sábado, 15 de julio de 2023
LIBELULA SIN VIENTO.
El bullicio era ensordecedor; todos se movían
de aquí para allá vociferando e intentando inútilmente hacer prevalecer su
verbo entre el generalizado griterío. El grupo de mujeres, todas desnudas, era
mercancía recién llegada desde los lugares de donde seguramente fueron
arrebatadas con suma violencia. Entre ellas, las había de diversas razas,
colores de piel y diferentes edades. Las que despertaban más interés eran las
mujeres jóvenes. Su juventud las hacia codiciadas como objetos de placer; las
más viejas se venderían como servidumbre. También las había niñas, y quien las
comprara podría despojarlas de su infantil inocencia a como se le viniera en
gana.
Todas las mujeres tenían atadas las manos y
correas en sus cuellos. De estos collarines todas terminaban anudadas a una
larga cuerda en común.
Definitivamente muy pocos de los presentes
tenían posibilidades adquisitivas como para llevarse a casa a alguna de las
presas, sin embargo, alardeaban y fanfarroneaban a gritos, aunque resultaba
imposible reconocer palabra alguna en medio del bullicio.
Repentinamente el griterío se apagó, y el
silencio se adueñó del lugar. La multitud abrió camino en actitud sumisa dando
paso a un anda cargada por ocho hombres de colosal corpulencia. En la cúspide
hallábase sentado un anciano de aspecto dominante y rostro endurecido no solo
por el paso del tiempo, sino también, por -sabe Dios- que vicisitudes extremas…
Al llegar frente al grupo de las mujeres en
venta, a unos pocos metros, el anda se detuvo, y con suma delicadeza, los colosales
portadores depositaron su carga al piso. Tras de ella, ahora podía verse a una
legión de intimidantes guerreros armados con lanzas y espadas.
La muchedumbre, antes bulliciosa, ahora
permanecía en silencio, atenta a cada movimiento, a cada ademán del anciano
recién llegado.
- ¡Pónganlas en fila! Ordenó el anciano.
Con energía, pero siempre en silencio, los que
debían ser los mercaderes, se apresuraron en jalonear y disponer a las mujeres
en una fila uniforme frente al sillón que ocupaba el anciano.
Con evidente morbosidad el anciano fue
analizando exhaustivamente a cada una. Por momentos detenía el paneo de su
mirada, y con un ademán de manos indicaba que hicieran girar y poner de
espaldas a algunas que parecían interesarle… Y así continuó…
De pronto el recorrido de su mirada se detuvo;
sus ojos se abrieron desmesuradamente. Su rostro, cuello y torso se
adelantaron. Una niña de cabellos dorados y piel azulina coparon por completo
su atención. Era notorio que la niña frente a sí lo había embelesado.
- ¿De quién es, y cuanto pide por ella?
Pregunto…
Abriéndose paso, un hombre se adelanto
haciendo venias de sumisión – Es mía, Señor… Y pido veinte monedas de oro por
ella. –
-Maldito carroñero. Pides una fortuna por algo
que sólo te costó arrebatarlo… Pero yo digo que lo vale.
Una a una fue arrojando las veinte monedas al
piso, mientras el mercader invadido de codicia se apresuraba en recogerlas.
-
¡Sacristán! - Grito el anciano…
Presuroso se hincó ante el anciano un lacayo,
el cual a simple vista podía distinguirse que no era un guerrero, era sólo un
sirviente.
-Lleva a la niña a la torre del minarete, y
enciérrate bajo llave con ella. Cuida que nadie la toque. Ya regresaré yo por
ella. Si alguien le llegara siquiera a rozar un cabello, tú me lo pagarás con
tu miserable vida.
Día a día Sacristán se limitaba a observarla y
proveerle de agua y pan a la angelical niña de cabellos amarillos y piel azul.
Así transcurrió el verano, dando paso a los días más frescos y helados...
-Tengo frío…- Exclamó la niña.
No habiendo en el recinto nada adecuado para
la situación, Sacristán optó por cubrir con la tibieza de su propia humanidad
el cuerpecillo de la niña. Esa cercanía propició que el lacayo empezara a
acariciarla con devoción. Primero sus dorados cabellos; luego su rostro…sus
hombros…sus pechos…
¿En qué momento Sacristán sucumbió a la
tentación de la carne? ¿Cuándo su cordura se hizo presa del pecado?
Al amanecer la niña despertó con frío.
Sacristán no estaba a su lado. Se irguió un poco buscando a su carcelero. Sacristán
yacía ahorcado colgando de la viga principal de la habitación.
La niña corrió hacia el cuerpo colgante con
intenciones de desprenderlo, mas ya todo era inútil. Arrodillada se abrazó a
las piernas del cadáver y lloró desconsolada. Besó sus helados pies desnudos,
extrajo las llaves de su cinto y abrió la puerta de la torre.
Afuera todo estaba cubierto por un manto de
nieve…No hubo testigos de cómo una dulce niña de cabellos dorados y desnuda
piel azulina se fue sollozando rumbo hacia el oeste.
domingo, 2 de julio de 2023
DAMNATIO MEMORIAE
Intentar
sustentar una mentira, requiere de una mentira más grande, y bueno esta mentira
estaba destinada a ser desmesurada, inmensa, colosal… Y TEO intuía que ya no
era posible dar marcha atrás ¿Cómo dejar sin respaldo espiritual a toda la raza
de los Normales? No quedaba otra: seguir alimentando la dogmática farsa.
Conspirar
contra una verdad tan trascendental obligó a TEO a apelar en primera instancia
al encubrimiento de parte de los regentes de la clase sacerdotal, los cuales,
aunque llenos de un severo estupor inicial, accedieron a la propuesta.
Valiéndose
de trucos y artificios se rescató al seudo-Dios muerto y al herido haciendo
pasar como verdad ante el mundo, que ambos, junto a la también fallecida
hembra, habían ascendido al reino de los cielos, para desde allí ampararlos, y
que un día retornarían.
En celoso secreto, los sacerdotes convocaron a
los Iluminados más hábiles en las prácticas
quirúrgicas para intervenir al Dios herido valiéndose de urgentes operaciones
de avanzada cirugía con el propósito de preservar su vida.
Todo
estaba dispuesto. Los mejores cirujanos se enfrentarían a la difícil tarea de
restituir la salud al Dios moribundo. Lógicamente, ninguno de ellos estaba
enterado de que su suerte estaba echada. Sea cual fuera el resultado final, la
totalidad de estos galenos serían dados a muerte. No debía quedar testigo ni
lengua que hablara de lo ocurrido dentro del quirófano, pues ello bastaría para
hacer tambalear la fe y acabar con la creencia de Dioses inmortales que
vinieron del cielo para regalar a Los Normales la dadiva de una vida eterna en
su reino celestial al lado de ellos… Eso también sería funesto para la clase
sacerdotal, pues los dejaría sin argumentos para continuar con sus predicas y
su ostentación como mensajeros de la palabra divina, y se verían despojadas de
las gollerías adjudicadas hasta ese momento. Este último argumento fue
determinante para que los sacerdotes aceptaran contribuir con su complicidad.
La mentira estaba instaurada…
Innumerables
operaciones de alta cirugía se habían efectuado a los Normales, pero era la
primera vez que se intervendría a uno de los venidos del cielo. El primer
escollo fue el transfusionarle sangre para restituirle la que había perdido
debido a las múltiples hemorragias. Entre la totalidad de los involucrados,
ninguno tenía el tipo de sangre que requería el herido, el factor sanguíneo
compatible que permitiera una transfusión exitosa.
Cada
segundo que pasaba significaba una oportunidad perdida. Y aunque pareciera
ilógico y hasta contradictorio, a pesar del antagonismo y la rivalidad que los
llevó a este encarnizado enfrentamiento, Teo era el más afectado por el
dramático estado de su congénere. Había sentido odio por él; le hubiera gustado
darle muerte en batalla. Había sentido regocijo al saberlo derrotado. Más,
ahora que lo veía allí… tendido, inerte, moribundo; un gran vacío fue
apoderándose de su alma. El odio, los rencores y el antagonismo fueron mutando
hacia una profunda sensación de soledad. Pasada la euforia que le provocara el
haberse erigido como triunfador de la contienda, ahora reparaba en que, aquel
que se debatía entre la vida y la muerte, era lo único en este nuevo mundo con quien
compartía su pasado ancestral, su origen. Sabía que a pesar de ser el diseñador
de esta nueva realidad, él era un foráneo, un ajeno insertado en este mundo de
manera circunstancial. Lleno de impotencia, Teo se postró ante el moribundo y
con los ojos empapados en lágrimas, le acarició los cabellos. Con los labios
temblándole, cual si se tratara de un tic nervioso, besó su frente con el más
sentido amor fraternal; acto seguido, se desvaneció, cayendo al piso
completamente desarticulado y casi sin hacer ruido.
Sacerdotes
y galenos se apresuraron a socorrer a Teo, quien en estado inconsciente, fue
sacado con celeridad del quirófano y llevado a otro ambiente, con la finalidad
de reanimarlo.
La
intensa carga emotiva vivida en los últimos días había hecho colapsar la
resistencia de Teo; ni él, ni su compañera, ni sus congéneres antagonistas eran
de naturaleza belicista. No eran guerreros, ni tenían los mecanismos
psicopáticos para asumirse como sembradores de muerte y destrucción. Ellos
eran, científicos, creadores, constructores; seres sensibles, que por avatares
de la vida se habían visto envueltos en una conflagración con tan funestos
resultados, lo cual sumado a enfrentarse con la posibilidad de perder al último
de su especie y quedarse solo en este mundo extraño y tan lejano a su origen,
terminó por resquebrajar su integridad emocional, sumiéndolo en una pérdida de
conciencia muy profunda.
Mientras
Teo permanecía inconsciente, los cirujanos intervinieron de emergencia al Dios
caído que agonizaba por sus heridas de guerra, mas la muerte le sobrevino en plena
transfusión sanguínea, debido a la incompatibilidad del tipo de sangre
implantada.
En
circunstancias muy extrañas, Teo también desapareció; dejando sembrado en la
mente de muchos de los Normales el misterio de su partida, como el retorno del
Dios hacia su reino natural entre las estrellas.
El legado
de aquellos Dioses …que alguna vez cayeron del Cielo.
FIN.
EN LA VEREDA VIENDO PASAR MENTIRAS
El
apoderarse de las mentes de los Normales era vital para estos Dioses patéticos,
pues intuían que los necesitarían como serviles aliados para imponerse a sus
rivales en caso de que peligrara su preponderancia; además de que su
mediocridad les exigía ser adorados por el producto de su “creación”, o si
hablamos con propiedad, su manipulación. Ambos bandos coincidieron en la misma
opción: Aparecer ante los Comunes como portadores de deslumbrantes poderes
divinos y portentos hechos que se grabarían en las mentes de esta raza como si
fueran milagros. Así bajaron de las nubes, presentándose como Dioses
benefactores, confundiendo esas inteligencias emergentes, que se creyeron el
haber visto seres etéreos provistos de alas, descendiendo de los cielos para
protegerlos y regalarles la promesa de una vida eterna, al lado de ellos en su
Reino celestial; todo a cambio de que les rindieran culto y les obedecieran de
manera incondicional.
Durante
miles de años, las culturas evolucionaron, progresaron y decayeron, viendo en
muchas ocasiones las naves de los Dioses surcando sus cielos, siempre buscando
identificar entre los Normales a los que poseyeran entre sus venas sangre de Titanes
para engrandecerlos y dotarles con el entendimiento excelso y con una capacidad
evolutiva destinada sólo para los herederos de su dizque divinidad. Ellos
serían los forjadores del progreso de esta indetenible carrera
científico-intelectual cuya meta pareciera ser, en un futuro, el llevar a la
semilla que vino de los confines del universo, de retorno hacia los mismos
cielos que alguna vez fue obligada a abandonar, aun cuando sus promotores,
quizás no lo tuvieran planeado como objetivo.
Fueron
estos Escogidos los que oyeron sus voces directamente; fueron ellos los
primeros en ser adiestrados en el uso del fuego; fueron ellos los instruidos
para la construcción de magnas edificaciones. Fueron ellos los iniciados en la
observación de los astros que pululan los cielos. Fueron estos titanes, los
primeros señores de la guerra, encargados de imponer la “verdad divina” a
través de la fuerza, entre sus congéneres que osaban creer una verdad
diferente.
Paulatinamente
Dioses y Demonios fueron exacerbando sus mutuos odios y rencores, inculcando
los mismos en las mentes de los Titanes y los Normales. A la vez que les
proporcionaban conocimientos técnicos para su desarrollo, también los inducían
al temor y rechazo hacia los Dioses contrarios, o Demonios.
Esta
competencia “divina” desencadenó en una carrera de abducciones e interrelación continua
entre Dioses e iluminados. Lo que se habían propuesto estos pseudo Dioses era
ir activando de manera gradual, inteligencias múltiples entre sus Escogidos,
hasta convertirlos en verdaderas antenas receptoras de mensajes e información
cósmica que desde el inicio de los tiempos, siempre estuvo sobre sus cabezas,
pero que por sus incipientes inteligencias, les era imposible recepcionar, más, poco a poco fueron desarrollando estas
capacidades. Entonces no resultaba raro
que uno de estos Iluminados, despertara a la mañana siguiente henchido de la
convicción y los argumentos para emprender una magna construcción sin
precedentes, sin siquiera haber tenido una prueba practica de factibilidad del
proyecto, y sin embargo los resultados eran satisfactorios. Estos fueron los
llamados Arq-Ángeles, o Ángeles arquitectos. Muchos líderes guerreros
emprendían campañas bélicas con pronósticos lógicos de fracaso, y sólo
esgrimiendo que lo hacían por “orden divino” lograban condiciones favorables y
por ende el éxito. Estos serían los grandes Reyes que se decían ser los de “origen
divino”. Resultaba común que de pronto, un Iluminado, con sólo mirar a los
cielos, fuera receptor de información astronómica y astrológica. Estos serían
los sacerdotes adoradores y portadores de la palabra de los Dioses.
Por
doquier, sobre la vasta faz de este mundo, los Normales veían con frecuencia la
realización de proezas inimaginables por parte de los iluminados, que a la
sazón serían reconocidos como Ángeles Mensajeros, siempre al amparo de uno u
otro bando de los Dioses.
Lo que en
un principio fue una lucha divina de poderes por apoderarse de las mentes de
los Comunes, fue tornándose un conflicto cuyo detonador eran los celos por
lograr preponderancia de adoración y culto. Entonces ocurrió lo predecible en
estos casos… El enfrentamiento directo de Dioses contra Dioses. La
conflagración divina que terminaría arrastrando e involucrando a los Titanes y Normales
en una sangrienta disputa que poco o nada debía incumbirles.
Era
inevitable. Tenía que ocurrir. Cada bando de Dioses había logrado imponerse como
divinidades absolutas de determinados grupos de esta nueva especie, no quedando
sobre estos suelos, grupo de Normales, libre de la influencia de uno u otro
bando de Dioses. Entonces se dio la lucha por arrebatarse entre ellos los
adeptos ya conquistados…
No
tardaría mucho tiempo para que ambos bandos de Dioses se vieran frente a frente,
en su afán por dirimir quienes debían erigirse como los Dioses absolutos de
este mundo.
Los Titanes
y Los Normales fueron inducidos a cruentas batallas disfrazadas de guerras
santas. Combatían raza contra raza, cultura contra cultura, creencias contra
creencias; cada contrincante, fortalecido, repotenciado y armado por sus Dioses
protectores. A la par, también los Dioses participaban en estas lides
valiéndose de armas y artificios, productos de su adelantada tecnología y su
estimulo de odio hacia sus rivales.
Es todo
rincón del mundo, ejércitos de Normales eran diezmados y quienes quedaban
heridos o mutilados eran rápidamente atendidos y recuperados por Iluminados
adiestrados en las artes de la medicina, que gracias a las enseñanzas de sus
Dioses protectores, estaban altamente preparados para reparar casi cualquier
daño en los tejidos de sus congéneres.
Sucedió
entre estas batallas y enfrentamientos divinos, que del par de Dioses que
desterrara Teo del paradisiaco refugio inicial, uno resultara gravemente herido
y el otro muerto. Entre el bando vencedor, también perdió la vida la hembra que
acompañaba a Teo. El mismo Teo, quien se adjudicó el título de vencedor…
también había resultado herido; más a pesar de su estado debió reponerse. Era
imperativo ocultar a cuanto Normal hubiera sobre el planeta los decesos
divinos, así como la complicada situación de la salud del Dios herido. Entre
los Normales, nadie debía enterarse que quienes ellos creyeron Dioses eran
sensibles a ser heridos, y por ende…mortales.
El
mantener esta patraña lejos del conocimiento de los Normales, no sería posible
sin la complicidad de otros protagonistas…
Continuará...
sábado, 24 de junio de 2023
DESTIEMPO DE LAS OFENSAS
En las
entrañas del planeta, la vida de los Dioses continuaba entre el tedio y la
desidia, sin más estimulo que atender sus necesidades básicas, tal como
alimentarse y cada vez más esporádicamente, copular con la única hembra. Esta
forma de vida, aburrida y monótona, se había convertido en una verdadera
tortura… ni siquiera quedaban vestigios de los celos iniciales por los favores sexuales de la única fémina,
de quien nunca pudieron resolver su infertilidad reproductiva…
Para
combatir la rutina idearon experimentar con los más descabellados juegos
sexuales grupales pero sólo los satisfizo por un corto período. La pasión se
había esfumado por completo y sin ella, el interés sexual iba decreciendo; ni
la desbordante agudeza de TEO era capaz de imaginar algo para revertir esa
realidad. A la desidia y el hartazgo se sumó la desazón, la depresión y
luego, la desesperación.
Una
noche, contraviniendo las estrictas órdenes impartidas por TEO, los otros dos
Dioses varones, se dieron maña para, a escondidas de TEO, salir a la
superficie.
Ante su
asombro, el panorama que hallaron afuera era muy distinto al que vieron y dejaron
aquel día en que tapiaron la entrada a su albergue. A lo lejos divisaron, apenas iluminados por el
resplandor cómplice de la Luna, el activo transitar de decenas de seres similares
a ADEN y EIV, en un intento por conseguir presas en una cacería nocturna.
Con
extremo sigilo se acercaron al grupo, situándose en un lugar que les permitiera espiar a las
criaturas con mayor detalle. Para su
sorpresa vieron que a pesar de que sus pequeñas estaturas en proporción
a la de ellos, las hembras resultaban muy atractivas. El descubrimiento
les generó gran exaltación y se propusieron volver a la noche siguiente.
Al
retornar a la gran bóveda subterránea, TEO que había descubierto su fuga, los
aguardaba indignado pero calmo y sensato. Fiel a su esencia y con actitud casi
paternal, esperó sus explicaciones…
-TEO,
allá afuera, el mundo está poblado con los hijos de ADEN y EIV. Lograron
sobrevivir. Son muchísimos… habitan en las laderas de las montañas, en cavernas
que les dan abrigo y protección. Creemos que deberíamos contactar con ellos, al
fin y al cabo, somos sus Dioses, nosotros los hemos creado, además ten por seguro que lo haremos con o sin tu
consentimiento.-
Y así
aconteció. Noche tras noche, los Dioses volvían a merodear a las criaturas del
mundo exterior. Algunas veces hasta el mismo TEO participaba de estas
observaciones encubiertas, entendió
que entremeterse en la vida de aquellos seres era una manera de ayudar a su
creación a superarse y una forma de ayudarse a sí mismos a no morir de hastío.
En
principio se trazaron el objetivo de reconocer a las criaturas con cualidades
de liderazgo e identificarlas como tales, denominándolas “ALFAS”.
A estos
escogidos solían aislarlos y sumirlos en trances hipnóticos y en ese estado, les transmitían mensajes e
información que consideraban de utilidad para su desarrollo técnico, sin obviar
lo concerniente a la espiritualidad. Se les instruía en la construcción de armas y herramientas cada vez más
sofisticadas y eficaces. Les facilitaron el descubrimiento de métodos para
obtener y transportar el fuego, edificar refugios más seguros y acogedores, además
de instarlos a rendir culto a los Dioses que los crearon y de los que quizás
nunca escucharon, pues era posible que ADEN y EIV hubieran omitido u olvidado
hablarles de ellos.
Pero
resulta indudable que la atracción que ejerce el transgredir órdenes y reglas
era intrínseco a la esencia de estos seudo-Dioses venidos del espacio…
Durante
una de las sesiones de observación en que no asistió TEO, los otros dos Dioses varones
cercaron y atrajeron a dos de las criaturas hembras y copularon con ellas,
dejando sus semillas divinas en las entrañas de estas. Este delicioso juego se
hizo usual y repetitivo toda vez que TEO no estaba presente. Muchas de las
hembras quedaban preñadas con semen divino y posteriormente se producía el
nacimiento de híbridos, con una estatura significativamente mayor, y dotados de
un coeficiente mental muy superior al común de las criaturas originales.
A la
postre, estos híbridos serían llamados “TITANES” y convivirían con los
pertenecientes a la raza de sus madres
que, a la sazón, se les llamaría “Los Normales”.
Esta
actitud deshonesta de los dos Dioses fue radicalmente censurada por TEO, ocasionando una gran disputa de
razones y argumentos que desencadenó en la ruptura de la divina trinidad
masculina.
Los Dioses infractores fueron
expulsados del refugio apenas con algunas herramientas a cuestas, viéndose
obligados a buscar donde construir un nuevo escondite donde guarecerse.
Aunque
continuaron con sus vedadas prácticas sexuales con las hembras Normales, habían
perdido muchas de las herramientas y facultades para interferir e influenciar
en las mentes de la raza humana pues TEO se encargó de eliminarles o al menos
disminuirles ese poder, privándoles de llevarse consigo la tecnología contenida
en la bóveda-refugio. Ello no les quitaría su deidad, pero serían Dioses
errantes, Dioses disminuidos, Dioses castigados; Dioses resentidos ansiosos de
reivindicación.
Aquí me
permito otra hipótesis: “No importa si tu verdad es auténtica, si eres el
vencido, el perdedor, el desterrado, tu verdad será tomada como negativa y
siempre perdurará como positiva la verdad del vencedor, aunque esta,
esencialmente tenga deficiencias”. Los Dioses desterrados tenían argumentos
quizás valederos para haber actuado de la manera en que lo hicieron, pero si
TEO y su pareja se encumbraron como victoriosos y quedaron como dueños
absolutos de la tecnología y de la bóveda-refugio, tendrían más posibilidades
de imponer y hacer prevalecer su verdad como la
más absoluta. Lógicamente este nuevo e inesperado contexto
desencadenaría encarnizados conflictos entre ambos bandos de Dioses por captar
adeptos para sí entre Los Normales. Sabían que quienes perdieran la hegemonía
serían considerados Demonios, por las criaturas que en conjunto, en un pasado
crearon.
Ambos
grupos, desde sus ángulos y perspectivas continuaron relacionándose e
interfiriendo en las mentes de estas criaturas según sus propios cánones,
propósitos y conveniencias.
Afuera,
el clima varió drásticamente en incontables ocasiones, obligando a Los Normales
a evolucionar físicamente hacia diversas etnias, según su ubicación geográfica y las
exigencias climatológicas.
Continuará...
ATARDECERES ROJOS
Una
noche, cual vulgares ladrones, se filtraron en una de las navecillas. Una vez
estuvieron en el interior, ambos se vieron invadidos por un profundo sentimiento de culpa pero
ya estaban allí y no había razón alguna para abortar su propósito.
EIV era
la de la iniciativa absoluta y por tanto, fue ella quien tomó posesión del
asiento de mando de la nave.
Tal como
debía suceder, por defecto aparecieron las cánulas y electrodos que se
conectaron a su cuerpo ¡Fue el umbral de la fatalidad! Por cada uno de los
conductos comenzó el suministro de hormonas que la nave juzgó deficientes en el
organismo de EIV. Adrenalina y hormonas estimulantes de la sexualidad
invadieron el torrente sanguíneo. EIV se sentía rara, algo le estaba
sucediendo, sus latidos se aceleraron y un bochorno desconocido hasta ese
momento irrumpió en su esencia. Se asustó y de un salto abandonó el sillón
liberándose violentamente de las cánulas y electrodos…demasiado tarde…ya tenía
en sus arterias suficiente caudal hormonal para convertirse en una hembra en el
más amplio sentido de la palabra.
Los
ruidos alertaron a los científicos, que raudos salieron a ver qué estaba
sucediendo. El caos se impuso esa noche. Gritos, luces de linternas y
reflectores dieron lugar al desconcierto.
El miedo
e instinto de protegerse y salvaguardar a su compañera, emitieron un inmediato
dictado al cerebro de ADEN… ¡Huir! Recordó las escotillas por donde solía ver a
los Dioses sentándose en ese sillón y a continuación, las naves emprendiendo
vuelo.
ADEN, sin
medir consecuencias, ocupó la butaca y nuevamente aparecieron las cánulas y
electrodos que se ensamblaron a su cabeza, brazos, piernas y tórax. Tal como le ocurrió a EIV, las
cánulas bombearon hacia el interior de su organismo, las hormonas, aunque por el prolongado tiempo
de exposición, en mayor volumen, por lo cual su propensión sexual sería mayor que la de la
hembra.
Gracias a
su instinto de conservación, consiguió que la navecilla se elevara en busca de
la ruta de acceso al exterior. En pocos segundos ADEN y EIV estaban a bordo de
la nave recorriendo en
veloz huida el ducto de salida del refugio. En pocos segundos se hallaban surcando
los cielos.
Ambos
estaban aturdidos. Las hormonas recientemente inoculadas, se manifestaban
procurándoles una turbación desconocida hasta el momento. Por primera vez
reparaban en su desnudez, por primera vez se percibían como hembra y macho.
ADEN miraba pasmado a EIV. Su humanidad quedó expuesta en la erección lógica de
su virilidad. La visión de ello, entusiasmó instintivamente a EIV, quien fue acercándose,
anhelosa, para sentarse sobre las piernas de ADEN. La cópula fue intensa.
Mientras ADEN continuaba recibiendo el flujo de hormonas a través de las
cánulas y los electrodos, el placer era indescriptible. Él poseía la
efervescencia y EIV, el poder de aprovecharse de ese estado de exaltación para
someter al macho que no podía pensar en
otra cosa que doblegarse ante los
caprichos de ella. Ambos, cada uno a su modo, se sentían Dioses.
Desde los
laboratorios, en la gran bóveda subterránea, los cuatro científicos,
desesperados, se limitaban a monitorear por medio de una gran pantalla de
circuito cerrado, lo que estaba ocurriendo en la nave secuestrada.
De
pronto, ante los ojos de ADEN y EIV apareció una gran masa flotante,
resplandeciente, cubierta de antenas y aberturas multicolores. Si bien jamás
habían visto a los IMPLACABLES, a secas habían escuchado a los Dioses hablar de
ellos. La intuición, combinada con su
incipiente inteligencia, les hizo comprender que se trataba de ellos. La única
opción racional era escabullirse, alejarse y buscar refugio al amparo de sus creadores.
A toda
velocidad, alcanzaron la entrada de la bóveda subterránea. Ingresaron
provocando colisiones, roces y estragos, rematando con un aterrizaje forzoso y
accidentado. Abrieron la escotilla y bajaron chillando y dando brincos, presas
de un descontrol emocional extremo.
Los
Dioses que ya estaban al tanto de todo lo ocurrido, los capturaron y se
dispusieron a darles un
escarmiento.
-¡Malditos
peludos! Por su culpa LOS IMPLACABLES saben que estamos aquí-
-¡Matémoslos!-
propuso uno- ¡Estamos perdidos pero ellos merecen morir antes que nosotros!
En aquel
momento habló TEO con esa autoridad que le confería ser el líder, el que
gobernó la nave cuando huyeron de los confines del universo, el que resolvió cómo y dónde vivir y de qué modo diseñar
el mundo que había
creado para albergarlos:
-No
podemos matar a nuestra creación, son nuestros hijos. Expulsarlos del paraíso
es todo lo que podemos hacer; desterrarlos de nuestra esfera, arrojarlos al
exterior y que sea la naturaleza la que decrete su suerte. Arrojémoslos muy lejos y Tapiemos
la entrada de manera tal que jamás recuerden donde estamos y nunca puedan
ubicarnos. Nosotros seguiremos viviendo aquí pues aquí no podrán
hallarnos LOS IMPLACABLES. Desde aquí seguiremos siendo los Dioses de este
mundo, nuestro mundo…
La
sentencia de TEO se concretó sin demora. ADEN y EIV fueros desterrados y
abandonados a su suerte y libre albedrio, portando como única arma, su
inteligencia. Nunca más
sabrían nada del paraíso del que fueron arrojados.
Abandonados a su suerte idearon cubrir
su desnudez con las pieles de animales que aprendieron a cazar, vagaron por el
mundo, se hicieron
diestros en el uso de palos y piedras como armas y herramientas; se dedicaron a
la recolección de frutos y granos obteniendo así una gran variedad de comestibles
para ampliar su dieta; lidiaron con las otras especies y fueron víctimas de
enfermedades... se llenaron de hijos, envejecieron y finalmente murieron.
Sus hijos
procrearon más hijos hasta que su prole se convirtió en la especie dominante de
la superficie del nuevo mundo.
Continuará...
lunes, 12 de junio de 2023
LLAMAME PROMESA
Se
estableció como norma, realizar los experimentos en varias parejas y de acuerdo
a los resultados, hacer la posterior selección. A los que más se aproximaban a
la meta concebida se les mantenía dentro de la gran bóveda subterránea, tenazmente monitoreados y con sus necesidades bien atendidas. Los que no
cumplían con las expectativas de los ensayos, eran dejados libres en el
exterior donde se daba casi
por seguro que sucumbirían pues al ser de frágil constitución y no poseer la
inteligencia necesaria, difícilmente
podrían adaptarse al siempre hostil medio ambiente, entonces no podrían pugnar
por alimentos ni adecuarse a las inclemencias del clima que eran extremas.
Los
corolarios de los últimos experimentos eran considerablemente alentadores. Las
habilidades manuales de las criaturas iban en aumento, repercutiendo de una
manera cada vez más sorprendentes, así como su destreza para almacenar y
utilizar los recuerdos y
proyectarlos a la consecución de objetivos a futuro.
Asimismo,
habían conseguido que poseyeran un pensamiento lógico pero fue en este período
de optimismo que sobrevino un cambio radical en el aspecto físico de los
peludos.
Los
descendientes de los que fueron sometidos a las transfusiones de ADN, perdieron casi por
completo su pelambre y por tanto se hicieron más vulnerables, corriendo el riesgo de morir de
frío o de deshidratación, en caso de calor extremo, pero como estaban dotados
de inteligencia, los científicos no se dieron por vencidos y continuaron
experimentando con una de
las parejas escogidas al azar.
Muy
entusiasmados con los logros obtenidos, aspiraban más, querían acercar a sus
criaturas a la perfección. Así fue que resolvieron inhibirlos de apetitos
sexuales, suprimiendo, de manera inducida, el riego de hormonas como es
estrógeno y la testosterona en sus organismos, hasta concebir el éxito de su
trabajo y darlo por concluido una vez que constataran que eran competentes para
reproducirse tal y como se había planeado…a imagen y semejanza de ellos mismos:
sin pelambrera, erguidos, pero no tan altos como los Dioses-científicos ya que la osamenta de estos seres era notoriamente más
pequeña que las de sus creadores.
Debían
poseer además, comprensión y discernimiento para creer en deidades, así como manejar y respetar los códigos de ética
y moral.
Tomando
en cuenta lo antes narrado, me permito plantear mi hipótesis de las “Deidades
escalonadas”
“DIOS ES
LA ARMONÍA UNIVERSAL, ESA ENERGÍA QUE TODO LO PUEDE… ES EL TODO, ES LO QUE TIENE LA CAPACIDAD DE CREAR UN TODO DE LA NADA, LO QUE NOS OTORGA CON SU CREACIÓN, LA COGNICIÓN PARA
TRANSFORMAR Y MANIPULAR MÁS VIDA”
Claro que para plantear esta conjetura de libre pensador, utilizo como
recurso la ficción en la cual, Los “GRANDES SEÑORES”, maniobraron y
transmutaron vida, allá, muy allá, en los confines del universo. Fue así que se
convirtieron en los “Dioses” de una raza a la que pertenecían los cuatro
científicos prófugos. También ellos llegaron a este mundo, transformaron y
manipularon la vida. En definitiva, se convirtieron en los Dioses de este orbe,
los “Dioses del escalón inmediato”. Su creación los vería, ulteriormente, como
sus Dioses y quién sabe, nunca llegarían a enterarse siquiera que esos Dioses
eran, del mismo modo, creación de otros Dioses y estos, a su vez, de otros que
estarían en escalones más elevados y distantes.
El ensayo
iba camino al éxito. La
pareja de peludos, a quienes los científicos pusieron por nombres “ADEN”
y “EIV”, respondía positivamente a todas las evaluaciones. La meta era cada vez
más ambiciosa; no les alcanzaba con lo obtenido, pretendían hacerlos inmunes al
paso del tiempo y a las enfermedades, al igual que sus creadores.
De
momento, a pesar de estar dotados físicamente para la procreación, habían sido
bloqueados hormonalmente por los científicos. Los Dioses del nuevo planeta
todavía no creían propicia la cópula entre ellos ya que sería contraproducente
con las nuevas dosis de ADN que
los científicos continuarían donando y suministrando a sus flamantes
criaturas.
ADEN y
EIV, macho y hembra, vagaban y retozaban entre la benevolencia que la inmensa
bóveda subterránea les brindaba. Eran como niños sin estímulos sexuales que no
reparaban siquiera en su desnudez. La temperatura del ambiente era placentera,
la comida estaba al alcance de sus manos y las enfermedades y el dolor…
inexistentes. Vivían en un medio bastante análogo al del vientre materno.
Lamentablemente,
siendo la imperfección recurrente y hereditaria, a través de su ADN, los cuatro
Dioses del nuevo mundo se la habían transferido como legado genético a ADEN y
EIV.
La
inquietante avidez de ser igual a sus creadores iba apoderándose de EIV, cada
vez con mayor frecuencia e intensidad. Pasaba largas horas ensimismada,
observando las lucecillas exteriores de las naves mientras estaban detenidas en
los hangares. Las luces titilaban en una serpenteante secuencia que la
mantenían abstraída en tentadoras elucubraciones y presunciones tan
convincentes que aumentaban con el correr de los días.
ADEN y
EIV ya habían desarrollado la cualidad del lenguaje y el habla.
*-ADEN
¿Sabes por qué los Dioses no nos permiten subir a sus naves? Yo creo tener la
respuesta. Si lo hacemos, si subimos, podríamos llegar a ser como ellos…también
nosotros podríamos ser Dioses.-
**-Pero…
EIV, yo no quiero ser Dios. Somos felices, no necesitamos más.-
Pese a la
resistencia de ADEN, la inquietud ya estaba instaurada y se había grabado como
un estigma en la mente de EIV… ya no podía librarse de ella. Ahí seguían esas
lucecillas serpenteantes sobre las naves, incitándola a transgredir, a ir
contra lo prohibido… pero para infringir requería de la complicidad de ADEN.
Cometer una falta entre dos o más también era un reflejo condicionado que había
venido intrínseco al ADN de los Dioses y que ahora estaba en sus genes. La tentación de alcanzar la
igualdad con los que ellos consideraban sus divinidades era cada vez más
invasiva en EIV, convirtiéndose en una obsesión que de manera constante se
empecinaba en compartirla a ADEN, conminándolo a acompañarle a saltar la valla
de lo vedado.
Continuará...
ORQUESTA PARA LA PROFECIA
Todo
parecía logísticamente resuelto. Tenían un lugar seguro donde habitar, la facultad
de auto proveerse de alimento y aunque sólo había una hembra, se las
arreglarían de la mejor
manera para compartirla evitando en lo posible, conflictos por ello.
Los cuatro científicos llegaron al grupal
acuerdo de turnarse para la copula. La promiscuidad es vedada o permitida por
la moral y la ética, pero estas reglas sociales son dinámicas y sensibles a
adaptarse a las necesidades, y en este contexto, la promiscuidad era una
solución.
Concluida
la construcción y equipamiento del refugio, de manera subrepticia, amparados
por la complicidad de las noches, decidieron salir y aventurarse a explorar el exterior. Entre estos paseos exploratorios y de sondeo
aprovechaban para arrojar trocitos de algas en las aguas circundantes
con el propósito de que las mismas se aferraran al limo de las playas para
desarrollarse con sus nutrientes. Si ello ocurría, conforme fueran creciendo,
irían produciendo oxígeno en el perímetro, elemento vital para germinar tipos de vida como las que
ellos conocían. Es sabido que en cuanto aparece una forma de vida, esta
originará otras que pugnarán por devorar y alimentarse de la misma.
Efectivamente, las algas crecían y poco a poco
fueron produciendo oxígeno, propiciando más
vida pues fomentaban la aparición de bacterias y mohos que las parasitaban. En corto tiempo, la costa
fue colmándose de efervescente vida, siendo caldo de cultivo para nuevas formas
de vida. El tiempo transcurría y esas formas de vida primitivas iban tornándose
más complejas.
A fin de
lograr que cada permutación morfológica se convirtiera en herencia genética,
los científicos hacían cortos raid en pequeñas naves que habían construido y
dotado de alta tecnología para desestabilizar, por momentos los polos
magnéticos del planeta, plano
físico, que permitiría imprimir de manera indeleble cualquier variación en las
características físicas de estas emergentes formas de vida como información
perenne en su ADN transmisible a su descendencia. Con ello conseguirían que las
mutaciones sufridas por estos especímenes, fueran transmitidas a sus
descendientes, haciendo de su reproducción, réplicas casi exactas de sus
progenitores.
Lograr
todos estos cambios había llevado muchísimos años y por extraño que parezca,
los cuatro científicos no envejecían, ni siquiera había deterioro en su salud
física y sus facultades mentales. Permanecían jóvenes, saludables y muy
activos.
Trabajaban
arduamente en sus proyectos. La extensa bóveda subterránea en la que residían,
rebosaba de vegetales y frutas que brotaban incesantemente debido a las
aclimataciones artificiales que las estimulaban a ser fructíferas en toda época
del año.
En sus
pocos momentos de ocio, los tres
varones, respetuosos de lo estipulado, se alternaban para copular con la
mujer y por lo tanto, ella gozaba de licencias para pasar largas horas
durmiendo durante el día siendo mínimos sus quehaceres y obligaciones. Su única
labor impostergable era la de proporcionar placer carnal a los varones.
Cualquier otro compromiso podía esperar, y en caso de que fuera urgente, se le confería
el derecho de escoger a uno de ellos para que lo realizara en su remplazo, dadivas concedidas por su
exclusividad como hembra.
Lamentablemente,
los seres pensantes también tienen instalado en sus cerebros la tara ancestral
de anhelar la pertenencia exclusiva del ser que es objeto de placer. Sucedía
entonces que aunque racionalmente se intentara guardar cierta armonía entre esa
promiscuidad forzada, instintivamente los celos se exteriorizaran y de vez en cuando hubiera
rivalidades y discordias; no obstante, eran obligadamente disimuladas ante los
dictámenes instaurados e impuestos.
Más la
armonía, siempre es frágil y sensible a ser quebrantada. Con el paso del tiempo
notaron que ella, por alguna inexplicable razón, estaba incapacitada para procrear.
Grave contratiempo ¿Qué hacer con un mundo a su disposición si no hay prole a
quien entregárselo
en herencia? Resignarse a la esterilidad no resultaba sencillo de admitir y
mucho menos cuando ellos poseían el conocimiento para generar vida y
manipularla…facultad por la que habían sido condenados y obligados a huir… Pero el remediar ese detalle,
podía postergarse. Había problemas mucho más álgidos con urgencia por resolver.
En el
exterior, los seres vivos continuaban evolucionando, dando origen a nuevas
especies: arbustos y árboles frutales, insectos, reptiles, peces, anfibios,
aves y gran variedad de criaturas cuyos cuerpos estaban cubiertos de
pelambrera, pululando por doquier. Fueron incontables las veces en que el clima
sufrió cambios dramáticos. Gran parte de las aguas se evaporaron formando
nubes, cediendo su lugar a la masa continental visible.
Los
experimentos de manipulación genética eran constantes y sin distinción entre
todas las formas de vida existentes pero había un esmero especial en los que se
llevaban a cabo con los seres peludos.
Se
escogían parejas, hembra y macho, se les llevaba al interior de la caverna-refugio y allí se experimentaba con su ADN
intentando variar su información genética
para instalar
en ellos, habilidades, patrones de conducta y características físicas que los
acercaran en mayor medida, a prototipos que en un futuro pudieran resultarles
útiles como mascotas, mano de obra e incluso aliados, si se presentaran
circunstancias que lo ameritaran.
Conforme
iban progresando los intentos, los especímenes resultantes de estas manipulaciones eran liberados
en la superficie para que fuera la selección natural quien se encargara de
determinar si eran o no aptos para la supervivencia.
Tras
numerosos experimentos fallidos, los resultados se iban tornando prometedores. Los subsiguientes
peludos manipulados, habían desarrollado manos con dedos pulgares que les
permitían asir objetos y blandirlos como armas o herramientas. Sus columnas
vertebrales inicialmente
encorvadas iban asumiendo posiciones cada vez más erguidas, muy
semejantes a las posturas corporales de sus creadores, los cuatro científicos.
En los laboratorios todo era júbilo y las expectativas, muy esperanzadoras.
Había
llegado el momento crucial. Escogieron algunas parejas de peludos y luego de
comprobar su estado saludable, acordaron agregar a sus genes, ADN extraído de
los mismos científicos. El propósito era instalar en los cromosomas de los
peludos, la inteligencia y la cosmovisión de la creación divina.
Continuará...