voz baja o solapadamente debajo de la mesa
pero a ellos les digo: “Yo no me avergüenzo de ser un ente sexual...y lo mío ni
por asomo es perversión ni pornografía, lo mío es arte" Otros han mal
juzgado mi arte desde la incomprensión con una lógica sin argumentos, "Si
no lo comprendo lo censuro". Otros critican que me exprese desde el arte
digital pero estos son unos pocos colegas que creen que yo hago collages
fotográficos y que no dibujo pero errados están. Yo hacía esto mismo en soporte
físico y no digital, con un aerógrafo, desde mucho antes, sólo cambié de
herramientas por afrontar una dolencia de la cual, en este momento prefiero no
hablar.
M.J. - Respeto tu silencio y admiro tu capacidad de ser fiel
a tus ideas ¿Cuál es tu futuro de aquí
en más, qué limites te impusiste? Si es que lo hiciste.
O.M - Jamás preconcibo mi futuro. En realidad no acostumbro a
planear mi futuro. No soy religioso pero creo en esa fuerza que ordena el
universo, y dejo que se me de lo que se me tenga que dar. Quien me dicta los
mensajes que yo entrego es esa energía, esa energía que rige nuestra
existencia. Estoy convencido de que mi rol es el de ser un simple
mensajero.
A modo de broma, me propuse culminar un millón de
ilustraciones para dejárselas de herencia a mi única hija, si las puede vender
a un dólar cada una, tendrá un millón de dólares de herencia
(Me obsequia una amplia sonrisa)
M.J. - Además de pintar y escribir, me hiciste mención de
varias actividades afines ¿En la actualidad, están en vigencia esas otras actividades
o quedaron relegadas?
O.M - Aparte de mis actividades ya mencionadas, soy artista
gráfico, hago historietas por encargo para empresas a las que asesoro como
comunicador y soy profesor de arte y humanidades en un colegio.
M.J - Una amplia gama de posibilidades que sabés aprovechar muy bien. Me decís que sos profesor de arte y humanidades en un colegio y no puedo dejar de pensar en tu experiencia como alumno “frustrado”… Siempre digo que la vida nos da la revancha, esa nueva oportunidad de cambiar algo, de ser parte activa del cambio que se impone para esta humanidad que asume el fracaso casi como un hábito adquirido. Hoy que estás del otro lado del mostrador, hoy que tu rol es el de brindar conocimientos, de educar ¿Vuelve a vos esa desagradable experiencia en la Escuela de Arte? ¿Qué les brindás a tus alumnos para que te recuerden como alguien generoso que entrega lo mejor de sí en pos de los demás? Porque doy por descontado que eso es lo que hacés. Contame sobre esto y tu relación con los chicos, por favor.
O.M - Te cuento, doy clases de arte y humanidades a chicos en
alto riesgo conductual. Quien me
contrató me dio plena libertad y autonomía para inyectarles mi filosofía a
estos chicos. Estoy allí para eso, el curso de artes es sólo un pretexto. Yo me
ocupo de enseñarles a soñar, intento cultivar o recuperar al ser humano que
corre peligro de desintegrarse, converso con ellos de temas complejos de la
vida pero se los hago llegar como
información. Estoy seguro de que si alguien de su deteriorado entorno social
les hablara de lo mismo, se los haría llegar como mala información. Ellos me
escuchan y les convencí de que quien les habla es un "Alfa". Me
admiran y me aprecian. Suelo leerles capítulos de mi novela autobiográfica
"Como se gesta un demente", quiero que sepan que fui y soy vulnerable
como ellos pero que si caí mil veces al fango, no desaproveche las mil
oportunidades de levantarme. En este rol de profesor que se me ha encomendado
intento ser un mago de manos mágicas que con sus dedos toca a aprendices y los
convierte en nuevos magos. Mis alumnos no deben irse vacíos de mí, tal como me
ocurrió en mi paso por la escuela de artes.
M.J. - “Alfa”, interesante manera de definirte ¿Podrías ser
más preciso? ¿Quién o cómo sería un Alfa cuando de un humano se trata?
O.M - ¿Sabes? Tuve una adolescencia y juventud muy violenta y
azarosa. En medio de estas circunstancias fui destacando por ser un peleador de
la calle, eso me dio ascendencia entre mi entorno más nunca fui abusivo, por el
contrario siempre fui generoso, entonces me convertí en un líder, en un Alfa a
quien la manada admiraba y respetaba. No fui un jefe, los jefes se imponen por
la fuerza, por miedo o por dinero yo me gané el respeto de la manada. Lo mismo
intento hacer con mis alumnos…
M.J. - Innegablemente, una vida rica en experiencias que supiste atesorar en beneficio tuyo y en consecuencia, del arte en general ¿Desearías darles una recomendación a aquellos jóvenes que anhelan manifestarse a través del arte pero temen fracasar?
O.M - El triunfo o el fracaso, creo que son relativos y
subjetivos. Si empezamos este andar pensando en agradar para lograr conseguir
bienes materiales, quizás se logre triunfar como vendedor pero como artista se
habrá fracasado. El ser artista es un estigma fácil de ostentar pero difícil de
llevar a cuestas, se reciben más palos que sobadas de lomo. A mi modesto
parecer el artista nace designado para cumplir este rol. Si en algún momento
teme fracasar es porque simplemente es un advenedizo que no lleva el estigma y
no es digno de cumplir el rol. Déjame terminar esto con una frase de mi
autoría: Pintor es aquel que con mayor o menor habilidad pinta y reproduce
figuras y situaciones pero ARTISTA...es aquel que tiene el poder de crear
mundos con su arte.
M.J. – Sabia definición…Sólo me resta darte las gracias por
concederme parte de tu tiempo, sabiendo que no es justamente lo que te sobra.
O.M – Encantado, Ha sido un placer responder a tus acertadas
preguntas.
Antes de retirarse, me obsequia una copia firmada de uno de
sus binomios ...