miércoles, 9 de noviembre de 2022

CÓMO SE GESTA UN DEMENTE- Novela autobiográfica.


Novela autobiográfica de Oswaldo Mejía 





La extraordinaria obra de Oswaldo Mejía es un descarnado testimonio, una gran pieza, llena de pasión y lo más valioso: Testimonio de una vida apasionada por el arte y la belleza surgida de la pluma de un artista plástico, no de un biógrafo, siendo esta su opera prima que sale de los parámetros de lo subliminal que siempre lo caracterizó como escritor.

 

Así mismo, el lector comparte de una manera sensible e intelectual, los dolores y sufrimientos de su autor, que fueron transformando su arte, desde la escultura, la música -otra de sus pasiones- y sin duda, su expresión pictórica, logrando empatarla con los propios. Indudablemente, una obra maestra dentro del género autobiográfica

Myriam Jara - Editora.

 


PROLOGO

Oswaldo o “La imperiosa necesidad de  contar lo que en su interior sucedía”

 

Ten cuidado al leer este libro, puede modificarte la vida, su autor logra meterse en tu piel. No es un mago, es algo más profundo: un artista del Eros. Lo aquí escrito es una vida increíble. Me apasionó leerla, al mismo tiempo imaginarla, querer intervenir en su trama y al final darme cuenta que es un entramado que está en cada uno de nosotros de manera diferente, aunque equivalente:

dolor y placer son un universo que nos une. Desde  que  empecé a  leer  quise  asomarme  más  a  ese  mundo  apasionante  y apasionado: a pasión hado. Por si fuera poco Oswaldo en cada uno de sus capítulos me fue mostrando obras pictóricas que de una u otra forma pertenecen en inspiración a cada uno de los instantes narrados aquí, o por lo menos así lo siento o como él dice: “Estimula sensaciones y yo me encargué de participar plenamente en la interpretación del mensaje pues éste es emitido desde un estado casi inconsciente que lo lleva a plasmar visiones que le son dictadas y sugeridas desde ámbitos extraños y ajenos”. Cada obra suya es un momento de su vida relatado en letras, trazos y pinceladas por un alma ansiosa de más alma, de mayor Universo, pues se percibe que este le resulta pequeño. Me queda claro, Oswaldo es un hombre vehemente, un notable estudioso del alma humana, un artista de cuerpo y alma, cielo e infierno. Un peruano virtuoso y apasionado que nació con la revelación en la sangre y el talento en los ojos; sin duda también con la locura en la piel. Vive una vida en el arte que nos traslada por los caminos donde tus retinas jamás miraron nada y sin embargo, él de manera deliciosa y muchas veces seductoramente tóxica, nos muestra el todo de la nada. Por supuesto que no es un escritor formal, aunque su redacción sea impecable. Es un hombre que nos muestra esos momentos literarios, en este caso reales, donde se le presentó el impulso, donde unos muslos turgentes lo atraparon o la duda existencial de un brío salvaje lo arrebató.Ante este panorama sugestivo, no resulta raro encontrar en esta autobiografía que ahora está en tus manos y ya es parte de ti, momentos de una imaginación desbordada donde el autor nos narra la forma en que se entregó a descubrir una diferente posibilidad de vivir el erotismo u observar la existencia para crear con todo esto, un “Surrealismo destructeórico”, como él define su arte de decir el mundo. Oswaldo es una creación propia y de sus obsesiones, filias y fobias. Vive cual si el tiempo no existiera, sintiendo que la vida es lienzo. “Tengo el poder de arrancar mi cabeza y tirarla a rodar por los caminos sabiendo que, cual boomerang, volverá a mí, cargada de las visiones que percibió en su recorrido”.Desde su niñez es un perito en el arte de lo prohibido y lo rebelde. Del dialogo con lo erótico, con aquello que está prohibido a los espíritus mojigatos. En segundos recorre desde los antiguos rituales incas fincados en su cosmos inconsciente, hasta el último de los días del universo. Ha creado una nueva mitología de colores, formas turgentes y ahora letras. Es un hombre que puede reírse de los significados y significantes, pues él siempre crea esencias paralelas y asociaciones libres. Ahora ha convertido su vida en un relato apasionado y apasionante donde él es protagonista de la rebelión y del erótico instante del encuentro con los cuerpos ansiosos, jadeantes y sedientos de otro cuerpo afín en placeres. Su historia produce conmovedores encuentros, inhumanas revelaciones, venenosos descubrimientos. Leerlo incita y apasiona. Es un hombre que logra ver lo que existe más allá de cualquier miedo. Al parecer vino al mundo a experimentar pasiones de todo tipo, a prender y aprehenderse. Un artista que ha convertido su vida en una experiencia trascendente, tanto que él mismo crea su propio mito: obligación erótica de cualquier artista que ha sido capaz de visitar la fantasía. Algunos lo consideran un loco porque es un autor que nunca inclina la cabeza ante la realidad. Es la imperiosa necesidad de contar lo que en su interior sucede. Un viajero “paridor” de nuevas estéticas de tiempos y mundos con ritmo de rock. En síntesis, Oswaldo Mejía es un ordenado desorden cronológico, un creador y a la vez contendiente de “boquicéfalos”; un mágico desertor de la realidad mediocre; producto quizá de cuatro mil años de vagancias y divagancias. Ahora se ha encargado de ser el nombre terrenal de un “Semi-Dios” protegido por “tres lunas ninfómanas” que “ha caminado cuatro mil años en un mundo de trece metros cuadrados, indivisible, esencial; creado por sí mismo, simplemente porque Él se lo ha encomendado.

MIGUEL ÁNGEL DE BERNARDI 

Agosto de 2012- México DF

 

NOTA DE AUTOR

En esta autobiografía, partiendo desde mi infancia y hasta la actualidad, he ido evocando los momentos más dolorosos sin obviar los placenteros pues todos ellos han gestado lo que muchos consideran “Arte Demencial” más yo les digo que no es así, que no soy un demente (el título es a modo irónico), simplemente soy un artista que se expresa sin censuras desde lo más profundo de su ser. Lógicamente, las experiencias vivenciadas han dejado huellas en mi alma, en mi estructura psíquica y si bien son imborrables, no menos real es que al volcarlas en este libro no sólo consigo superar los traumas sino que, esencialmente, quiero decirte, amigo lector, que muchos han juzgado mis ilustraciones como inmorales pero yo no soy un obsesionado sexual ni un pervertido ni mucho menos, sencillamente  he  dejado  fluir  a  través  de  mis  pinturas  aquello  que  pugnaba por salir. Como bien ha teorizado Sigmund Freud, el inconsciente posee varias herramientas para exteriorizarse y necesario es que lo haga puesto que no es un saco sin fondo, tiene una capacidad limitada de almacenamiento, se va renovando el stock de traumas porque es eso lo que acumula y así se impone la necesidad de liberar contenido, como la memoria de un ordenador, para dar lugar a nuevos elementos. Siendo estos no plausibles de salir a la luz tal como son, se impone el uso de estas herramientas de “liberación” cuya elección no depende de nosotros. Podemos hacerlo a través de los sueños, de los chistes, de “actos fallidos” o bien “sublimizando”. Parece que esta última opción es la más conveniente para mí y lo hago a través de mi arte. Pretendo además, sin ser ejemplo para nadie, decirte que la vida está llena de obstáculos, que se cae, eso no se puede evitar, una y otra vez caemos pero amigo lector, yo pude levantarme tantas veces como fue necesario ¡TÚ TAMBIÉN PUEDES!Hoy  puedo  decir  con  orgullo “ESTE  HOMBRE  QUE  HA  PADECIDO  MÁS  DE LO  SOPORTABLE,  ES  COMO  UN  ÁRBOL  CUYAS  RAÍCES  SON  TAN  SÓLIDAS  QUE NI  EL  VENDAVAL  MÁS  PODEROSO  PUEDE  DERRUMBAR.  SOY  ESE  QUE  SIGUE PERSIGUIENDO SUS SUEÑOS. SOY ESE QUE SIGUE CREYENDO QUE EL IMPEDIMENTO NO EXISTE CUANDO SE COMPRENDIÓ A QUÉ SE HA VENIDO A ESTA VIDA. SOY ESE QUE ALGUNOS LLAMAN DEMENTE…

”Saca tus propias conclusiones, te entrego mi historia, ahora es tuya, ya no me pertenece.

Oswaldo Mejía

 




El libro consta de ciento veintiséis páginas y veintiséis ilustraciones a todo color de la autoría de Oswaldo Mejía, Todo impreso en fino papel couché semi- mate, y contiene una historia alucinante, que ningún artista o ser humano sensible debería dejar de leer.  

No hay comentarios: