jueves, 5 de enero de 2023

OPERETA DEL MENDIGO


Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)




 


Tres titanes de lustroso ébano, se regocijan al fondo ejecutando en deliciosa sinfonía, “Banda de Gitanos”, como el himno a la nostalgia genial de tres seres de otros mundos irrumpiendo en este con sus ruidos estridentes, cadenciosos y pletóricos de una melancolía suprema. Billy, reptando por lo bajo, con un sonido estentóreo muy grave, como rugido de un magnifico león vociferando su llamado en celo. Buddy, con sus manazas regordetas, tamborileando un sabor con reminiscencias a danza pagana que crispa las emociones en sublime deleite. Y por último, Jimi, invadiendo nuestros órganos auditivos con la magia de sus seis cuerdas agudas y reverberantes, cargadas de lascivia irrepetible.

Voces de quejidos en coro y contrapunteos narrando batallas, amores truncos, sueños sin materia y esperanzas desesperanzadas. Recién entonces reparo en ti, leal loco mío. Te forcé a correr a mi lado como pordioseros de  sonrisas ajenas, cuando pudimos haber sonreído juntos, paseando bajo la luz de la luna. Te llevé en pos de alas de ángeles falaces que se resistían a cargar nuestra pesadez en lugar de llevarte a retozar al huerto de las frutas de la amnesia. Me aproveché de tu cómplice incapacidad para decir “¡No!” a mis más descabellados deseos y sentimientos, como si unas palabras escritas o por fono, fueran relevantes en nuestro peregrinar.

Ahora me postro de rodillas ante ti, suplicándote perdón por haber acelerado tus latidos con quiméricas expectativas de dérmicos encuentros ¡Perdóname, amigo! Perdóname corazón mío por haberte expuesto al rechazo continuo de quienes no te merecían… mas hoy te prometo: no volveré a entregarte en mendicidad a la jauría que se afana en sentirte latir aquí, en mi pecho, para saciar sus egolatrías.

Ven, siéntate conmigo. Escuchemos el “Banda de gitanos”, sintámonos dos enamorados del amor, sin dueños… Tú, yo y nuestra nostalgia, podemos sonreír pues tenemos la dadiva de poseernos hoy día.

¡Perdóname corazón mío!


 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)




martes, 3 de enero de 2023

SOMBREROS PARA EL DIA



Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)




Si se desmoronan mis piernas y brazos, me recluyo en mi diminuto ataúd en el que apenas cabe mi torso, mas desde aquí puedo emprender mi vuelo migratorio hacia cielos demenciales donde los pies no son los que dejan huellas. Déjame ir a ese mundo  que para ti es bizarro, ese donde las casas se construyen con humo, con palabras o con pensamientos delirantes. No te interpongas, Lógica, o atravesaré tu perceptible presencia como saeta irracional que soy. Esto está destinado a los sensibles y a los orates… y de eso, traigo mucho en mis bolsillos. Apártate Sensatez, que mi rumbo ya está trazado y es ineludible ¿O creen que me vestí de amarillo y pinté mi rostro de dos colores para hacer juego con la cordura?

Este enajenado no huye, se guarece en la sinrazón, pues aquí siempre es tibia la soledad.


 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)


lunes, 2 de enero de 2023

EL GALEÓN DEL CAOS


Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)




Afuera el frío continuaba calando los huesos a los fantasmas, a los vampiros y a uno que otro “parroquiano lechucero”. Mas, para un Coleccionista de sueños idos, qué puede importar el rostro del clima…

La música estaba allí: Densa, trasnochada; con esa voz aguardentosa y melancólica como protagonista. El sonido del saxofón aportaba una cuota de libidinosa sordidez a la canción.

Los burdeles suelen ser así de patéticos al amanecer. 

Podría jurar que aquella mujer lloraba mientras cantaba…-


-¿Dónde estabas tú  cuando me acurruqué en la ventana a lamer mis heridas?

-¿Por qué saliste corriendo, si viste a boquicéfalos  atándome los pies?

¿Es que acaso olvidaste que siempre fui tu sombra fiel?

 

(Coro)

¡Aplastemos a la criatura hasta hacerla reventar!

¡Que graciosos sus ojitos, nunca cesan de llorar!

¡Cantemos mientras restregamos nuestras uñas en su piel…!

 

El  jardín reverdeció, y hay luces brillando allá afuera. 

Estoy aguardando al pez dorado que me ha de llevar a la estación…

Mi aquí vendrá en uno de los vagones que traen sueños de la villa.

 

(Coro)

Se va…

Se va…

El viento sopla para allá


Hoy eres tú quien tiene vendas en los ojos y caminas hacia atrás.

Ten cuidado con tu cola, no la vayas a pisar.

Ya ni rezar por ti puedo, vino por mí una nueva vida.,

 

(Coro)

Se va…

Se va…

El viento sopla para allá

 

Finalizada la canción, colocó unas monedas junto a su vaso vacío, y se enfundo la cachucha; pero no por abrigarse, sino porque temía se le escapara alguna estrofa de aquella canción, y olvidaría lo  que le pareció, era su historia…

Así, entre la neblina del amanecer, tarareando el estribillo, se perdió el Coleccionista de sueños idos…


 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)



 

miércoles, 28 de diciembre de 2022

VERTEDERO DE TIJERAS





Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)

 


Has vivido mil vidas, sumergido en el limbo de la cordura, alternando entre vidas y muertes expiatorias, con  el único fin de redimirte de un pecado que allá, muy allá en el tiempo te atreviste a cometer quebrantando un mandato fundamental emitido por los venidos de las estrellas.

¿No me recuerdas, verdad? Te diré quién soy. Esta es mi historia:

*-Madre, hoy no desayunaré; debo salir y tengo prisa…

**-¿A dónde crees que irás así? ¿Acaso ignoras que los días martes las niñas no deben usar el color verde en los cabellos?  ¡Además sabes que no te tengo permitido usar esa túnica amarilla!

*-Algo me dice que alguien que no conozco ni me conoce viene por mí, y no quiero ser impuntual. Debemos encontrarnos en el camino que viene de ningún lugar. Ambos nos reconoceremos, por nuestras sonrisas tristes e indelebles. Viviré una vida con él, y luego vendremos juntos para la cena. Guárdanos unos panes, pues hacer el amor siempre abre el apetito.

La primera vez que nos reconocimos, te hallé sentado sobre la gran roca que te servía para atraer los bostezos previos a tus  sueños delirantes. Estabas empacando en unos tubos la magia que manaba de tus manos, pues no tardarían en llegar las aves que los llevarían y  repartirían entre los espíritus inquietos y alertas.

*-Ya estoy aquí; soy quien has estado esperando sin importar mi nombre. No es necesario que lo sepas ni lo recuerdes; lo que no podrás olvidar son mis ojeras que tienen color de promesa…

***-Llegas a tiempo. Pasé la noche construyendo este refugio que cobijará nuestro “por siempre”, aunque este quizás sólo dure un instante.

*-…Un instante de buen amor se graba por siempre…

De un salto bajaste hacia mí, me cargaste y con delicadeza me depositaste sentada sobre la gran roca.

*-Me vestí con esta túnica amarilla para que tú me despojaras de ella…

Entonces juntamos nuestras pieles y disfrutamos plenamente de lo cóncavo y convexo de nuestros cuerpos. Mientras gozábamos recorriéndonos cada centímetro de nuestra desnudez me topé con los apéndices que emergían de tu espalda, uno en cada omóplato. Quise preguntar, pero preferí el placer antes que disipar interrogantes. Aquella noche caminamos por las paredes y el techo de nuestro refugio, unidos, compenetrados como un solo cuerpo y una sola alma.

El instante eterno que nos prometimos…

Repentinamente todo se quebró cuando llegaron esas luces enceguecedoras en medio de aquellos chirridos ensordecedores. Tú te interpusiste entre ellas y yo escudándome; yo me abracé a ti, pero me fuiste violentamente arrebatado. Las luces resplandecientes se concentraron frente a mí y no pude ver más, sólo escuché tus gritos desgarradores mientras todo el lugar era invadido por ese acre olor a carne chamuscada.  

Cuando empezaron a disiparse mis sentidos pude ver tu cuerpo inmóvil, tendido bocabajo; y en tu espalda, donde antes hubo esos extraños apéndices, aún humeaban dos círculos negros, como marcas de tajos cauterizantes.

Tu cuerpo inanimado, quieto, estaba allí, pero tú te habías ido. Aguardando tu regreso, arrodillada ante lo que de ti quedó, entre mi dolor y el llanto se me fue la vida.

Así empezó esta enviciada espiral de vidas en la que ambos caímos, viéndonos envueltos en constantes encuentros, el reconocernos y luego los desencuentros. Esa fue tu condena por abandonar la caminata que regían los venidos de las estrellas, y por regar tu semilla en mis entrañas. Te seguí en cada una de tus mil vidas; en cada una de ellas morí de tristeza por tu amor perdido, o de vejez aguardando tu retorno. Fui Eva, fui Magdalena, fui oso de peluche; fui niña, mujer y hembra. Aparecí en tus mil vidas con mil nombres y mil rostros diferentes; en algunas, hasta con mi ausencia estuve presente, pues fui la inspiración para tu andar…Siempre intentando entender el porqué de nuestra repetitiva frustración; queriendo descifrar quien eras, pero sobre todo ello, amándote.

En cada una de tus correrías, entre tus mil vidas; en casi todas fui tu compañera, en otras fui testigo en primera fila de las batallas que debiste librar.

Por si decides escribir esta historia delirante que juntos vivimos. No importa si nadie cree lo que narres… Al fin y al cabo, es posible que todo esto jamás haya ocurrido…Quizás esas mil vidas las inventaste tú.  



 (Pieza única. Año 2014. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)




 


martes, 20 de diciembre de 2022

ANUNCIACION DEL NACIMIENTO DE LA TORRE






Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)

 




El arquitecto alado descendió desdoblado, unísono y paralelo, hacia los dos lados de la gran cicatriz. Los cielos aún estaban oscuros y bajo ellos, vientos desordenados continuaban su caótico ir y venir.

Aquí las pruebas no tienen fin. Mucho antes de ser concebido, su carrera hubo empezado. Su alma depresiva continúa montada en aquella gallina gorda que de manera constante da giros sin ningún destino. Mientras, inútilmente la pelambrera del gato intenta abrigar sus helados pies desnudos.

Alexandra la loca lo dijo: “Si dejas que los depredadores huelan tus heridas, pues vendrán a devorarte”… Y hoy, esas bestias se regocijan mordisqueando sus carnes, aunque a él no le importe, pues la mariposa rosada sigue revoloteando entre sus cabellos… ¡Estúpido inmaculado!

- Voy volando hacia ti, depresión mía. Tenemos una cita ineludible con la posteridad.

Luego, el silencio… sólo el silencio… sólo silencio…


 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)






jueves, 15 de diciembre de 2022

ALBOROTO ENTRE PÉTALOS DESHOJADOS


Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)


 




En la vera del camino a Edenlar, se erigía una solitaria y encantadora casita deshabitada, cuya posesión era ambicionada por cuanto caminante pasaba por el lugar.

La casa era pequeña pero espigada. Sus tejados, en tonos amarillos y ámbar, aspiraban a competir con el brillo del Sol. Cada resquicio de sus níveas y tersas paredes eran una tentación al palpo, mas nadie las podía tocar, una energía magnética los rechazaba violentamente. La casa tenía tres puertas visibles, tres puertas ofreciendo acogedora tibieza al visitante escogido, pero este, no llegaba. El tiempo transcurría… y el visitante no llegaba. Muchos peregrinos, procedentes de los cuatro puntos cardinales, llegaban hasta los umbrales trayendo consigo ofrendas, ilusiones y palabras mágicas, pero ninguna de las puertas se abría, nadie pudo saborear la tersura y tibieza de sus paredes.

Aquella mañana de Septiembre, el viento del Noroeste, trajo consigo a un empolvado andante de cabellos alborotados, hasta los portales de la hermosa casita. Sus pasos enérgicos se contradecían con la dulzura de su mirada, profunda y llena de tristeza. Como por encanto, las puertas se abrieron de par en par, en señal de bienvenida… ¡Él era el visitante escogido! Sólo él pudo acariciar las paredes de la casita e ingresar a su antojo, indistintamente, por las tres puertas, llenando con su esencia las entrañas de la hermosa casita que por tanto tiempo permaneció deshabitada.

Esta historia me la contó entre sueños, si mal no recuerdo, un señor de apellido Freud.


 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)




sábado, 10 de diciembre de 2022

AYES DEL CADAVER PERSISTENTE



Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)










De los labios de la niña que dormitaba a su lado, fluía una interminable serpentina violeta con la escritura de un nombre diferente.

Si la sombra del escuchar “me quiero ir” le infundía miedo… Ello era nada ante la angustia de un posible “ya no te quiero”.

Lo inminente es tirano al reclamar su instante, y unas lágrimas no pueden desviar su rumbo.

Cuando ella trepó al avioncito de papel y remontó por los cielos, en la oreja derecha llevaba una larva imaginaria que devoraría cualquier recuerdo del Aquí.

¿Cuántas monedas son el precio de un sueño quebrantado?

Revestido de ingenuidad, vulnerable en su soledad, torpe en sus arrebatos, crédulo a los cantares… Cuando perdona, él se perdona a sí mismo.

¿Qué sabes tú de este desdichado que, cuanto más dijeron amarlo, más debió cuidarse de no ser exhibido como momentáneo trofeo?

Dejémosle que deambule creyéndose aún el sonriente conejito marrón que es paseado en su ridículo cochecito chirigota.

 *-¡Mamáaaaaaaaa! ¿Es que vas a soltar mi mano? ¡Tengo frío y aquí todo está oscuro! ¡Mamáaaaaaaaaaaaaaaa…! ¡No sueltes mi mano! ¡Te lo suplico!

...Claro. Tú no eres mi madre… sólo eres Ella…


 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)





viernes, 9 de diciembre de 2022

RODARON LAS IDEAS DEL BAUTISTA


Ilustración y poema de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)








Guardianes descarados

Alardean con su voz.

El rebaño esgrime “haches”

Loas a su redentor.

Las lenguas lamerán,

El soberano eructará.

La diferencia es melodía…

¡Cierren puertas los de atrás!

¡Cierren puertas los de atrás!

 

Son cantos de sirena,

Son mentiras desde afuera.

Sólo huecos al vacío…

¡Cierren puertas los de atrás!

¡Cierren puertas los de atrás!

El pregón es la locura…

¡Cierren puertas los de atrás!

¡Cierren puertas los de atrás! 




 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)




domingo, 4 de diciembre de 2022

DANZA NIBELUNGA


Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)






Aún tengo en mi paladar el sabor áspero de aquel platillo que nunca pudimos preparar, pues los ingredientes quedaban muy distantes, mas, si también es tu deseo, hoy bailaremos desnudos sobre la mesa que ya se cansó de esperar por el mantel largo que sólo serviría para restregar nuestros hociquitos. Quiero ponerme de pie y llevarte en brazos mientras canto a tu oído esa canción en sensual francés, que nos recuerda un futuro. Si desafino u olvido la letra ¿Tú querrás aplaudirme niña mía, o partirás el pastel de cumpleaños sin que hallemos nuestras extraviadas corduras?

Los sueños no tienen manos, y aún así son capaces de acariciar.



 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)






martes, 29 de noviembre de 2022

UN PARAGUAS NO DETIENE LA LLUVIA




Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.

 (Derechos de autor, protegidos)






“¡Mentira! ¡Maldita mentira!”…Como si la mentira fuese el pecado.
La mentira es la acción, el engaño es la intención.

…Si el propósito no es dañar ¿Dónde está lo condenable?

¡Mentira! ¡Bendita mentira!...Si con ella me inventé un mundo llevadero. Mi resiliencia y esta sonrisa indeleble que pinté sobre mi rostro las construí sobre su base. Aquí hubo una gran mentira, mas no hubo engaño. Yo me mentí y yo fui mi cómplice, pues me esforcé por creerla, pues deseaba sonreír, y ténganlo por seguro, me iré de aquí, sonriendo con mi auto mentira bajo el brazo.

…Si los verdugos vinieran en busca de mi madre, yo la ocultaría y les diría que ella no está, que se fue hacia el oeste. Dios ¿Me condenarías por mentir...?

“¡Mentira! ¡Maldita mentira!”…Como si la mentira fuese el pecado...




 (Pieza única. Año 2013. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)










lunes, 28 de noviembre de 2022

LAGRIMAS EN LA TACITA DE TE


Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía.

Cap. 19 del libro "Delirios del Lirio"

(Derechos de autor, protegidos)







Mientras escuchaba los ruidos parecidos a voces que provenían del exterior, hurgaba en su mente buscando una reminiscencia, una evocación; algún rezago de un pasado mas no los hallaba. En sus mil vidas, incontables veces pasó por estos extravíos, pero cada vida trae sus propias luces y sus propias oscuridades. Sólo una orfandad de recuerdos, copaba su raciocinio.

Cuando despertó a esta realidad, ya estaba aquí, atrapado dentro de esta jaula que pende de esa rechinante cadena venida desde allá arriba. Allá, donde su vista no alcanza a distinguir nada, pues la oscuridad es más densa y todo lo devora con cada centímetro de lejanía.

-¿Cómo  es que llegué aquí? ¿Qué es este lugar dónde estoy? ¡¿Dónde, dónde?! ¿Cuánto tiempo llevo en esta jaula? ¿Qué le sucedió a mi cuerpo? ¡No! ¡Esto no es más que una pavorosa alucinación! No soy yo ¡No, este monstruo de osamenta cubierta con filosas escamas color verde! ¿Por qué habría de adoptar la forma de un nauseabundo reptil con alas? ¡Alas! Tengo alas…¡¡Grandes alas!! Pero…  ¿Para qué me sirven dentro de esta jaula? ¡Esta pesadilla es real! Y si es real,  quizás tenga el poder de volar sobre… ¿Sobre qué? Me resultan extraños estos parajes ¿Y la jaula? ¿Por qué estoy aquí, por qué? Tengo las piernas entumecidas. Debo llevar una eternidad en esta incómoda posición de cuclillas, pero esta maldita jaula no me permite variar mi penosa postura. Los barrotes aprietan mis alas contra mi tórax. Me resulta difícil respirar. ¡Ruidos extraños y el pánico que no cesan de martillar mi cerebro! ¡Esto debe ser el infierno! ¿Pero qué culpas o pecados estoy expiando? ¿O es que, simplemente, me volví loco? Además del pánico que me provoca estar pendiendo en el vacío desde esta altura. No quiero mirar hacia abajo, el piso está tan lejos.-

Muy por encima de aquella casi total oscuridad, una débil luminosidad penetra hiriendo con tenues destellos algunas aristas de las paredes y los escalones empedrados de una larguísima escalera. Es una luz muy tímida, casi imperceptible, y de color gélido: pero es suficiente para copar la atención de un confinado. Se le hace sumamente atractiva. Huele a esas esperanzas que se anidan en la razón como una  delirante obsesión.

-Debo alcanzarla. Estos barrotes de acero no me lo impedirán… Dios mío, permite que mis debilitadas manos fuercen los hierros que me recluyen en este aislamiento  desesperante y cruel.

 ¡Ahhhhhhhh! Sí puedo, sí puedo ¡Ahhhhhhh…Ahhhhhhhhhh…Ahhhhhhh! ¡Sí, lo voy a lograr! …Esto está cediendo…

Los barrotes se rindieron a sus ansias de libertad. Aunque a duras penas pudo deslizar hacia afuera la poca maniobrable envergadura de sus alas, pero ya estaba afuera.

Evitando mirar hacia abajo para no ser presa del vértigo y el pánico, empezó a descender por la cadena, ansioso por alcanzar el piso.

La cadena chirriaba incesante; las manos le ardían por la fricción. No desvió para nada su mirada hacia abajo, mas sus cálculos le iban indicando que ya faltaba poco…

*-¡El extraño intenta huir! ¡No lo dejen escapar!

¡Atrapadle! ¡ Atrapadleeeeeeeeeeeeeeee!

No pudiendo localizar de quienes, ni de donde provenían las voces, sólo atinó a soltarse, cayendo y estrellándose pesadamente contra el empedrado del piso. No era el momento para atender dolencias. De un brinco se puso de píe, y emprendió veloz carrera hacia el rincón por donde había visto que ingresaba la mortecina lucecita, pero que su instinto se la pintaba como una gran esperanza de salida.

-¿Quién grita? ¿Quiénes son esos que vienen hacia mí? ¡Debo darme prisa! No les veo, pero puedo oír sus respiraciones y sus pasos apresurados acercándose. Debo alcanzar esa luz. ¡Ah, maravillosa luz que alimenta la claridad! No importa a dónde me conduzcas mientras me saques de esta cerrazón…Hacia ti voy… 

*-¡Centinelas! No dejen escapar al extraño, va hacia las escaleras ¡Deténganlo!

Conforme avanzaba hacia su objetivo, es paso iba estrechándose más y más…

-Me ahogo… ¡Dios mío, no consigo respirar!… Mis alas golpean contra las filosas salientes y aristas de las paredes. Me duele… ¡Duele mucho!

Trozos y jirones de carne ensangrentada le son arrancados en cada roce, quedando estos pegados a los muros, como señal de su apresurado paso.

-¡Duele… duele mucho!… Pero no debo renunciar ¡No lo haré! No importa que mis alas se quiebren, no importa el fuego quemando mis carnes heridas, no importa lo que de mi quede en el camino …Debo concentrarme en la luz ¡Sigue, sigue!  Ya falta poco… Unos cuantos metros más… … ¡Vamos, vamos!

La luz crece en tamaño e intensidad. Ella es la esperanza, y está tan cerca

*-¡Centinelaaaaas! ¡El extraño está subiendo por las escaleras! ¡Atrapadleeeeeeeeeeee, que no alcance la ventana!

¡Inútiles! ¡Usen los arcos y flechas!

Está parado sobre la base del marco de la ventana, frente al vacío, paralizado; deleitándose con el aire fresco que penetra por sus pituitarias invadiendo su ser, cuando siente las manos de sus perseguidores rozándole los tobillos, entonces salta…

-Debo saltar al vacío… ¡Ahora! ¡Ahoraaaaaaaaaaaa!

¡Diosssssssssssss, noooooooooooooo! ¡Mis alas no me obedecen! ¡Me voy a estrellar! ¡Debo aletear con más fuerzaaaaaaaaa! ¡Eso, eso! Lo estoy logrando…

Rapidamente, aunque sus alas se manifiestan torpes, van estabilizando su caída hasta convertirla en flotación.

*-¡Quince monedas al arquero que lo derribe! ¡ Yaaaaaaaaaaaa!

-¡Lo logré! Estoy volando, puedo planear… maravillosa sensación… ¡Soy un ángel! ¡Sí, eso soy!

*-¡Disparen malditos! ¿O quieren probar de mi ira?

-¡Oh, Noooooooo! ¡Ayyyyyyy!  ¿Qué es esto que me quema el pecho? ¡Maldición!  Me han da…do… Ahhhhhhhhhhh…

La caída libre. El cuerpo precipitándose en tirabuzón, y la desesperante sensación de las vísceras apretando el pecho y amenazando con salír expelidas por la boca. Crispa los dedos de las manos en un vano intento por sujetarse a algo…

*-¡Está cayendo el extraño! ¡Le di en medio del pecho!

Je je je… Menudo porrazo que se ha dado.

Lo último que sintió, fue el sabor salado del fango, mezclado con su sangre, cubriéndole la lengua e invadiéndole la boca toda…

*-Lo que tenías que pasar ya concluyó.

-Pero… ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? Lo último que recuerdo, es retorciéndome en el lodo… y luego, como me fui sumergiendo en la oscuridad.

**-Soy Magdalena… Eva; la mujer de los mil rostros, y los mil nombres, que siempre estuvo a tu lado desde tus sueños. Soy quien venía a tus fantasías, con las alas blancas que pintaste para mí, y con estas ojeras color promesa que fueron tu inspiración durante tus mil vidas.

Yo rescaté tu cuerpo del fango Arq-ángel. Te hallé rodeado de plumas blancas. Yo fui enviada para cuidarte y proteger tu misión, aunque en ello se fuera mi propia vida… Ahora debo irme, tengo una deuda que saldar. Esa Señora de túnica que ves allá, reclama por mi…

Yo soy el precio por el que ella te ha dejado vivir. Ese fue el trato y debo cumplir…¡Adios!

-¡Nooooooooooooooooooooooo!





 (Pieza única. Año 2011. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)