Yo no las inventé a ustedes, malditas caras sonrientes,
vigilantes y punzantes, maquilladas con vidas ajenas. Siempre relamiéndose en
torturas y celos que mordisquean la noche ¡Grítenme que es normal, que patear
el tablero es parte del juego! Hay un cadáver de tu lado y un cadáver del lado
mío. Lloras tú, lloro yo….con una larga y solitaria lágrima que en un cofrecito
guardé para la ocasión. Debo pintar mis ojos para no desentonar; debo decorar
mi cubil; no quiero que tus tacones tropiecen con mis despojos. Si he de irme,
quiero partir como un lindísimo anciano a quien el arado surcó la frente. No
quiero irme con temor, no como el fracasado artífice de sueños que las lenguas
señalaron con mentiras…
jueves, 20 de julio de 2017
EL PENACHO AMARILLO BRILLARA EN ENERO
lunes, 10 de julio de 2017
"FIERA"
Video (Música e imágenes de Oswaldo Mejía)
Muestra de parte de mi obra pictórica sobre mi propuesta
plástica Surreal-erótica, El vídeo ha sido editado con la música
correspondiente al track "FIERA". Un Heavy, de letras con contenido
erótico. La canción es de mi autoría en composición y arreglos musicales, así
como la ejecución de la guitarra líder junto a mi otrora banda
"Brebaje".
jueves, 29 de junio de 2017
"MI VIENTO AGUARDA POR MARIPOSA"
Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía
Cap 8 del libro "Delirios del Lirio"
(Derechos de autor, protegidos)
¿A qué Dios travieso se le ocurriría crear esta demencial
jungla de concreto? Te atrapa, te asfixia, tiene sabor a encierro y condena.
Confina las almas hacinándolas en una soledad acompañada que, por ilógico que
parezca, vuelve cada vez más distante a quienes más cerca tienes.
Aquí todos ignoran a
todos, sólo te toman en cuenta cuando posees algo que les resulta útil y entonces
traman cómo quitártelo. Los senderos están atestados de seres bípedos, muchos
de ellos con cabeza de cerdo, buitre, reptil, hiena y cualquier clase de
alimaña que puedas imaginar. Estas bestias transitan dándose mordiscos y
gruñéndose unas a otras de manera constante. Las cabezas de animal son producto
de la vil creación de los SEÑORES DE LA OSCURIDAD. Son ellos quienes se las
injertan como condecoración a quienes se destacan por su maldad. El caos es un
orden vertical impuesto por el régimen del poder. En este orbe el cielo siempre
se muestra frío y gris, al igual que el suelo donde predomina ese tono
luctuosamente grisáceo.
Estos señores controlan todo: Los alimentos, las diversiones
y… las emociones. Concibieron puertas que deberían servir para facilitar la
entrada a diferentes lugares; hay millones de ellas pero todas inviolables pues
las mantienen obstruidas. Nada tiene razón de ser aquí. Quienes fungen de ser
guías espirituales, cobran en monedas o en especies la tarea de llevar mensajes
de plegarias o peticiones a entes crueles que ellos representan como seres
alados correteando alegremente entre las nubes. Su pregón es que si no pagas,
los de arriba te lanzarán terribles castigos. El miedo, la angustia, la soledad
y la avaricia alimentan y ceban al odio, no dejando espacio para el amor.
A quienes predicamos sobre el amor, nadie quiere oírnos y
quienes por alguna razón ajena a su voluntad nos escuchan, inmediatamente se
alejan y nos denuncian. Si te atrapan, la pena por hacer apología al amor es someterte
a una intervención quirúrgica que consiste en aserrarte el cráneo y extraerte
del cerebro todo resquicio de tus convicciones. Con ello, los SEÑORES DE LA
OSCURIDAD obtienen dos propósitos: Que no vuelvas a recordar tú predica y que
por la costura de alambre con que volvieron a unirte el cráneo, la fauna de
afuera te identifique fácilmente como un castigado por sedición al régimen.
A mi me denunciaron, me atraparon y me sometieron a la
lobotomía, según ellos, para limpiarme de pensamientos protervos. Desconozco
cuanto tiempo anduve por allí, privado de argumentos y mi particular elocuencia
para hablar del amor, mas ese sublime sentimiento no pudieron extirparlo de mi
esencia, todo el tiempo lo albergué en mi pecho. Esos estúpidos SEÑORES DE LA
OSCURIDAD no saben que para matar al amor deben arrancarte el corazón, aunque a
ellos sólo les interesa que no hables de “eso” ya que están convencidos de que
es un virus nocivo que se propaga a través de la palabra.
He vagado por esta fría jungla de concreto, atestada de
zoomorfos adoradores del odio, sin poder recordar ni una palabra amorosa y pese
a ello, mis entrañas estaban henchidas del más sublime de los sentimientos.
Aconteció un día…Como un paria, un apestado a quien nadie se
le arrima por temor al contagio, me recosté entre unos montículos de impurezas
y desperdicios. Cuando se siente el frío de la soledad, hasta la tibieza de la
inmundicia te parece acogedora. Estaba semidormido cuando un cosquilleo
recorriéndome el antebrazo derecho, llamó mi atención. Me iba a rascar pero al
momento de hacerlo, vi una hermosa oruguita de cuerpo blanquecino y cabecita
amarilla que pugnaba por alcanzar mi hombro ¡Se veía tan tierna! Parecía buscar cobijo en mí. La tomé
delicadamente entre mis dedos y la coloqué sobre mi hombro. Creo que ambos nos
sentíamos a gusto en mutua compañía. Lentamente se deslizó por mi clavícula,
ascendiendo por mi cuello. Ya no lograba verla pero el hormigueo que me
provocaba su andar me iba dictando su posición. Sentí que había alcanzado el lóbulo
de mi oreja y la fricción de su cuerpecillo me hizo sonreír, me proporcionaba
un enorme placer la cercanía dérmica que estábamos experimentando y así, con
esa agradable sensación me quedé dormido… caí en un sueño profundo.
A partir de aquel día recuperé mi otrora capacidad para
platicar sobre el amor. Al despertar me reencontré con un léxico que juzgué
perdido. Lo primero que pronuncié fue “Permíteme adorarte”. Jamás dejé de estar
atiborrado de amor pero una vez vuelto a recuperar el don de la prédica, con
esa encomienda me puse en marcha. Iba de aquí para allá vociferando sobre la
existencia del amor con palabras que se habían enquistado en mi cerebro, el
órgano que gobernaba mi humanidad y me dictaba aquello que debía pronunciar.
Los parias como yo -que no eran pocos- se mostraban interesados en mi
elocuencia y a medida que yo iba disertando, más y más adeptos se sumaban a la
amorosa filosofía que predicaba.
Ocurrió un hecho extraño a partir del instante en que comencé
a escuchar el dictado interno de mis discursos… cada día, al despertarme,
hallaba una taza conteniendo avena y al costado, unos mendrugos de pan.
Una mañana en que estaba desperezándome luego de mi reparador
sueño nocturno y me disponía a coger mi rutinaria taza con avena,
sorpresivamente, me vi cercado por una turba de zoomorfos que me gruñían y
amenazaban con clavarme los dientes. Algunos gritaban:
-¡Aquí está, él es el predicador!- presa del pánico, no
atinaba a nada, apenas si intentaba esquivar las dentelladas de los más
exaltados, ni siquiera intentaba ponerme de pie, sabía que era inútil, no tenía
chance de huir, todo lo que podía hacer era permanecer estático… esperando lo
peor.
De pronto, la multitud abrió paso a cuatro zoomorfos con
cabeza de hiena que, armados de unas varillas de madera con puntas de metal,
empezaron a herirme despiadadamente sin dejar un centímetro de mi cuerpo a
salvo, aunque lo hacían con meticulosa dosificación. Era notorio que su
intención era dañarme pero no matarme. Estaba empapado en sangre y en estado de
shock cuando dos de ellos me tomaron de los brazos, me levantaron en vilo y me
llevaron a rastras por entre la multitud. A mi paso sentía la presión y el
impacto de las mordidas que me profería la turba y sin embargo no sentía dolor.
Al recobrar la consciencia, me vi atado de pies y manos a una
fría tarima de metal mientras que un zoomorfo con cabeza de buitre, valiéndose
de unas tenazas, iba cortando las costuras de alambre con que cosieron mi
cráneo aquella vez que por predicar el amor, fui condenado por sedición.
Terminada su faena de quitarme las costuras, el cabeza de buitre, con la tapa
de mi cráneo en sus manos, llamó a sus compañeros que estaban muy concentrados
en la práctica de lobotomía a otros supuestos sediciosos al régimen.
-¡Miren lo que este tenía alojado en su cerebro!- Gritó el
cabeza de buitre-¡Es una crisálida de mariposa con alas de corazón! ¡Maldición,
la profecía está por cumplirse!
Dicho esto, los cirujanos y asistentes de la sala, se
arrodillaron en actitud de adoración y cubriéndose con las manos sus rostros de
buitre, se sumieron en desesperadas plegarias a sabe Dios qué demonios.
La tapa de mi cráneo quedó flotando en el aire y de ella
empezaron a refulgir destellos rosados y violáceos. De entre ellos, apareció
una pequeña masa ovoide latente, con el color marrón y el brillo lustroso de un
insecto. Los resplandores se hicieron más intensos, encegueciendo a los cabezas
de buitre, mas no a mí que podía ver todo lo que ocurría con suficiente
nitidez. La masa ovoide latió con más frenesí, retorciéndose hasta que la parte
superior se cuarteó en forma de cruz y de ella emergió una agraciada criatura
femenina de piel tan blanca como la nieve y cabellos como los rayos del sol.
Tenía unas preciosas alas de rojo carmesí en forma de corazón y mientras las
desplegaba con orgullo, me dijo:
-¿Sabes que a ti te correspondería una cabeza de asno por tu
testarudez y necedad? Pero como el amor se nutre de esas taras-virtudes y tú
tuviste bastante de ello para alimentar mi metamorfosis pues…quedas exento de
ese castigo.-
A continuación, liberó mis manos y pies y sobre la tarima de
metal donde estuve recostado dejó una taza de avena y los mendrugos de pan.
Luego me hizo una señal con su dedo índice para que la siguiera. Cuando me
levanté para coger la taza de avena y los mendrugos de pan, noté que el piso
estaba encharcado con un líquido sanguinolento de un repugnante color verde
petróleo que descendía a borbotones por las paredes y techo, como si el
mismísimo infierno estuviera desangrándose. Entre el horror, flotando en aquel
lugar, yacían cuatro plumas blancas. De los cabezas de buitre sólo quedaban sus
ropajes y las cabezas de ave rapaz con los ojos desorbitados, pugnando por no
hundirse, como si se empecinaran en ser mudo testimonio de lo que allí ocurrió.
Luego de traspasar un largo pasadizo, de paredes y techo que
también sangraban, salimos a un mundo diferente, colorido, con el cielo
azulado, propio de un día soleado. Mariposa emprendió vuelo y yo seguí su
rumbo. A nuestro paso, grupos de parias sonrientes, uno a uno, fueron
acoplándose a nuestro peregrinar. Recién entonces reparé en que tenía el cráneo
destapado pero no me importó… continué mi camino tras de Mariposa.
domingo, 11 de junio de 2017
Video ANGELES Y ARQ-ANGELES
Video Monólogo de Oswaldo Mejía
La historia un tanto manoseada, acerca de los Ángeles.
El único proposito de esta publicación es alertar a quienes
deseen escuchar, a no confiar en que, necesariamente los escritos narran historias 100% verídicas, sino que
muchas veces son versiones subjetivas de los hechos reales, y otras veces son
mentiras adrede, para tergiversar
verdades, en defensa de intereses de algunos grupos manipuladores...
jueves, 8 de junio de 2017
ALBA Y OCASO RETOZAN SOBRE LA PLUMA DE MI AMADA
*-¿Me puedes decir, porqué, cada una de estas puertas, tiene
dos ojos de cerradura, uno más arriba del otro?
**-Tú eres más pequeño; y simultáneamente, ambos otearemos lo que hay detrás. Al otro lado de cada una de estas dos puertas hay encerrada la vida de un Ángel. Ambos desmerecieron ser felices y tuve que encerrarlos separados. Por ello enfermaron. La soledad es capaz de desquiciar también a los Ángeles. ¡Mira a este! ¿No te parece hermoso?
*-¡Sí, es muy bello!...Pero ¿Porqué hiere su piel con sus propias uñas?... ¿Y porqué no cesa de sonreír mientras llora?
**-Te lo dije, está demente. Extravió su cordura, pues fue
incapaz de cobijar y cuidar lo que se le encomendó proteger. Jamás se perdonará
haber perdido lo que para la mayoría de los mortales es la razón de la vida
misma. Aunque sonríe intentando engañarnos, sabe que de aquí hasta el fin de su
tiempo, su alma no tendrá sosiego…-
*-No resisto seguir mirándolo… ¡Tan bello! …Y sufriendo de
esa manera… ¡No. Ya no quiero verlo!-
**-¿Sabes que no hay nada más poético que la muerte de algo
realmente hermoso?... ¡Pues este Ángel es realmente hermoso y está muriendo!
¡Míralo! …Tú naciste poeta ¡Debes escribir sobre lo que ves aquí!
*-¡No lo haré! ¡No lo haré!-
**-Nadie viene a “Las Jaulas” y se va sin llevarse algo ¡Ven,
mira lo que hay tras esta otra puerta! Este Ángel, es el cual, el primero debió
cuidar y proteger, más lo amó con tal devoción, que tan sublime sentimiento se
tornó en enfermiza obsesión y terminó dañándole.-
*-…Pero… Este no tiene ojos… Sólo las cuencas vacías que no
cesan de sangrar…-
**-Este Ángel, todas las mañanas arranca sus propios ojos y
los devora, para así intentar evitar ver más despedidas, pero en cada
anochecer, nuevos ojos le han de brotar…-
*-¡Esto es demencial! ¿Cómo puedes mantener encerrados a
estos seres y regocijarte en sus martirios.-
**-No me regocijo en sus martirios. Sólo soy el guardián de
sus agonías… y después de hoy día, sabrás que también estoy muriendo con ellos.
Cuando escribas sobre esto, di que viste morir la luz…-
sábado, 3 de junio de 2017
60 MINUTOS POR SEGUNDO
Al caer la tarde, debo asegurarme que ambos estemos aquí,
pues si faltásemos tú o yo, este sueño no podría estar completo. Yo, porque
tengo que soñar y tú, porque debes espectar lo que estaré soñando.
domingo, 21 de mayo de 2017
CIERREN PUERTAS LOS DE ATRAS
Muestra de parte de mi obra pictórica sobre mi propuesta
plástica Surreal erótica, aunque yo preferiría llamarla automatismo
subconsciente. El vídeo ha sido editado con la música correspondiente al track
"Cierren puertas los de atrás", canción de mi autoría en composición y
arreglos musicales, así como en la ejecución de la guitarra líder, junto a mi
otrora banda "Brebaje".
viernes, 5 de mayo de 2017
LOS DUENDES SUEÑAN EN COLORES PASTEL
Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía
Cap. 7 del libro "Delirios del Lirio"
(Derechos de autor, protegidos)
Esta noche es una noche muy pero muy especial, desconcertante
y pletórica de sensaciones y emociones, como esas que punzan y arañan nuestra
sensibilidad, la misma con la que he convivido por cinco siglos y medio pues
alguien, el mismo día que nací, me la grabó en la frente, con un hierro
caliente al rojo vivo, y por tanto, no puedo ni podré desprenderme de este
estigma.
No entiendo si por error o castigo, se me destinó habitar en
este mundo poblado de arpías, chacales, borregos, cerdos y asnos parlantes,
situación que sólo puede ser soportada si uno es un perfecto idiota o un
mitómano consumado. Como estoy convencido de que la perfección es inexistente,
al menos en este plano astral, no me queda otra que pensar en la alternativa de
que soy un magnífico mitómano… y debo serlo pues todo el tiempo que llevo
andando por estos polvorientos senderos, los transité creándome las mentiras
más inimaginables; tan convincente fui al concebirlas que yo mismo terminé
creyéndolas como si fueran una verdad palpable y absoluta.
Debo contarte algo ¿Sabes que debido al estigma de ser
portador de esta maldita sensibilidad no me quedó otra elección que sublimizar
mis traumas pariendo arte? ¿No lo sabías, verdad? Pues fue así, eso me
convirtió en el lobo solitario que aquí ves, saturado de tristeza y con el
rostro cubierto por una careta que lleva grabada una sonrisa que yo mismo
dibujé con la tinta indeleble de mi auto-engaño. He vivido repartiendo alegría
y esperanzas entre los demás animales que me rodean y sin embargo fui y soy
incapaz de prodigarme a mí mismo una pizca de sosiego.
Esta noche, tal como te dije, es muy especial para los
borregos, las arpías, chacales, cerdos y asnos pues masivamente, festejan el
nacimiento de un redentor del que ni
siquiera están convencidos que los vaya a redimir pero es un buen motivo para
festejar y atiborrarse de comida y bebidas espirituosas, lo cual no les proporciona
felicidad pero sí placer, además de garabatearles ese rictus en sus hocicos,
mueca que ellos interpretan como sonrisas.
La arpía con la que comparto mi caverna y una mutua
repulsión, tuvo la visita de otro pajarraco, su hermana. Llegó con unas botellas
que contenían un brebaje -me parece
haber leído en las etiquetas de dichas botellas, la inscripción “Orines
de Lucifer”-. Cuando la micción que bebimos empezó a hacer estragos, ellas
recomenzaron a parlotear incoherencias y a realizar remedos de danzas bajo la
luz de la luna, fue entonces que decidí largarme, no estaba a gusto allí,
quería apreciar otros aires.
Una vez fuera, recordé que hace tiempo que mi pata derecha
trasera se rehúsa a seguir acompasadamente a mis otras tres patas pero igual me
fui, rengueando, sí, de todos modos me fui. Por donde circulaba sólo veía
animales obnubilados que sonreían estúpidamente, con una euforia desmedida
debido a la generalizada ingesta de las bebidas “espirituosas”, contrastando
con la lucidez que me confería mi aflicción. Mi ángel de la guarda no se fue de
vacaciones, simplemente cesó su función… y yo le extrañaba en demasía. Se fue
diciéndome “Ya cumplí mi ciclo. Vendrán otros que cuidarán de ti de aquí en
adelante”
Entre mis pasos desacompasados, mis soliloquios y algunas
lágrimas, me topé con una casucha iluminada donde expendían los “Orines de
Lucifer”. Sólo tenía la mitad de una moneda que celosamente guardaba en mis
fauces para no perderla; con ella pagué por una botella de la infernal micción
y empecé a beberla, solitario y de pie. La botella sería mi fiel compañera
mientras en su interior hubiera algo de líquido, aunque me torturaba saber que
la bebida no tardaría en agotarse.
Me encontraba ensimismado con mi botella que iba vaciándose
lentamente cuando de repente, apareció un cerdo ebrio. Dijo que me conocía, que
me apreciaba muchísimo y otras tonterías que ya ni recuerdo. Claro que como yo
soy un viejo lobo, no un asno, enseguida me di cuenta que aquel cerdo ebrio de
cara burlona, lo único que deseaba era que le invitara un poco de lo que yo
estaba bebiendo. Siempre tuve la convicción de que una cuota de veneno no se le
niega a nadie, así pues, compartí con él un sorbo y le pedí con mucha
amabilidad que se largara, que no interrumpiera más la conversación que tenía
conmigo mismo. Necesitaba desahogarme contándome cuánto necesitaba a mi otrora
ángel guardián.
El cerdo me agradeció y se fue dibujando serpenteantes “eses”
con su andar, encaminándose hasta un rincón donde libaban un chacal y un asno.
Me desentendí de él y los otros y volví a sumirme en mis penas y añoranzas.
-Ángel mío ¿Cómo voy a
olvidarte si de todo lo que me enseñaste me faltó aprender a vivir sin ti?
Así de ensimismado estaba cuando de pronto llegó a mis oídos
el escandaloso eco que ocasionaba una trifulca proveniente del rincón hacia
donde se había dirigido el cerdo ebrio de mirada burlona. Giré mi cabeza para
ver qué ocurría y alcancé a verlo. El cerdo estaba panza arriba, pataleando en
el piso; una certera coz del burro le
dio en la cabeza dejándolo instantáneamente quieto, cual si fuese un cadáver.
Inmediatamente, movido por mi naturaleza impulsiva, en dos brincos llegué al
lugar. El cerdo estaba quieto, privado de casi todas sus facultades, apenas si respiraba levantando polvo en cada exhalación.
El asno y el chacal me observaban desafiantes. Yo los miré,
hice rechinar mis colmillos y gruñí:
-Malditos desgraciados ¿Por qué hicieron esto?- Dije con tono
de amenazante reclamo.
-No te metas en esto, imbécil. En este mismo instante podría matarte
de una patada si quisiera- Sentenció el asno.
-Lárgate mientras puedas, estás muy lejos de tu territorio,
aquí no te daremos explicaciones- Acotó el chacal.
-¿Acaso creen que pertenezco a algún lugar? Soy un lobo y por
tanto soy lo que soy donde voy y donde estoy- Fue lo último que expresé antes
de que comenzara la pelea.
El asno comenzó a brincar y dar volteretas amenazando con
golpearme con sus patas; yo lo esquivaba y de vez en cuando lograba darle una
dentellada. La situación se prolongó invariablemente por no sé cuánto tiempo,
hasta que sentí un dolor lacerante en mi anca derecha. Instintivamente volteé y
vi una herida profunda en mi muslo, sangraba copiosamente. El chacal me había
mordido a traición. Quise retomar mi defensa contra las amenazantes patas del
asno pero fue muy tarde, cuando reaccioné ya venía la coz directamente a mi
sien izquierda. Alcancé a ver un destello y luego…la nada.
Al despertar me hallaba recostado en mi cama. Mi apariencia
era la originalmente humana. Sentía todo el cuerpo dolorido. Me quise levantar
y fue entonces que reparé en mis sábanas manchadas de sangre ¡Claro! Tenía una
gran herida en la cadera. No comprendía cómo había ocurrido. Me senté sobre mi
cama y… allí, en el piso, distinguí cuatro plumas blancas. En ese preciso
instante entró a mi dormitorio la esposa con la que Dios me condenó a convivir.
Tenía las manos en la cintura y mirándome con ojos que destilaban odio,
vociferó:
-¿A dónde mierda te fuiste anoche?- No le contesté… Si ni yo
mismo sabía dónde estuve.
Mi ángel siempre me decía “No te preocupes si te olvidas de
algo, yo tengo suficiente memoria para
almacenar todos tus recuerdos”
Pero ahora… él ya no está ¿Quién será el guardián de mis
memorias perdidas?
jueves, 20 de abril de 2017
Video NIMROD, EL GRAN CAZADOR
Monólogo sobre una historia alucinante, con la cual, para
nada tengo, ni siquiera la menor intención de atacar o herir susceptibilidades
con respecto a la fe y creencias religiosas de nadie. Mi único afán es narrar y
poner sobre el tapete hechos que nos estimulen al análisis, y nos puedan
liberar del yugo del pensamiento dogmático.
sábado, 15 de abril de 2017
UNA PORCION DE LAGRIMA
Sólo soy el portador del mensaje. Quien me utiliza de
mensajero, es el que ha embarazado mi mente con estas fantasías que debo parir
incesantemente, una a una, para hacer posible las visiones del alma que cada
ser humano lleva dentro.
lunes, 3 de abril de 2017
RODIN FUE POR CIGARROS
No sé quién ni qué soy, no sé cómo llegué aquí, pero me ha
tocado ser testigo de lo que en este lugar ocurre. Quiero contarles y hacerles
partícipes de lo que he podido ver. Vengan y echen una mirada a este mundillo
raro y retorcido que anida dentro de mí, muy dentro de mi subconsciente.
jueves, 16 de marzo de 2017
SOY QUIEN FABRICA LA LAGRIMA
Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía
(Derechos de autor, protegidos)
Trotando en su candidez, Florymiel retoza tomada de la mano
del hombre de arcilla, el gigante de andar silencioso, el tierno titán de
mirada triste y sonrisa de niño. Unos pasos y al cobijo de la seta cómplice, él
lame sus graciosas orejitas de asno. El gigante de arcilla, con sus dedos de
pajarillo rasga las sedas con delicadeza, mientras a lo lejos las crisálidas
anuncian el reptar del brutal vendaval. Aullidos, gemidos… la aspersión
humedece la noche.
Por la mañana el globo amigo verá reverdecido su jardincito y
mientras desayunan… los tres reirán.
Soy la semilla que estimula florecer la jungla.
Soy la mano que acaricia el lomo de tus turgencias.
Soy el resplandor que entreabre tus parpados.
Soy quien a tus labios arrancó un “¡Oh!”
Por la tarde, el globo amigo llorará sin cesar. Florymiel y
el gigante de arcilla, con un “ADIOS” que ninguno pudo pronunciar, cruzaron el
umbral… y con sus aullidos y gemidos se fueron a regar otros jardines. El globo
amigo quedó abrazado a su soledad, cantando el recuerdo de un desayuno con tres
risas que nunca más se repetirán.
miércoles, 1 de marzo de 2017
REVUELCATE EN TU CRIPTA CENSURADOR
No hubo más que oídos ciegos mientras el hijo de la luz
tarareaba un estribillo bobo. Se había sentenciado un recorrido llano y
la musa reclamaría egoísmo.
Aunque procuró no desafinar, las lágrimas surcaron mejillas
exentas de dedillos que las contuvieran. Cada lágrima vertida humedecía roca
estéril.
Un cristal seguido de otro embrionaron resignación y abonaron
marcas de abducción que se tornaron apéndices ¿En qué momento se volvieron
remeras? No lo sé…Pero ahora el hijo de la luz tiene las valijas llenas de alas
que ansían nubes donde reposar.
¿Ves que es muy fácil matar un ángel?
Más el hijo de la luz modeló su pánico y ya está listo para
viajar.
Vino solo, tarareó solo, y solo empezó a aletear.
¿Por qué no aguardaste mi regreso, hijo de la luz?
jueves, 23 de febrero de 2017
PAT AGUJEREÓ MI ALMA
Cabalgo desnudo entre la confusión.
Si quiero rascarme, no tengo cuerpo.
Si quiero llorar, no tengo ojos.
La musa de mi canto es la desesperación.
¡Locoooooooooooo!
Tu demencia soy, cógete de mí mano.
Cargando mis pellejos, camino hacia atrás.
Rodé por un embudo, estoy loco a rematar.
La noche es más espesa, ha huido el resplandor.
Estos gritos silenciosos han quebrado mi razón.
¡Locoooooooooooo!
Tu demencia soy, y he regresado por ti.