domingo, 3 de noviembre de 2019
ESCALERA PARA UN SUEÑO
sábado, 2 de noviembre de 2019
ULTIMO PARADERO A LA DERIVA
Niño, niña, duende o lo que fuere, no se separaba de mí. Si
caminaba, esa cosa caminaba. Si me detenía, esa cosa se detenía. Esa enorme
boca que ocupaba casi la totalidad de lo que sería su rostro me preocupaba… me
inquietaba…pero no había otra cosa con vida en la solitaria carretera, y me fui
acostumbrando a su compañía.
El cielo, el piso y la carretera tenían coloraciones grises verdosas, aunque cada cierto tramo se veía el tenue resplandor amarillento de unas iluminaciones provenientes de la nada. El paisaje era agobiante. A lo lejos vi que algo raudo venía por la carretera. Cuando llegó hasta mi ubicación pude ver que era una pequeña caja de madera, como una pequeña tina. Subí a ella y me senté con las rodillas recogidas. El pequeño monstruo también subió, se puso a mis espaldas, de pie y cogido de mis hombros.
Moviendo mis caderas de atrás para adelante repetidas veces, logré poner en movimiento mi caja móvil. La carretera en pendiente hizo el resto y la aceleración fue en aumento. Ahora íbamos a gran velocidad, deslizándonos como por un tobogán, hasta que un foso se cruzó en nuestro camino y caímos aparatosamente en él. Me puse de pie y me estaba sacudiendo el trasero, cuando vi que un tipo sentado en un borde del foso nos observaba.
Intrigado por su presencia, me quedé observando. Entonces,
ante mis ojos se duplicó. La réplica de aquel inesperado personaje saltó hacia
el foso y vino hacia mí amenazante. Me puse en guardia, medí las distancias y
cuando lo creí conveniente, salte sobre él, derribándolo. Me senté sobre su
pecho e intenté ahorcarlo, pero el replicado se echó a reír a carcajadas, ignorando
mis esfuerzos por asfixiarlo. De pronto todo se iluminó. Volteé hacia el lugar
de donde provenía la luz. Ante mis ojos había una multitud, sentados frente a
una mesa repleta de bebidas, carnes y potajes que la muchedumbre empezó a
engullir. Conforme iban comiendo, se transformaban en bestias cada vez más
repugnantes que tragaban y babeaban embarrándose en saliva y desperdicios de
comida y bebida. Y en medio, abrazados, el tipo que se replicó y el monstruito
de amplia boca que me acompañó hasta allí, reían a carcajadas.
Sentí pánico y quise salir corriendo de aquel lugar, pero
cuando me dispuse a correr descubrí que todas las vías eran un enmarañado de
toboganes, como si fueran venas y arterias de una gigantesca bestia. A partir
de ese día no he vuelto a dormir al filo de mi cama. Me acuesto al centro para
no volver a caer a la verdosa carretera.
SEMILLA DE DIOSES
Vinieron desde allá. Cuando llegaron, andábamos en cuatro patas y éramos “Un proyecto de Plenitud”. Ellos irguieron nuestros cuerpos, inquietaron nuestras almas, nos deslumbraron con el libre albedrio; mas, rebajaron nuestra esencia a “Un proyecto de felicidad. Ellos sembraron en nuestras mentes el temor a la muerte.
¿Sabes por qué, cuando andábamos a cuatro patas no rezábamos
plegarias?... ¡Porque no temíamos morir! …Sentíamos dolor, pero jamás
presagiábamos nuestra muerte.
Ellos metieron sus dedos en nuestras bocas y nos hicieron
probar de la ilusoria utopía llamada felicidad. A partir de ello vivimos
buscando alcanzarla, sin conseguirlo jamás; pues la felicidad es inexistente.
Sólo es un coqueteo, una sonrisa superficial.
Vinieron desde allá, dejando a su paso una estela de mundos
depredados y colapsados, y hoy están aquí culminando la depredación del
nuestro, mientras esperan el colapso para huir en busca de otros horizontes
¡Quiero volver a mi andar en cuatro patas! ¡Quiero retornar
mi esencia a “Un proyecto de plenitud! ¡Quiero hallar al Dios verdadero dentro
de mí…! ...Porque lo intuyo…Porque tiene lógica: Si somos hijos de Dioses, pues
tenemos sangre divina… ¡¡Entonces también somos Dioses!!
lunes, 14 de octubre de 2019
LAGRIMAS EN LA TACITA DE TE
Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía.
Cap. 18 del libro "Delirios del Lirio"
(Derechos de autor, protegidos)
Mientras escuchaba los ruidos parecidos a voces, que
provenían del exterior, hurgaba en su mente buscando una reminiscencia, una
evocación; algún rezago de un pasado… mas no los hallaba. En sus mil vidas,
incontables veces pasó por estos extravíos, pero cada vida trae sus propias
luces y sus propias oscuridades. Sólo una orfandad de recuerdos, copaba su
raciocinio.
Cuando despertó a esta realidad, ya estaba aquí, atrapado
dentro de esta jaula que pende de esa rechinante cadena venida desde allá
arriba. Allá, donde su vista no alcanza a distinguir nada, pues la oscuridad es
más densa y todo lo devora con cada centímetro de lejanía.
-¿Cómo es que llegué
aquí? ¿Qué es este lugar dónde estoy? ¡¿Dónde, dónde?! ¿Cuánto tiempo llevo en
esta jaula? ¿Qué le sucedió a mi cuerpo? ¡No! ¡Esto no es más que una pavorosa
alucinación!… No soy yo ¡No, este monstruo de osamenta cubierta con filosas
escamas color verde! ¿Por qué habría de adoptar la forma de un nauseabundo
reptil con alas? ¡Alas! Tengo alas…¡¡Grandes alas!! Pero… ¿Para qué me sirven dentro de esta jaula?
¡Esta pesadilla es real! Y si es real,
quizás tenga el poder de volar sobre… ¿Sobre qué? Me resultan extraños
estos parajes ¿Y la jaula? ¿Por qué estoy aquí, por qué? Tengo las piernas
entumecidas. Debo llevar una eternidad en esta incómoda posición de cuclillas…
pero esta maldita jaula no me permite variar mi penosa postura. Los barrotes
aprietan mis alas contra mi tórax. Me resulta difícil respirar. ¡Ruidos
extraños y el pánico que no cesan de martillar mi cerebro! ¡Esto debe ser el
infierno! ¿Pero qué culpas o pecados estoy expiando? ¿O es que, simplemente, me
volví loco? …Además del pánico que me provoca estar pendiendo en el vacío desde
esta altura. No quiero mirar hacia abajo, el piso está tan lejos...-
Muy por encima de aquella casi total oscuridad, una débil
luminosidad penetra hiriendo con tenues destellos algunas aristas de las
paredes y los escalones empedrados de una larguísima escalera. Es una luz muy
tímida, casi imperceptible, y de color gélido: pero es suficiente para copar la
atención de un confinado. Se le hace sumamente atractiva. Huele a esas
esperanzas que se anidan en la razón como una
delirante obsesión.
-Debo alcanzarla. Estos barrotes de acero no me lo impedirán…
Dios mío, permite que mis debilitadas manos fuercen los hierros que me recluyen
en este aislamiento desesperante y
cruel.
¡Ahhhhhhhh! Sí puedo,
sí puedo ¡Ahhhhhhh…Ahhhhhhhhhh…Ahhhhhhh! ¡Sí, lo voy a lograr! …Esto está
cediendo…
Los barrotes se rindieron a sus ansias de libertad. Aunque a
duras penas pudo deslizar hacia afuera la poca maniobrable envergadura de sus
alas, pero ya estaba afuera.
Evitando mirar hacia abajo para no ser presa del vértigo y el
pánico, empezó a descender por la cadena, ansioso por alcanzar el piso.
La cadena chirriaba incesante; las manos le ardían por la
fricción. No desvió para nada su mirada hacia abajo, mas sus cálculos le iban
indicando que ya faltaba poco…
-¡El extraño intenta huir! ¡No lo dejen escapar!
¡Atrapadle! ¡ Atrapadleeeeeeeeeeeeeeee!
No pudiendo localizar de quienes, ni de donde provenían las
voces, sólo atinó a soltarse, cayendo y estrellándose pesadamente contra el
empedrado del piso. No era el momento para atender dolencias. De un brinco se
puso de píe, y emprendió veloz carrera hacia el rincón por donde había visto
que ingresaba la mortecina lucecita, pero que su instinto se la pintaba como
una gran esperanza de salida.
-¿Quién grita? ¿Quiénes son esos que vienen hacia mí? ¡Debo
darme prisa! No les veo, pero puedo oír sus respiraciones y sus pasos
apresurados acercándose. Debo alcanzar esa luz. ¡Ah, maravillosa luz que
alimenta la claridad! No importa a dónde me conduzcas mientras me saques de
esta cerrazón…Hacia ti voy…
-¡Centinelas! No dejen escapar al extraño, va hacia las
escaleras ¡Deténganlo!
Conforme avanzaba hacia su objetivo, es paso iba
estrechándose más y más…
-Me ahogo… ¡Dios mío, no consigo respirar!… Mis alas golpean
contra las filosas salientes y aristas de las paredes. Me duele… ¡Duele mucho!
Trozos y jirones de carne ensangrentada le son arrancados en
cada roce, quedando estos pegados a los muros, como señal de su apresurado
paso.
-¡Duele… duele mucho!…
Pero no debo renunciar ¡No lo haré! No importa que mis alas se quiebren, no
importa el fuego quemando mis carnes heridas, no importa lo que de mi quede en
el camino …Debo concentrarme en la luz ¡Sigue, sigue! Ya falta poco… Unos cuantos metros más… …
¡Vamos, vamos!
La luz crece en tamaño e intensidad. Ella es la esperanza, y
está tan cerca
-¡Centinelaaaaas! ¡El extraño está subiendo por las
escaleras! ¡Atrapadleeeeeeeeeeee, que no alcance la ventana!
¡Inútiles! ¡Usen los arcos y flechas!
Correr, correr y saltar al vacío… ¡Ahora! ¡Ahoraaaaaaaaaaaa!
Está parado sobre la base del marco de la ventana, frente al
vacío, paralizado; deleitándose con el aire fresco que penetra por sus
pituitarias invadiendo su ser, cuando siente las manos de sus perseguidores
rozándole los tobillos, entonces salta…
-¡Diosssssssssssss, noooooooooooooo! ¡Mis alas no me
obedecen! ¡Me voy a estrellar! ¡Debo aletear con más fuerzaaaaaaaaa! ¡Eso, eso!
Lo estoy logrando…
Rapidamente, aunque sus alas se manifiestan torpes, van
estabilizando su caída hasta convertirla en flotación.
-¡Quince monedas al arquero que lo derribe! ¡ Yaaaaaaaaaaaa!
-¡Lo logré! Estoy volando, puedo planear… maravillosa
sensación… ¡Soy un ángel! ¡Sí, eso soy!
-¡Disparen malditos! ¿O quieren probar de mi ira?
-¡Oh, Noooooooo! Ajjjjjjjjj
¿Qué es esto que me quema el pecho? ¡Maldición! Me han da…do… Ahhhhhhhhhhh…
La caída libre. El cuerpo precipitándose en tirabuzón, y la
desesperante sensación de las vísceras apretando el pecho y amenazando con
salír expelidas por la boca. Crispa los dedos de las manos en un vano intento
por sujetarse a algo…
-¡Está cayendo el extraño! ¡Le di en medio del pecho!
Je je je… Menudo porrazo que se ha dado.
Lo último que sintió, fue el sabor salado del fango, mezclado
con su sangre, cubriéndole la lengua e invadiéndole la boca toda…
-Lo que tenías que pasar ya concluyó.
-Pero… ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? Lo
último que recuerdo, es retorciéndome en el lodo… y luego, como me fui
sumergiendo en la oscuridad.
*-Soy Magdalena… Eva; la mujer de los mil rostros, y los mil
nombres, que siempre estuvo a tu lado desde tus sueños. Soy quien venía a tus
fantasías, con las alas blancas que pintaste para mí, y con estas ojeras color
promesa que fueron tu inspiración durante tus mil vidas.
Yo rescaté tu cuerpo del fango Arq-ángel. Fui enviada para
cuidarte y proteger tu misión, aunque en ello se fuera mi propia vida… Ahora
debo irme, tengo una deuda que saldar. Esa Señora de túnica que ves allá,
reclama por mi…
Yo soy el precio por el que ella te ha dejado vivir. Ese fue
el trato y debo cumplir…¡Adios!
-¡Nooooooooooooooooooooooo!
jueves, 12 de septiembre de 2019
MI PECADO ES TU AROMA
Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.
(Derechos de autor,
protegidos)
Cuarenta veces soplaron las trompetas del sur, y sólo quedaba
esperar que manara miel de las rocas. Fascinados los amantes arañan sus ropas,
las van rasgando ante la estúpida ventanita cuyo único signo vital es su
imprudencia. Mientras, el sofocante bochorno hace lo suyo derritiendo los
ávidos cuerpos; cuatro muslos empapados de urgencia; cuerpos toqueteándose,
queriendo aliviar el peso de sus entrañas; invadir y ser invadido, entregar
dádivas y recibir bendiciones.
-¿Acaso es tan interesante la luz?
Dejémoslos que hablen; nunca verán cuánto se iluminan los
cielos ante los brotes del convexo, jamás imaginarán el perfume del cóncavo,
únicamente habrá la sospecha de que ambos levitaron mientras las trompetas del
sur soplaban cuarenta veces.
MELODY ZEPP
Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.
(Derechos de autor,
protegidos)
La vez anterior, vino emergiendo de entre la oscuridad, con
una apariencia de dulce anciana. Entre sus manos traía algo que despedía una
tenue luminosidad verduzca, la cual se colaba por los resquicios de entre sus
dedos. Entonces me hablo: -¡Aquí tengo lo tuyo!- Luego empezó a retroceder a la
vez que se desvanecía. Se fue así como vino, con pasos de viento…
Anoche fui nuevamente a su encuentro, pero esta vez me
asaltaron las dudas… y las dudas no son valederas para un guerrero en batalla.
Ya estaba ella dentro de mí; y me acarició, y alimentó mi desbordada fantasía
con visiones traídas de otros planos, mas las dudas persistían en martillar mi
razón…
Y entonces se desató mi tortura. Los demonios fueron
liberados; los vi y los sentí danzando a mi rededor. Aguijoneaban mi cuerpo y
mordisqueaban mi alma intoxicándome con angustias y pánicos que creí superados.
Quise pararme y gritar, implorar por ayuda, correr, huir; o mejor morir en ese
instante y aliviarme del suplicio…Pero me mantuve sentado. Soy lobo, soy
devorador de pánicos, pero también soy humano y sé pedir perdón… El lobo estaba
orando mientras vomitaba y lloraba sin cesar. Vi materializarse a la carrera, a
una horrible niña viniendo hacia mí, chillando y amenazándome con un largo
objeto punzante, mas cuando me lo iba a clavar, se desvaneció.
-¡Abre la boca! ¡No aspires, sólo mantén abierta la boca!-
Me introdujeron una cerbatana en una de las fosas nasales y
por ella me soplaron un polvo burbujeante, invasivo y desesperante, pero con
sabor esclarecedor, luego repitieron la acción en la otra fosa nasal. Antes de
irme pusieron en mi mano derecha una papa, aún con la tierra de cultivo
impregnada en su cascara, y me dijeron: -¡Camina. Allí viene tu paz!-
Ustedes también son buscadores, por ello intuyen de qué estoy
hablando...
LUNA DE HIEL EN EL MARAJO
Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.
(Derechos de autor,
protegidos)
Desde tiempos inmemorables había estado allí. Al amparo de su
sombra fue que el ánima del viejo Enrique, entre humaredas de hashish se les apareció
a ese par de niños locos para entre risas anunciarles la muerte de la madre de
Tawapara. Fue bajo su follaje, que Vicentico se ocultó para vestirse con aquel
ridículo disfraz de lagarto, que llevaría por el resto de su vida mientras
peregrinaba por el mundo repartiendo sus caramelos envenenados de fantasía. Fue
de entre sus ramas que, en los albores de la humanidad, descendió el primer par
de amantes que interactuó con los venidos de las estrellas. Muchos de los
acontecimientos más relevantes de esta comarca triste y fantasmal, se gestaron
al pie de este árbol milenario, ahora sin hojas y sin sombra que proyectar.
Un día, proveniente de algún sueño afiebrado, a los pies del
viejo roble, se materializó un iluminado; mezcla de druida, orate, mago y artista.
Tenía una encantadora sonrisa y la mirada estúpida, pero limpia, como la mirada
de aquellos seres incapaces de entender lo más elemental.
El viejo árbol pareció contagiarse de la alegría que irradiaba el recién llegado, e inexplicablemente empezó a coparse con el verdor de renovadas y lustrosas hojas.
Una creciente multitud de curiosos ávidos de creer en algo, fueron agolpándose alrededor del roble para ver su milagroso reverdecer y observar de cerca al iluminado, quien con su saliva iba tejiendo unas tupidas esterillas, que luego de secarlas al sol, usaba para garabatear en ellas, símbolos y figuras extrañas. Como tinta utilizaba una mezcla de sus propias lágrimas y tierra, aplicándola con su dedo índice derecho.
Nadie se iba del lugar sin llevar, aunque sea uno de los peculiares lienzos garabateados que el recién llegado obsequiaba con entusiasmo, sembrando con ello más y más sonrisas entre los asistentes. Especialmente las mujeres estaban auto-convencidas que aquellos símbolos tenían poderes curativos contra los males de amor y las heridas del alma. La comarca en pleno ahora rebosaba de alegría, contagiada por el brillo del recién materializado. Muchos se acercaban para tocarlo y untarse los dedos de las manos con su sudor.
El iluminado jamás descansaba, nunca dormía… tampoco se
alimentaba. De sus espaldas había brotado algo parecido a raíces que se
adhirieron al milenario roble; al parecer de esa manera parasitaba la energía
vital del árbol.
Una mañana, todo varió. La multitud arremolinada ante el
viejo árbol había desviado su atención hacia la repentina aparición de una
hermosa mujer de piel color turquesa que, con total desparpajo se exhibía
desnuda, mientras gruñía amenazante a quien intentara acercarse al iluminado.
Esta agresiva manera de reclamar exclusividad dio sus frutos. Entonces, ya
nadie pudo acercarse… Ya nadie pudo tocarlo, ni tampoco recibir de sus manos
las esterillas garabateadas.
Poco a poco la multitud fue perdiendo el interés, hasta
ignorar por completo al viejo roble, al iluminado y a la agresiva mujer con
piel color turquesa. Ella sonreía satisfecha al ver logrado su egoísta
objetivo, mas el iluminado no cesó de llorar por cuarenta y dos días con sus
respectivas noches.
La comarca volvió a sumirse en su triste y fantasmal aspecto.
La ilusión del iluminado que repartía sonrisas y alegría se había esfumado…
Al cabo de las seis semanas, el iluminado arrancó con sus
manos los apéndices con forma de raíces, que lo conectaban al roble, y tal como
vino, se fue en silencio.
El milenario árbol perdió sus hojas y paulatinamente fue
secándose hasta convertirse en un leño inerte.
Inútil resultarían las caricias y lágrimas incontenibles con
que la mujer de piel color turquesa, desesperadamente lo regaba intentando
reverdecer lo ya concluido.
“Hay destinos que jamás debieran cruzarse, aunque la vida
parezca permitirlo”
martes, 14 de febrero de 2017
SE HAN AGOTADO LAS ALAS PARA ANGELES
Te necesito…
Sin importar quién eres;
Basta con que seas capaz de edificar un sueño.
¿Sabes? Ya no estaré triste.
Volví a escuchar la más dulce y deliciosa mentira:
“De aquí, hasta la eternidad”.
Sólo vine por un instante a mirar tu figura.
Y me diste más…
…La promesa de una vida lamiendo tu piel,
Y con esa ilusión, podré vivir la eternidad de este día.
domingo, 29 de enero de 2017
ITINERARIO PARA OLVIDAR
Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía
Cap. 6 del libro "Delirios del Lirio"
(Derechos de autor, protegidos)
¡Amigo mío, despierta! ¿Quieres soñar lo mismo que estoy
soñando?
¿Ves aquellas luces hiriendo la negrura de esta noche que se
me antoja como antesala de malos presagios? ¿Ves aquella nave que acaba de
descender? Está cargada de jaulas que
contienen seres muy tristes. No alcanzo a verlos con nitidez, pero calculo
varios centenares de ellos. Su tristeza es tan grande que la percibo en el
viento, tienen aroma a miedo y desconcierto.
Ahora sí puedo distinguirlos. Están vestidos de blanco y
llevan un colgajo rojo pendiendo de sus frentes... ¿Los ves? Los que los arrean
son muy diferentes, son los que poseen mandiles amarillos y guantes color
naranja. Parecen no tener sentimientos ni remordimientos. No me equivoco, son
crueles… Esos huelen a muerte.
¿Qué pensarán hacer con todos aquellos seres tan apenados?
Los han separado en grupos, formando filas. Escasamente logro ver sus ojos en
los laterales de sus rostros, no los veo claramente pero percibo que en ellos
no hay lágrimas, sólo desconcierto, soledad y temor, pero todo lo asumen.
“¡Que estupidez más grande! La vida nunca deja de ser una
broma cuyo único objetivo es burlarse de nuestra mísera condición de esqueletos
recubiertos de músculos y huesos. Consigues harta y sabrosa comida cuando ya
eres un viejo al que los médicos le prohibieron comer salado, dulce ni
condimentos; y para rematar, ya no tienes dientes. Si hasta logras tener éxito
luego que mueren tus padres y entonces no hay nadie detrás de ti que pueda
sentirse orgulloso de tu triunfo… Quisiera reírme pero no puedo, esto duele.”
Perdona si me desvié del tema, pero me conoces de sobra;
sabes que soy muy desordenado cuando me sumerjo entre los límites de la
realidad y la fantasía.
Estoy acompañado de ti, soñando despierto, agazapados frente
a un espectáculo de esta magnitud y no podemos compartir la visión pues no eres
más que un osito de peluche azul al que se le cayeron los botones que fungían
de ojitos pero bueno, aunque no puedas ver nada, al menos puedo invitarte a acompañarme a mi sueño… o a mi pesadilla.
¡Dios mío! Los arreadores, los de mandiles amarillos y
guantes color naranja están aporreándoles en la cabeza a los seres tristes de
la primera fila. Uno a uno va cayendo, abatidos por los certeros golpes que
esos desgraciados descargan sobre su nuca.
¡Esto es horrible!
Muchos sangran profusamente por la nariz y la boca, retorciéndose en
interminables estertores; creo que algunos han defecado pues sus traseros,
repentinamente aparecen manchados de una viscosidad gris verdusca.¡
Esto es una barbarie! Mientras sus cuerpos son arrojados en
ese enorme perol lleno de agua hirviente, aún continúan convulsionando. No sé
si pueda soportar permanecer en la expectación de tamaña brutalidad. El agua
hirviente disuelve los ropajes blancos de los agonizantes seres tristes y una
vez completamente desnudos y muertos, son halados por otro grupo, también de
mandiles amarillos y guantes color naranja. Para ello se valen de esos filosos
garfios que parecieran ser la prolongación de sus extremidades, por la habilidad
con que desarrollan su macabra labor.
¡Maldición! Están
despanzurrándolos a la vez que tragan con avidez sus tripas y vísceras para
luego colgar los cadáveres de esas vigas de metal brillante mientras la matanza
continua con los de las filas siguientes. Los seres tristes miran todo pero
ninguno protesta ni se resiste. Pareciera que todos ellos tuvieran untada en el
alma la convicción de que fueron creados con el único propósito de cumplir este
designio ¿O es que Dios, o quien sea que los creó, sólo instaló en sus cerebros
tristeza y desconcierto y ni una pizca de entendimiento?
¡Amigo mío, creo que los de mandil amarillo y guantes color
naranja nos han visto! ¡Están mirando en esta dirección! ¡Están señalando hacia
nosotros! ¡Dios, vienen hacia aquí! ¡Nos han visto! ¡Larguémonos!
¡Maldita sea! Estas ramas y el follaje nos impiden alejarnos
más de prisa. Los muy desgraciados se mueven muy de prisa. Están cada vez más
cerca.
¡OH, Dios! ¿En qué
momento se me cayó Osito azul? Debo volver por él, tengo mucho miedo pero no
puedo dejarlo, es mi inseparable amigo, no puedo dejarlo en manos de esos
carniceros.
La enmarañada vegetación me confunde y no logro ubicar la
ruta por donde vine. Debo hallar pronto a mi amiguito…
¡OH, no! Pobre Osito… Llegué tarde. Lo encontraron esos
asesinos de mandil amarillo y guantes color naranja… También a él lo están
despanzurrando y devoran el relleno de sus entrañas. Se le cayeron los botones
que tenía por ojitos y sin embargo puedo sentir cómo me mira desde el alma al
tiempo que desde su hociquito me lanza
gritos silenciosos pidiéndome que me ponga a salvo -“Vete, huye, mi destino
está escrito pero por favor, déjame marchar en paz sabiendo que estás a salvo”-
No sé si fue mi imaginación, mas les juro que vi ese acuoso
salitre bajar por sus mejillas. No quería abandonarlo pero tampoco negarme a su
pedido. De todos modos, su suerte estaba echada… Hubiera sido inútil intentar
rescatarlo.
Corro, corro…corro sin parar. Me están siguiendo esos
desalmados asesinos. También deben estar ávidos de mis entrañas, creo que me
quieren engullir. No paro de correr, la adrenalina que me genera el pánico me
permite marchar incansablemente buscando alejarme de quienes, imagino, me
persiguen.
Corro, corro…corro sin parar…
Cuando siento que mi corazón y pulmones amenazan con
estallar, voy menguando mi andar, cada vez más lento... más lento… Me pesa el
cuerpo, me pesa el alma… Tengo los brazos caídos y arrastro los pies… No puedo
respirar…me estoy…ahogando… caigo de rodillas y me llevo las manos a la garganta…
Mi conmoción es insoportable… siento una terrible irritación en la garganta…
¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!
Meto los dedos en mi boca y descubro que hay un cuerpo
extraño que se extiende desde mi laringe hasta rozarme la lengua. Lo extraigo
y… ¡Pero si es una pluma blanca! ¡Está empapada con mi saliva! No comprendo
cómo llegó a mi garganta pero ahora me siento mejor, me parece que estoy a
salvo a pesar de que la congoja no me abandona… hui dejando morir solo a Osito
azul; soy un cobarde… si bien yo le escuché decirme que me fuera, que me
pusiera a salvo…no debí hacerlo ¿Qué haré sin mi Osito azul? ¿Cómo continuar el
destino convenido si me falta él?
…Vaya; creo que todo fue una pesadilla…
¿Pero dónde está Osito azul?
¿…Y esta pluma blanca…?
viernes, 20 de enero de 2017
RAPSODIA DE MANOS MUDAS
"Soy un ARTISTA. Por ello tengo el rol imperativo y la
facultad de inventar sueños, inquietar sensibilidades y crear mundos
alternativos en las mentes de quienes asisten a la convocatoria de mi
propuesta"...
*-¡¿Le vamos a permitir que nos contamine con su magia?!
¿Dejaremos que mordisquee nuestras mentes con sus toxicas
fantasías?
¡…Maldito embustero que pretende hacernos creer que puede
fabricar universos con papel; con humo…con palabras…!
¿No es más fácil apedrearle y silenciar de una vez por todas,
sus predicas sobre humanizar al reptil que llevamos dentro?
¡Él es tan infeliz como nosotros!
…Sólo que el muy desgraciado, mira hacia arriba; y allí
encuentra la inspiración para proclamarse “UN DIFERENTE”.