viernes, 8 de julio de 2022

TIBIEZA




Ilustración y cuento de Oswaldo Mejía.


  (Derechos de autor, protegidos)



El suelo se muestra ondulante, cual remedo de pequeñas dunas. Me resulta muy incómodo mantener mi alocada carrera sobre este piso irregular, pero debo seguir. Estos boquicéfalos con cuerpo de niño me acosan amenazando con mordisquearme. Carecen de cabeza, en vez de ello solo poseen un enorme hocico con fuertes mandíbulas y afilados dientes.  Ya recibí varias dentelladas y mis pantorrillas sangran profusamente. La oscuridad reinante se suma a mis desventajas. Si tropiezo y caigo, de seguro me devorarán vivo. La reja aún es una meta lejana, mas no debo flaquear. Los mordiscos continúan. La jauría de boquicefalos no cesa de acosarme. Ellos no tienen ojos, pero ni los necesitan en medio de este mundo en penumbra eterna, se guían olfateando mi miedo. La incipiente luminosidad del farol en la entrada de mi castillo me avisa que ya estoy cerca de la reja…Solo unos metros más…solo unos metros y estaré a salvo. 

-¡¡AHHHHH!! ¡Malditas criaturas infernales! ¡Me mordieron el talón derecho! ¡La reja! La rejaaaaa¡-

Ya estoy a salvo de los boquicefalos, Este castillo es infranqueable para las criaturas de afuera, pero a la vez es mi celda y mi calvario. Cojo el farol y con su luz alumbro mis pasos. Aquí dentro el piso también es ondulante y se mimetiza con las paredes y el techo formando vistas fantasmagóricas más parecidas a cavernas, pero son mis habitaciones. En este lugar vivo, mas no deseo vivir aquí.

Mi guarida es segura contra los boquicéfalos, pero aquí dentro no hay comida, me alimento comiendo arcilla del suelo.

Mi propósito es huir, cruzar el campo de los boquicéfalos, y alcanzar la zona de la niebla…Algo me dice que al otro lado debe haber un mundo diferente. Hoy volví a intentarlo, pero como otras tantas veces, los boquicéfalos me lo impidieron obligándome a regresar.

Dormiré un poco y luego volveré a intentarlo. Quizás el sueño me revele un plan…

Esta vez no debo fallar. Até los puños de mi camisa, y en cada manga puse un trozo de roca, esto me servirá de arma. Sigilosamente abro la reja… ¡¡Y, a correeer!!

Salgo a toda carrera revoleando en molinetes mi camisa con los trozos de roca en el interior de las mangas. Apenas doy unos pasos y ya están los boquicéfalos. Empezó la cacería de la cual yo soy la presa. Corro…corro…corro, y ellos están allí, acechándome. Veo sus siluetas corriendo por mis flancos. No ceso de revolear mi improvisada arma…

Ya sentí el tirón de los primeros impactos. Pude escuchar el ruido emitido por la colisión de las rocas destrozando músculos y huesos…

Corro en línea recta, no debo variar mi rumbo o perdería mi norte en la oscuridad. Continuó mi carrera revoleando mi arma y repartiendo golpes a ciegas. Siento nítidamente como estrello las rocas contra los cuerpos de los fenómenos. Son golpes secos arrancando ruidos de osamentas quebradas.

Ya estoy en la zona de niebla. Puedo sentir su helada humedad. Ya no es necesario correr. Los boquicéfalos jamás se aventuran a adentrar en esta zona, le temen. Aquí hay luminosidad, aunque la humedad condensada es tan densa que no me permite ver más allá de mis narices. Tengo mucho frío, y estoy en medio de la nada.

Camino y camino entre el frío gélido y el silencio. ¿Es que acaso la soledad es mi condena?

- ¿Hay alguien allí? ¿Hay alguien allí? …¡¡Respondan por favor!! ¿Hay alguien allí? –




(Pieza única. Año 2014. Medidas: 80 X 53 cms. Precio $.600 dólares americanos)


6 comentarios:

  1. Es aterrador como somos prisioneros de nuestros pensamientos y más si van acompañados de la soledad que resulta ser nuestra compañera durante toda nuestra existencia maravillos escrito saludos Sr Osvaldo de

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  2. Conmovedor cuento .El hombre es un ser sociable por naturaleza. Cuando a la soledad se unen pensamientos perturbadores.Sus propios temores llegan a ser sus peores enemigos. Saludos, cordiales. Querido escritor y amigo Oswaldo .

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  3. Hola Oswaldo, tu cuento destila emociones y acción. Uno empatiza con el personaje pues, de alguna forma, todos hemos estado en algún momento queriendo escapar de algo. Uno desea que el personaje libre ese campo de boquicéfalos mordedores y encuentre algo bueno, al menos la paz, pero creo no será el caso.

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    1. Gracias por venir querida amiga... Y sí, mi personaje logró huir de los boquicéfalos, pero su realidad se diluyó en la incertidunbre.

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