viernes, 26 de agosto de 2022

BANMENELLA




Ilustración y prosa de Oswaldo Mejía.


  (Derechos de autor, protegidos)



Ni siquiera se distinguía el final que aguardaba la caída. A ambos lados, sólo un interminable vacío y una garganta voraz relamiéndose en desquiciante paciencia. Las lianas que sujetaban el puente colgante, así como los palillos que sujetaban a modo de piso, eran apenas un referente de un “aquí hacia allá” … Y la tentación de cruzarlo ¿Para qué? ¿Por qué? …Si no tenía objetivo ni destino visible ¿No era más cómodo esperar aquí a la patética señora que de todas maneras vendría por la monedita que llevaba bajo mi lengua?

Me hice anciano, estancado aquí, esperando una razón. Las arrugas decoraron mi rostro mientras perdía años y desperdiciaba oportunidades y emociones. Si ya no hay nada más de lo que pueda despojárseme ¿Por qué no ir hacia allá?  …Y hacia allá fui, hacia el final del puente.

Había recorrido un poco más de la mitad de aquel tenebroso puente cuando me percaté de su presencia. Envuelto de pies a cabeza con esos harapos, era una visión casi etérea… Apenas pude ver su carita de niño asustado.

- ¿Qué haces aquí niño, en medio de ningún lugar?

*Esperaba por ti. Llevo cincuenta y dos años aguardando tu llegada.

- ¿Cómo has podido esperar tanto tiempo y seguir siendo un niño? … ¿Por qué esquivas mi mirada? Déjame ver tus ojos y mirar bien tu rostro.

*Aún no es el momento de descubrirme por completo. Soy parte de tu pasado doloroso, y quizás mirarme de frente te espantaría.

- Tus ropajes, tu calzado, incluso tu biotipo, todo se me hace familiar.

*Soy quien tatuó en tu mente la inscripción “Si te enamoras otorgas a quien amas, el poder de acabar contigo o de inducirte al suicidio”.

- ¡No sé quién eres, pero me asustas! ¿Eres acaso uno de los demonios que con tanto celo cobijo dentro de mí?

*¡Sí, soy el peor de todos ellos! El que por protegerte intentó evitar que amaras.

-No quiero seguir escuchándote, continuaré el andar de mis últimos pasos.

*Continúa mensajero errante, pero recuerda que regresé por ti, pues soy tú mismo, y quería que nos diéramos otra oportunidad antes de que nos alcance el último sueño.

De manera Incomprensible, la luz cayó repentinamente, mas no me detuve. Continué mi andar entre la nada. A ciegas llevé mis manos a mi rostro. Entonces reconocí y acaricié mi arrugada piel, y lloré.

-Me hubiera gustado enamorarme y amar…








(Pieza única. Año 2015. Medidas: 80 X 53 cms. Precio. 600 dólares americanos)


7 comentarios: