La extraordinaria obra de Oswaldo Mejía es un descarnado testimonio, una
gran pieza, llena de pasión y lo más valioso: Testimonio de una vida apasionada
por el arte y la belleza surgida de la pluma de un artista plástico, no de un
biógrafo, siendo esta su opera prima que sale de los parámetros de lo
subliminal que siempre lo caracterizó como escritor.
Así mismo, el lector comparte de una manera sensible e intelectual, los
dolores y sufrimientos de su autor, que fueron transformando su arte, desde la
escultura, la música -otra de sus pasiones- y sin duda, su expresión pictórica,
logrando empatarla con los propios. Indudablemente, una obra maestra dentro del
género autobiográfica
Myriam Jara - Editora.
PROLOGO
Oswaldo o “La imperiosa necesidad de contar lo que en su interior sucedía”
Ten cuidado al leer este libro, puede modificarte la vida, su autor logra
meterse en tu piel. No es un mago, es algo más profundo: un artista del Eros.
Lo aquí escrito es una vida increíble. Me apasionó leerla, al mismo tiempo
imaginarla, querer intervenir en su trama y al final darme cuenta que es un
entramado que está en cada uno de nosotros de manera diferente, aunque
equivalente:
dolor y placer son un universo que nos une. Desde que
empecé a leer quise
asomarme más a
ese mundo apasionante
y apasionado: a pasión hado. Por si fuera poco Oswaldo en cada uno de
sus capítulos me fue mostrando obras pictóricas que de una u otra forma
pertenecen en inspiración a cada uno de los instantes narrados aquí, o por lo
menos así lo siento o como él dice: “Estimula sensaciones y yo me encargué de
participar plenamente en la interpretación del mensaje pues éste es emitido
desde un estado casi inconsciente que lo lleva a plasmar visiones que le son
dictadas y sugeridas desde ámbitos extraños y ajenos”. Cada obra suya es un
momento de su vida relatado en letras, trazos y pinceladas por un alma ansiosa
de más alma, de mayor Universo, pues se percibe que este le resulta pequeño. Me
queda claro, Oswaldo es un hombre vehemente, un notable estudioso del alma
humana, un artista de cuerpo y alma, cielo e infierno. Un peruano virtuoso y
apasionado que nació con la revelación en la sangre y el talento en los ojos;
sin duda también con la locura en la piel. Vive una vida en el arte que nos
traslada por los caminos donde tus retinas jamás miraron nada y sin embargo, él
de manera deliciosa y muchas veces seductoramente tóxica, nos muestra el todo
de la nada. Por supuesto que no es un escritor formal, aunque su redacción sea
impecable. Es un hombre que nos muestra esos momentos literarios, en este caso
reales, donde se le presentó el impulso, donde unos muslos turgentes lo
atraparon o la duda existencial de un brío salvaje lo arrebató.Ante este
panorama sugestivo, no resulta raro encontrar en esta autobiografía que ahora
está en tus manos y ya es parte de ti, momentos de una imaginación desbordada
donde el autor nos narra la forma en que se entregó a descubrir una diferente
posibilidad de vivir el erotismo u observar la existencia para crear con todo
esto, un “Surrealismo destructeórico”, como él define su arte de decir el
mundo. Oswaldo es una creación propia y de sus obsesiones, filias y fobias.
Vive cual si el tiempo no existiera, sintiendo que la vida es lienzo. “Tengo el
poder de arrancar mi cabeza y tirarla a rodar por los caminos sabiendo que,
cual boomerang, volverá a mí, cargada de las visiones que percibió en su
recorrido”.Desde su niñez es un perito en el arte de lo prohibido y lo rebelde.
Del dialogo con lo erótico, con aquello que está prohibido a los espíritus
mojigatos. En segundos recorre desde los antiguos rituales incas fincados en su
cosmos inconsciente, hasta el último de los días del universo. Ha creado una
nueva mitología de colores, formas turgentes y ahora letras. Es un hombre que
puede reírse de los significados y significantes, pues él siempre crea esencias
paralelas y asociaciones libres. Ahora ha convertido su vida en un relato
apasionado y apasionante donde él es protagonista de la rebelión y del erótico
instante del encuentro con los cuerpos ansiosos, jadeantes y sedientos de otro
cuerpo afín en placeres. Su historia produce conmovedores encuentros, inhumanas
revelaciones, venenosos descubrimientos. Leerlo incita y apasiona. Es un hombre
que logra ver lo que existe más allá de cualquier miedo. Al parecer vino al
mundo a experimentar pasiones de todo tipo, a prender y aprehenderse. Un
artista que ha convertido su vida en una experiencia trascendente, tanto que él
mismo crea su propio mito: obligación erótica de cualquier artista que ha sido
capaz de visitar la fantasía. Algunos lo consideran un loco porque es un autor
que nunca inclina la cabeza ante la realidad. Es la imperiosa necesidad de
contar lo que en su interior sucede. Un viajero “paridor” de nuevas estéticas
de tiempos y mundos con ritmo de rock. En síntesis, Oswaldo Mejía es un
ordenado desorden cronológico, un creador y a la vez contendiente de
“boquicéfalos”; un mágico desertor de la realidad mediocre; producto quizá de cuatro
mil años de vagancias y divagancias. Ahora se ha encargado de ser el nombre
terrenal de un “Semi-Dios” protegido por “tres lunas ninfómanas” que “ha
caminado cuatro mil años en un mundo de trece metros cuadrados, indivisible,
esencial; creado por sí mismo, simplemente porque Él se lo ha encomendado.
MIGUEL ÁNGEL DE BERNARDI
Agosto de 2012- México DF
NOTA DE AUTOR
En esta autobiografía, partiendo desde mi infancia y hasta la actualidad, he ido evocando los momentos más dolorosos sin obviar los placenteros pues todos ellos han gestado lo que muchos consideran “Arte Demencial” más yo les digo que no es así, que no soy un demente (el título es a modo irónico), simplemente soy un artista que se expresa sin censuras desde lo más profundo de su ser. Lógicamente, las experiencias vivenciadas han dejado huellas en mi alma, en mi estructura psíquica y si bien son imborrables, no menos real es que al volcarlas en este libro no sólo consigo superar los traumas sino que, esencialmente, quiero decirte, amigo lector, que muchos han juzgado mis ilustraciones como inmorales pero yo no soy un obsesionado sexual ni un pervertido ni mucho menos, sencillamente he dejado fluir a través de mis pinturas aquello que pugnaba por salir. Como bien ha teorizado Sigmund Freud, el inconsciente posee varias herramientas para exteriorizarse y necesario es que lo haga puesto que no es un saco sin fondo, tiene una capacidad limitada de almacenamiento, se va renovando el stock de traumas porque es eso lo que acumula y así se impone la necesidad de liberar contenido, como la memoria de un ordenador, para dar lugar a nuevos elementos. Siendo estos no plausibles de salir a la luz tal como son, se impone el uso de estas herramientas de “liberación” cuya elección no depende de nosotros. Podemos hacerlo a través de los sueños, de los chistes, de “actos fallidos” o bien “sublimizando”. Parece que esta última opción es la más conveniente para mí y lo hago a través de mi arte. Pretendo además, sin ser ejemplo para nadie, decirte que la vida está llena de obstáculos, que se cae, eso no se puede evitar, una y otra vez caemos pero amigo lector, yo pude levantarme tantas veces como fue necesario ¡TÚ TAMBIÉN PUEDES!Hoy puedo decir con orgullo “ESTE HOMBRE QUE HA PADECIDO MÁS DE LO SOPORTABLE, ES COMO UN ÁRBOL CUYAS RAÍCES SON TAN SÓLIDAS QUE NI EL VENDAVAL MÁS PODEROSO PUEDE DERRUMBAR. SOY ESE QUE SIGUE PERSIGUIENDO SUS SUEÑOS. SOY ESE QUE SIGUE CREYENDO QUE EL IMPEDIMENTO NO EXISTE CUANDO SE COMPRENDIÓ A QUÉ SE HA VENIDO A ESTA VIDA. SOY ESE QUE ALGUNOS LLAMAN DEMENTE…
”Saca tus propias conclusiones, te entrego mi historia, ahora es tuya, ya
no me pertenece.
Oswaldo Mejía
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